15. Aquelele

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Caminábamos por las calles de Nueva York cada uno con sus manos escondidas del fresco de la noche en sus abrigos y con sus mentes ocupadas pensando en esta noche

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Caminábamos por las calles de Nueva York cada uno con sus manos escondidas del fresco de la noche en sus abrigos y con sus mentes ocupadas pensando en esta noche.

— ¿Te gustó la película? — decido romper el silencio.

—Es una película muy hermosa, me encantó— me da una sonrisa sincera y vuelve su vista al frente.

—¿Cómo es que conoces tanto mis expresiones? — le pregunto entre risas mientras doblamos una esquina.

Se encoje de hombros y dice simple —Con el tiempo.

—Con el tiempo— lo imitó y niego con la cabeza —Y yo que pensé que era un libro en blanco.

—Si eres un libro en blanco... Pero hay veces que te quedas tanto tiempo viendo una superficie blanca que empiezas a ver pequeñas manchas en ella— no sé en qué momento dejamos de caminar, solo sé que estamos parados en medio de la acera mirándonos fijamente.

—Okey— y sonrío, él también lo hace y seguimos nuestro camino.

—Juguemos algo— dice finalmente Ethan.

Nos detenemos de nuevo, esta vez fui yo conscientemente, lo miro como si estuviera loco —¿No crees que estamos los suficientemente grandes para jugar?

—Nunca estaremos lo suficientemente grandes para dejar de jugar.

—¿Me vuelvo a plantear lo del tumor?

Creo que deberías, sí.

—¿Qué? — pregunta Ethan riendo... Ups, lo dije en voz alta.

—Nada— absolutamente nada pasó aquí, cambio de tema rápidamente —¿Y qué quieres jugar? ¿El escondite?

—Tampoco exageres... Vamos a hacer el juego de las veinte preguntas— y sonríe el muy canalla.

—Que cliché.

—Si... Lo sé, pero sirve para conocernos mejor.

—Okey— vemos una banca en un pequeño parque y ahí nos sentamos —Tu primero.

Él lo piensa un momento —¿Película favorita?

Wow.

Ni lo digas.

—¿Es lo mejor que tienes? — no puedo evitar preguntar riendo.

—Responde y deja de estar a la defensiva— me da un leve pechisco en mi brazo izquierdo y yo levanto ambos brazos en son de paz, riendo.

—Tengo dos... Mujercitas, la que vimos hoy y Forrest Gump— respondo luego de calmar mi risa.

—¿Es en la que Tom Hanks hace de una persona con problemas mentales? — simplemente asiento —Así que te gusta Tom ¿Ehhh?

Una sonrisa adorna nuestras caras —Me encanta, no me molesta que me lleve unos años, después de todo, la edad es solo un número.

—Si, los pedófilos aman esa frase, se identifican.

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