03 | Querida señorita Potter

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03 | QUERIDA SEÑORITA POTTER

Ya todos estábamos bien despiertos en la cabaña para cuando se escuchó un nuevo BUM

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Ya todos estábamos bien despiertos en la cabaña para cuando se escuchó un nuevo BUM. Tío Vernon llevaba un rifle en las manos como hombre de las cavernas y me daba más miedo pensar en cómo podría dispararnos por accidente recordando cuánto nos odiaba, que la persona que seguía aporreando la puerta. Harry tomó mi mano y nos hizo retroceder, justo en el segundo en que un nuevo golpe violento tumbó la puerta sacándola de los goznes.

Abrí la boca, pasmada. Un hombre gigantesco apareció en el umbral. Su rostro estaba parcialmente oculto por una larga maraña de pelo y una barba desaliñada, pero se podían ver un par de ojos oscuros. Era tan alto que tuvo que inclinar la espalda para entrar. Se agachó, recogió la puerta y sin esfuerzo la colocó en su lugar. Se dio la vuelta y fijó su mirada en nosotros.

En mi mellizo y yo. No en el loco que cargaba un rifle.

Sin embargo, así de la nada, el hombre gigantesco nos sonrió con alegría.

—¡Ah, aquí están! —saludó con total confianza, como si nos conociéramos de toda la vida—. La última vez que los vi eran unas criaturitas rosadas. Vaya, son idénticos a su padre, aunque tienen los ojos de su madre —ladeó la cabeza—. Pero si tuvieras el cabello rojo, Danielle... La viva imagen de Lily...

Aquello activó mis alarmas y me separé de Harry, con una curiosa llama de esperanza en mi interior.

—¿Usted conoció a nuestros padres, señor?

—¿Que si los conoc...?

—¡Le exijo que se vaya enseguida! —gritó tío Vernon agitando el rifle peligrosamente—. ¡Esto es allanamiento de morada!

—Bah, cierra la boca, Dursley, grandísimo cretino —estiró una de sus grandes manos ocasionando que tío Vernon chillara como ratón. Le arrebató el rifle, lo retorció como si fuera de goma y lo arrojó a un rincón de la habitación.

Esto era quizá lo más extraño que había vivido, porque una fuerza así de descomunal era científicamente imposible. Sin contar que el gigante era demasiado... gigante, y que nos conocía a todos. Aún así, se notaba que mis tíos no eran de su agrado y con eso obtuvo mi completa simpatía. Yo me iba con él, sin dudarlo.

—¿Quién es usted, señor? —pregunté sentándome a su lado en el sillón donde se desparramó. Harry vaciló, pero se terminó sentando a mi lado por si las dudas. El gigante rio entre dientes.

—Es cierto, no me he presentado. Rubeus Hagrid, Guardián de las Llaves y Terrenos de Hogwarts. —Extendió una mano que acepté cortésmente y su apretón me sacudió todo el brazo. Repitió el proceso con Harry—. De todos modos, chicos, antes de cualquier otra cosa... les deseo un muy feliz cumpleaños. Tengo algo aquí. Tal vez lo he aplastado un poco, pero tiene buen sabor.

Mellizos Potter y la Piedra Filosofal | HP [01]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora