24. Confía

500 44 36
                                    

Confía en mi

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Confía en mi...

Confía en mi...

Confía en mi...

Llevo una maldita semana tratando de darle sentido a eso ¿Qué mierda quiere decir con "Confía en mí"? ¿Y qué él piensa? ¿Qué con eso ya voy a perdonar que se haya ido sin decirme nada? Si quiere que confíe en él debería de confiar en mí.

Dar para recibir ¿Cierto? En eso se basa casi todo, lo que doy recibo, tal vez no al instante, pero creo que es lo justo.

Maldito, maldito, maldito, supongo que él debió de imaginar que lo maldeciría mil veces y por eso se fue sin decirme nada.

Dios, lo odio.

No es justo ¿Por qué yo no puedo ser feliz? ¿Por qué no puedo estar con la persona que quiero?

Ya cansada de darle vueltas en mi cabeza, salgo de la ducha y me dispongo a prepararme para ir al trabajo, pienso si desayunar, pero no tengo hambre así que salgo sin más, en esta semana he estado yendo a todos lados con mi chofer Juan, ya que no quiero ser tan inconsciente y conducir con lo distraída que ando últimamente, no quiero ocasionar un accidente donde mueran personas o peor, animales.

No sé cómo puedes ser tan humana e inhumana a la vez.

Es un don.

Dos horas después siento que estoy muriendo, esto de no comer bien me está matando, mi estomago me está acuchillando por comida y siento todo mi cuerpo débil, decido ir a comer, pero mi cuerpo no quiere cooperar y mis pasos son débiles.

Ya cuando logro llegar a la cafetería que está en la primera planta mi vista esta borrosa y tengo que ir sujetándome ¿Todo esto solo por no comer? Maldición, siento hasta a mis oídos tamponados, mi cabeza la siento extraña, como si me doliera y no me doliera al mismo tiempo y mi vista sigue borrosa, tengo que detenerme porque siento que voy a caer.

—Oriana— escucho cerca de mí, casi no logro reconocer la voz, pero es Madison de marketing, más voces se unen preguntando que me paga y si estoy bien.

Estos estúpidos no se dan cuentan que estoy a punto de colapsar, que no me dejen caer, no quiero ningún puto daño cerebral, mis piernas fallan y me sostienen a tiempo, cuando mis ojos están a punto de cerrarse escucho una voz que reconozco llamarme.

Algo está haciendo ruido, un ruido molesto, a mi nariz llega un olor a antiséptico, un hospital, genial, acostumbrada a este tipo de ambiente abro mis ojos despacio acostumbrándome a la luz.

Cuando adolescente pasaba mucho tiempo en hospitales, con Angela, quien considero mi verdadera madre, pero en realidad es mi tía materna, pero no es famosa como mis padres ya que no es una hija "legitima" el padre de Mónica tuvo un amorío con su secretaria, Mónica y Angela no son muy amigas.

PoderososDonde viven las historias. Descúbrelo ahora