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¡YIBO!

Gritó al ver como el menor se desplomaba en el piso, corrió hacia él y lo levantó rápidamente para llevarlo a dentro. Lo acomodó en su cama y le quitó los zapatos, estaba frío eso no era buena señal.

Volvió a tocar su frente, y sí, la fiebre había desaparecido, pero en su lugar fue reemplazada con frío. Revisó su pupilas y estaban bien, pero fue cuando algo en sus labios llamó su atención, tenía una pequeña mancha que empezaba a tornarse verde, rápidamente revisó su cuello y efectivamente, también tenía una en ese lugar.

No puede ser — se alejó sorprendido.

— ¡CYRUS! — llamó y el can corrió hasta el cuarto de Zhan.

«¿Le sucedió algo a Yibo?»

— Ve al jardín... Ve la jardín y trae la flor de lira, passiflora, lágrima de la llama púrpura y Melisa.

«¿Por qué? ¿Zhan, qué sucede con Yibo?»

— Lo envenenaron. ¡Ve por esas plantas ya antes de que le veneno se expanda más! — dijo para salir corriendo de la habitación y abrir la compuerta del laboratorio.

De allí sacó una caja y algunos recipientes, subió de nuevo y dejó las cosas en la pequeña mesa que tenía en su cuarto, salió nuevamente y a los poco minutos regresó con un recipiente con agua tibia y un trapo. Le quitó la camiseta y los pantalones, dejándolo solo en ropa interior. Allí puedo ver como las manchas comenzaban a extenderse por su cuello, algunas en su pecho y una que otra en sus muslos. Con cuidado, lo acomodó mejor en la cama y humedeció la toalla, tiró el cabello del menor hacia atrás y colocó la toalla, para luego pasarla por sus brazos, rostro, manos, torso, piernas y pies.

«Zhan, aquí están» anunció el can dejando las plantas que traía en su hocico sobre la cama.

— Cyrus, necesito que salgas de la habitación y refuerces el escudo. No puedes estar aquí, si el veneno fue en polvo podría afectarte a ti también, cuando yo te diga que es seguro entras. ¿De acuerdo chico?

«De acuerdo Zhan» Cyrus salió y Zhan cerró la puerta de la habitación.

Rápidamente tomó todas las plantas y fue al baño a lavarlas muy bien.

Una vez lavadas, las dejó en un recipiente de algo parecido al barro, quitó todas cosas que tenía en su mesa y abrió la caja, dejando ver algunos frascos y goteros. Tomó la lira que el can había traído y la hechó a un mortero para empezar a molerla, siguió con la pasiflora a la cual le arranco unos cuantos pétalos, luego tomo algunas semillas de la lágrima de la llama púrpura, para finalizar con la melisa. Cuando ya tuvo todo convertido en una masa pastosa, lo pasó al recipiente de barro, con su mano izquierda hizo que una llama color violeta mezclada con el color blanco apareciera, con su otra mano colocó el recipiente encima de la llama obligándola a flotar y a girar en circulos.

Con su mano libre tomó uno de los goteros y le agregó la escencia. Instantáneamente todo empezó a burbujear, luego tomó uno de los frasquitos y le hecho todo el líquido que contenía, esperó unos cuantos minutos más y con ayuda de un trapo tomó el recipiente, pasó todo el contenido a un cuenco de cerámica, tomó otro gotero y con cuidado agregó dos gotas que al caer, se volvieron polvo y como consecuencia hizo que el líquido se enfriara dejando de humear rápidamente.

Se acercó donde Yibo y se sentó en la cama, con la ayuda de su mano libre, tomó la cabeza del menor e hizo que el elixir pasara por su garganta. Una vez se lo tomara todo, se paró a buscar un frasco y volvió a sentarse al lado del menor, destapó el frasco y colocó un poco del líquido en sus manos, para después colocar un poco, cerca de los oídos del menor, en las esquinas de la boca, debajo de los ojos y un poco en las fosas nasales, para por último, tomar sus manos y empezar a usar su llama interna y comenzar a refinar el medicamento.

Pasó cerca de una hora con algunos minutos, y Zhan estaba empezando a debilitarse, debía descansar pero para él, mantener a Yibo con vida era más importante que descansar. Por ese motivo siguió así por un par de minutos más, y cuando vió que las manchas habían empezado a desaparecer, paró. Se quedó un momento sin hacer nada, solo respirando de manera calmada, estaba cansado, muy cansado.

Un rato después, se levantó de la cama y fue por otros frascos y goteros, puso su contenido en el mismo recipiente que había usado hace unos cuantos minutos atrás, y repitió el proceso. Lo calentó todo, lo puso en un cuenco, está vez le agregó una escencia en polvo y se la dió al menor.

Tomó las sábanas y lo arropó, le puso la toalla húmeda en la frente y se alejó para posicionarse en el centro de la habitación. Con sus mano empezó a extender energía, la cual se apoderó de todo el cuarto, volvió a juntar sus manos creando una pequeña esfera amarilla. Su ceño se frunció al ver las pequeñas bolitas negras dar vueltas

en la esfera de energía que mantenía en sus manos.

Intentaron... Esto es polvo — susurró mirando con detalle.



Luego de un rato salió de la habitación y se encontró con el can sentado en el sofá.

— Ya puedes entrar...

«¿Cómo está Yibo?»

— Tenemos que esperar a que despierte — dijo sentándose en un sillón.

«¿Y eso en cuánto tiempo será?»

— Espero que en uno o dos días, los venenos actúan manera diferente en distintos cuerpos, aunque Yibo ni siquiera ha recibido entrenamiento espiritual, no sé que tanto le vaya a afectar y estoy preocupado, si no despierta en dos días, su cuerpo empezará a descomponerse y fuerza interna tratará de reponer el daño, eso no nos conviene.

«¿Qué veneno le dieron?»

— Por lo que vi, parece ser el veneno de las montañas oscuras del sur, lo sacan de la profundidad de una cueva, allí vive una serpiente espiritual, que se encarga de custodiar la cueva y sus secretos, nadie pasa más allá, su veneno es demasiado fuerte y son muy pocas las personas capaces de contrarrestar los efectos.

«¿Tú eres uno de ellos?»

El pelinegro asintió.

— La reina también, de hecho, curó a las pocas personas que llegaron a envenenarse. Ella me enseñó y no cualquiera puede hacerlo.

«¿Por qué no?»

— Cuando aprendes alquimia, lo primero que te van a enseñar es a perfeccionar tu llama. Luego de eso ya puedes empezar a refinar el medicamento, pero el medicamento que usé en Yibo necesita ser refinado cuando está dentro del cuerpo. Es una técnica secreta porque si la persona que está refinando ese medicamento se equivoca, podría dañar la fuente de energía espiritual de la persona, o, podría hacerle daño físicamente.

«Ya veo... ¿Por qué mejor no descansa mientras yo lo cuido?»

— Gracias amigo.

Cyrus se bajó del sofá y fue hasta la habitación del mayor. Mientras que Zhan aprovechó y se dirigió a la habitación de Yibo para trata de descansar un poco y recuperar energía.

Pasaron unas cuantas horas cuando empezó a escuchar los ladridos del can, Cyrus casi nunca ladraba por lo que se paró rápidamente y corrió hasta su cuarto, ahí vió a can soltando quejidos y tocando con su nariz la mano del menor.

Se acercó y tocó su mano, estaba fría de nuevo, puso su mano en la frente y no había fiebre, simplemente sudor.  Soltó un suspiro aliviado.

— Tranquilo, su cuerpo está expulsando el veneno, pero aún así necesita ayuda.

Se sentó a un lado del menor y tomó sus manos, cerró sus ojos y comenzó a reparar lentamente para poder relajar su cuerpo y serenar su mente.

Debía estar concentrado, puesto que no podía hacerle daño, en ningún momento y de ninguna manera.

Nuevamente los minutos pasaron y Zhan tuvo que alejar sus manos para descansar.

Volteó su cabeza para mirar a Yibo, cerró sus ojos, dejó caer su cabeza hacia adelante y soltó un suspiro.

Por favor, despierta lo más pronto posible.




J A S ▪︎ ||Just A Second|| ▪︎ [YiZhan] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora