37. Golpe de realidad

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Ethan Megalos

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Ethan Megalos

—Ethan... Ethan despierta— escucho una voz lejana y suave... Angela... es la voz de Angela.

Poco a poco voy abriendo mis ojos acostumbrándome a la luz y veo a varias personas en la habitación, mi familia, Kate y Angela mirándome con una expresión en sus rostros que en el último año de mi vida he visto más a menudo... lastima.

—¿Qué está pasando? ¿Qué hacen todos aquí?— trato de sentarme y es cuando me doy cuenta que mis manos están atadas a la camilla ¿Volvió a darme otro ataque de pánico? Miro a mi alrededor buscando a la persona que hace falta en la habitación.

—Tuvieron que sedarte— responde, pero sigo perdido.

—¿Y Oriana?— pregunto al no verla en la habitación, mi madre empieza a llorar abrazada de mi padre y tratando de cubrir sus sollozos con sus manos y Angela mira a otro lado con sus ojos acuosos.

Y es cuando los recuerdos me golpean, cuando recuerdo como llegué aquí y mi respiración empieza a agitarse.

—Ethan ella murió— no, ella no puede haber muerto porque ella estaba en mis brazos, su pecho subía y bajaba, ella estaba mis brazos, ella... ella... ella no estaba.

—No... ella está bien, la ambulancia llegó— me uno con sollozos a los de mi madre.

—Cuando la ambulancia llegó estabas tu solo en la casa de Oriana— Angela trata de ocultar sus lágrimas, pero falla visiblemente.

—No es cierto, Mónica fue a la casa y atacó a Oriana, ella se estaba desangrando, pero no murió, su corazón latía— forcejeo con las correas que atan mis manos pero me siento débil y desorientado, siento que las fuerzas que me quedan solo me dan para respirar.

—No Ethan, eso no pasó nunca... Mónica está en la cárcel— la única que habla es Angela, pero me niego a creer lo que dice, no tiene sentido lo que dice, no cuando lo viví y lo sentí.

No cuando fue tan real.

—Si, a Mónica la liberaron, ella pagó su fianza y salió— forcejeo más con las correas lastimándome en el proceso.

—No... a ella le embaucaron todo, no hay forma de que salga de la cárcel— niego, tratando me alejar los pensamientos de mi cabeza que me dicen que es cierto lo que dice —Oriana murió ese día en el baño.

—¡No!— se me corta el aire, el oxigeno abandona mis pulmones, haciéndome sentir que muero.

Recuerdos traumáticos empiezan a golpearme.

Flashback

Voy hasta ella y su respiración es lenta, miro al lado de ella un frasco de pastillas para dormir y mi corazón se detiene.

Mi primera acción es llamar al 911 y luego la tomo en brazos y voy hasta abajo con ella donde Angela hace una mueca de horror al mirar el rostro pálido de Oriana, la ambulancia llega unos minutos después y vamos hasta el hospital, donde logran estabilizarla.

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