J A S ▪︎ ||Just A Second|| ▪︎ [YiZhan]

11

Al día siguiente.

Zhan había ido a la universidad para hacer su trabajo, pero al parecer estaba en una situación un poco incómoda.

— No sea así profesor Xiao, aún no hemos celebrado su ingreso.

— Enserio me encantaría, pero como ya le dije, no puedo.

— ¿Qué es lo que no lo deja ir maestro? — habló una de las maestras.

— Mi esposo, mi esposo se enfermó el día de ayer y no hay nadie en casa entonces debo de ir a cuidarlo — sonrió nervioso.

— No sabía que era casado, ayer no me pareció haberle visto un anillo — dijo una de las mujeres.

— De hecho, nunca me lo saco — mostró su mano izquierda dejando ver como un anillos de oro adornaba su dedo anular.

Pudo ver la cara de decepción de algunas y algunos de los profesores, sin más que añadir hizo reverencia y salió de la sala de maestros.

Llegó hasta su camioneta y condujo lo más rápido las leyes de tránsito se lo permitían hasta su casa. Al llegar se topó con Cyrus.

«Que bueno que ya llegaste Zhan»

— ¿Le sucedió algo? — dijo mientras se quitaba el saco y desabotonaba los primero botones de la camisa, para luego subirse las mangas.

«La verdad no, empezó a sudar e hice lo que me dijiste, mojé la toalla y la puse en su frente, pero de todos modos no es lo mismo que lo cuide yo a que lo hagas tú» el mayor asintió.

— Lo siento por eso, pero no podía faltar, no es excusa pero, no podemos levantar sospechas, de todos modos igualmente todos ahora piensan que soy casado, buen día para ponerme anillos ¿no? — sonrió débilmente.

Ambos entraron al cuarto y vieron al menor descansar, se acercó a él y quitó la toalla de la frente.

— ¿Cómo estás pequeño? — dijo peinando los cabellos del menor hacia atrás.

— ¿Crees que despierte pronto? — dijo el can mientras se acostaba al lado de Yibo.

— No lo sé Cyrus, si el veneno lo hubiera recibido alguien como HaoXuan o yo, los efectos debieron haber pasado ayer mismo, pero, para alguien como él... Me preocupa.

«¿Descubriste algo estando allá?»

Zhan negó.

— Absolutamente nada. Por las que intente encontrar algo que fuera sospechoso, todo era tan normal.

Ya era domingo, habían pasado cuatro días y Yibo no despertaba, esto a Zhan lo preocupaba demasiado.

«¿Zhan, por qué no despierta?»

— No lo sé, ya debería haberlo hecho, sus labios están perdiendo color.

Dijo pasando sus manos por su rostro.

«Hay que hacer algo Zhan. ¿Puedes hacer algo?»

El pelinegro se quedó un momento en silencio mirando a Yibo dormir.

— Hay algo... — dijo asintiendo. — Pero eso implicaría dejarlo aquí por dos días, o lo llevo conmigo y corro el riesgo de que nos atrapen a ambos o lo dejó aquí solo y desprotegido, ninguna es factible.

«¿Y qué es ese algo?»

— Existe una planta llamada cenizas de Tesa, solo crecen en las montañas de Rita al norte de Scora, es un viaje un poco peligroso, pero... Nunca pensé que algo así sucedería y no tengo esas semillas conmigo, pero no hay otra solución y no me atrevo a dejarlos solos.