20. Esas palabras

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Ethan Megalos

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Ethan Megalos

No sé cuánto tiempo llevamos solo los dos, hablando de lo que sea que se nos venga a la cabeza, ella está en una silla al lado de la cama de hospital donde aún estoy.

No hemos hablado del tema que nos mantuvo separados, aunque Oriana no lo sabe, ella planea olvidar todo y que sigamos con nuestras vidas, pero no, ella merece saber y todavía no se si las amenazas son reales, lo que todavía me aterra más y me dan ganas de coger a Oriana en brazos y encerrarla en una bóveda de máxima seguridad donde ni el aire pueda dañarla.

La quiero, como siempre pensé que podía llegar a hacerlo, desde el principio supe que ella seria mi destino, nos conocimos por casualidad y nos convertimos en el destino del otro, porque estoy seguro de lo que ella siente por mí, lo noto hasta en su mirada y temo cada día de dañarla.

De repente la puerta se abre y entra el primer escuadrón, en otras palabras, mi familia ¿Cómo diablos llegaron tan rápido de Miami? O mejor dicho ¿Cuánto tiempo llevo aquí?

—Mamá... ¿Cómo es que...— me interrumpe antes de acabar la pregunta.

—Llegamos esta tarde, pero no contestabas tu teléfono— perdón, estaba un poco ocupado tratando de respirar.

—Bueno— ¿Y ahora qué sigue?

Presentaciones.

—Ella es Oriana...— mi madre vuelve a interrumpirme.

—Ya nos conocimos— veo a Oriana y ella asiente con una pequeña sonrisa.

—Y tienes mala suerte— dice Anabell.

Oriana luce sorprendida y yo igual ¿Oria no les cayó bien?

—¿Por qué lo dices?

—Porque nos la vamos a robar— y se encoje de hombros, la habitación estalla en risas que eliminan cualquier tensión.

—Siempre dando sustos innecesarios— ahora habla Rosalin rodando los ojos.

Anabell se encoje de hombros con una sonrisa —Es parte de mi encanto.

—Sin duda son familia— quien habla es Oriana a mi lado, sacándonos otra sonrisa.

—Ya te puedes ir hijo— mi padre me tiende unos documentos que debo firmar, lo hago enseguida.

—¿Te quedaras solo en tu casa? — me encojo de hombros respondiendo a la pregunta de mi madre y ahí se arma una disputa entre mi familia de que no estoy "apto" para estar solo.

—Se puede quedar conmigo— interrumpe Oriana y todos se callan.

—¿Segura? — le pregunto en un susurro para que solo ella lo escuche, ella simplemente asiente por respuesta.

—¡Bien! Problema resuelto— habla mi madre con un entusiasmo por las nubes.

—¿Soy un problema? — pregunto en broma.

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