15 | Centauros

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15 | CENTAUROS

—Dame la pata.

Norberto gruñó.

—No me gruñas, jovencito. Dame la pata y yo te doy la rata, es un trueque justo.

El dragón de piel negra bufó sacando humo de sus fosas nasales, pero no me amedrenté. Lo miré desafiante con la rata muerta colgando de mi mano. Él la observó tendidamente, hasta que por fin alzó su ala puntiaguda en lo que parecía su definición de darme la pata. Asentí, complacida.

—Ha estado muy bien, toma. Buen chico.

La lancé y Norberto la atrapó en el aire, devorándola en dos segundos. La puerta de la cabaña se abrió y Hagrid entró con una canasta llena de alimento para el dragón. La puso en la mesa y vino a sentarse con nosotros.

—¿Cómo se ha portado?

—De maravilla. Mira, ya no me intenta morder cuando lo acaricio —acerqué la mano a su cabeza y Norberto la olfateó, abriendo la boca listo para morderme—. No, chico malo. Bueno, hace rato me dejó acariciarlo.

—Ya irá aprendiendo, dale tiempo.

Me giré hacia Hagrid, que miraba a su dragón con mucho cariño. Quise decirle que tiempo era lo menos que teníamos, pero no pude romperle la ilusión.

—Tal vez. —Agarré otra rata del bote por la cola—. Rostiza esta, Norberto.

El dragón soltó chispas por la boca. Aventé la rata y Norberto disparó lo que debió haber sido una llama de fuego, aunque a penas podía considerarse así. Era un cachorro todavía. Cuando expulsara verdadero fuego, estaríamos en problemas. Se la tragó de inmediato y sonreí.

—¿Sabes algo, Danielle? Me recuerdas mucho a ella.

Ambos observábamos a Norberto dormitar. Sus cuernos ya medían más de diez centímetros.

—¿A quién? ¿Mamá? Sí, me lo dicen mucho.

—No, no a Lily. Eres su viva imagen, pero no me refería a ella. —Giré en su dirección. De nuevo tenía una expresión de melancolía, la misma que puso cuando pregunté por Bubble y su dueña—. Hablo de Eloise.

—¿Eloise es la que dijiste que era tu mejor amiga, la que te regaló a Bubble?

—Sí, ella —dijo—. Eres muy parecida a Eloise. Eres talentosa e inteligente, como ella. Y todos te quieren, igual que a ella. Las dos comparten el mismo gusto por los animales. Si Eloise estuviera aquí, también me habría ayudado gustosa con Norberto. A ella no le importaba cómo la vieran los demás por juntarse con un gigante. En el colegio no muchos me hablaban, pero ella... Le advirtieron que se alejara de mí, y Eloise no los escuchó. Me quiso tal como era, me defendió tanto como pudo. Me dio su amistad sin fijarse en nada más. Tenía el corazón más noble que alguna vez hubiera conocido.

No sabía cómo proceder con esta conversación. A veces hablaba de su amiga como si estuviera muerta, pero a veces parecía que simplemente no tenía contacto con ella. Decidí indagar un poco.

—¿Dónde está Eloise, Hagrid?

—No lo sé, se fue hace mucho tiempo —rascó su barbilla con gesto ausente. Miraba fijamente a Norberto dormir, sin verlo realmente—. Eloise hizo algunas cosas... tomó algunas decisiones... No tan buenas. Todo eso le pasó factura al final, así que se fue. Era lo mejor.

—¿No has hablado con ella?

—No, llevamos más una década sin hablar.

—Y... ¿has pensado en buscarla?

Mellizos Potter y la Piedra Filosofal | HP [01]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora