08 | PERRO DE TRES CABEZAS
Hoy comenzaban las clases de vuelo.
A Hermione eso no la tenía muy emocionada, pero yo no cabía en mí misma de la anticipación. Nunca había volado, ni siquiera en avión, así que esta era una experiencia que planeaba disfrutar en grande. Estaba tan emocionada que el hecho de que compartiríamos clase con Slytherin no fue suficiente para bajarme el ánimo, a pesar de que aquello tenía muy irritado a Harry.
En el desayuno, mi amiga se puso a parlotear sobre sus notas acerca del vuelo que había encontrado en un libro de la biblioteca: Quidditch a través de los tiempos. Neville y yo éramos los únicos que le prestaban atención, pues los demás pudieron caras de profundo y grosero aburrimiento. Cuando el correo apareció en el comedor, nadie disimuló el alivio de que Hermione fuera interrumpida de su lectura.
Me preguntaba seriamente qué podía hacer para que mi hermano se llevara mejor con ella. Era una chica agradable si le tenías paciencia. Bien, era verdad que era mandona, autoritaria y muy frígida ante las reglas, pero eso no la convertía en una persona cero interesante. Solo tenía una personalidad diferente. Tal vez fuera porque, a excepción de los Dursley, a mí ninguna persona me caía mal, porque me gustaba convivir con gente que era diferente a mí.
Excepto Draco y tal vez Snape. Estaban a un paso de subir al nivel de mi primo.
En el correo, a Neville le llegó un paquetito por parte de su abuela. Lo abrió con excitación y nos enseñó una bola de cristal del tamaño de una gran canica, que parecía estar llena de humo blanco.
—¡Es una Recordadora! —explicó—. La abuela sabe que olvido cosas y esto dice si hay algo que te has olvidado de hacer. Miren, si uno la sujeta así, con fuerza, y si se vuelve roja... oh... —palideció, porque la Recordadora adquirió un brillo escarlata—... es que has olvidado algo...
—Tal vez tenga que ver con que eres el único de nosotros en no llevar la túnica puesta —habló alguien de nuestra misma mesa. Era mi compañera de cuarto, Fay Dunbar. Todavía no hablaba con ella personalmente, pero al menos había dejado de acosarme con la cicatriz. Lavender y Parvati, por otro lado...
Neville enrojeció. Justo cuando iba a salir a buscar su túnica, una cabeza rubia le arrebató la Recordadora de las manos. Por supuesto, no podía tratarse de otro más que de Malfoy. Harry y Ron se levantaron de inmediato como si fueran a defender a Neville, pero yo sabía que era solo una excusa para pelear con él.
—Deja eso, Draco —le dije con fastidio, sentando a mi hermano a las malas. En cualquier momento podía saltar y morderle una oreja, no estaba segura—. La profesora McGonagall está cerca. Ella no te va a dar puntos por ser idiota como Snape.
Mi mesa se rio, pero me gané una mirada de odio del rubio y sus secuaces. Le regresó la Recordadora a Neville y siguió de largo, aunque estando a varios metros lejos miró por encima de su hombro en mi dirección. Inexplicablemente, me sentí muy nerviosa. Draco me daba mala espina.
—Eso fue divertido —Dean Thomas estiró la palma de su mano para que chocáramos los cinco, cosa que hicimos.
—Los niños a veces son tontos —murmuré poniendo la mano bajo mi barbilla. Hermione sonrió detrás de su libro y Neville, Seamus y Ron asintieron como diciendo «para qué negarlo», pero la voz de Fay volvió a escucharse, y posteriormente se cambió de lugar a uno más cerca.
—Y nunca cambian. Tengo un hermano siete años mayor que yo, y sigue igual de tonto que cuando estaba en el colegio.
Me hizo sonreír que por fin pudiéramos mantener una conversación normal sin que intentara mirar mi cicatriz. De hecho, a ella había dejado de interesarle.
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Mellizos Potter y la Piedra Filosofal | HP [01]
FanfictionDanielle y Harry Potter son un par de huérfanos que viven en el número 4 de Privet Drive, bajo la tutela de sus tíos Vernon y Petunia Dursley. Tras once años de una vida precaria llena de prohibiciones, encierros injustificados, mala alimentación y...