J A S ▪︎ ||Just A Second|| ▪︎ [YiZhan]

17

— So-soy Zhan — esta vez se escuchó con claridad y el castaño fue a abrir la puerta.

Al hacerlo, solo pudieron ver que el mayor que luchaba por mantenerse de pie, se desplomara inconsciente.

— ¡ZHAN-GE!

Rápidamente se agachó junto a su mayor y con cuidado de no lastimarlo más de lo que ya estaba, lo levantó y lo llevó hasta la habitación principal.

— Está sangrando mucho. ¿Qué hago?

Dijo al ver cómo las sábanas comenzaban a teñirse de rojo.

— ¿Cyrus, qué debo hacer? — preguntó angustiado.

«Las heridas creadas por las armas de nuestro planeta no se pueden curar sin que uses sus métodos. Zhan tú han estado estando alquimia, casos como estos fueron los primeros que te enseño, confía en tus instintos y usa ese conocimiento»

— De-de acuerdo — con cuidado sacó la chaqueta y camisa del mayor, pudo observar las heridas de su abdomen y hombro.

— El sangrado, es leve entonces... Te-tengo que aplicar presión.

— ¿Cyrus podrías traer tu maleta?

«Sí» respondió el can corriendo hacia la sala, pocos segundos después llegó con la maleta.

Yibo la tomó sacando el kit de primeros auxilios, al abrirlo se encontró con lo que buscaba, gasas, vendas, guantes y más.

Caminó hasta el baño lavándose muy bien las manos y volvió para colocarse los guantes, tomó uno de los paquetes de gasas y con algo de torpeza, presionó la herida en el abdomen de Zhan, la cuál era un poco más alarmante.

Estuvo por unos minutos pensando en qué hacer a continuación, las heridas causadas por las armas de Scora no sé curaban cómo una herida normal, así que debía pensar en algo. Zhan le había enseñado qué hacer ¿Por qué en ese momento no recordaba nada?

— Haa... No sé que debo hacer — susurró agachando su cabeza.

— Primero tienes que calmarte... — levantó su cabeza rápidamente al oír la voz de Zhan, quien le sonrió débilmente.

— Y-yo, yo no...

— Calma.

Yibo asintió respirando de manera profundamente. Un par de segundos después, habló.

— ¿Cyrus, hay milenrama y... — negó con su cabeza soltado un insulto en forma de susurro.

— Tranquilo.

— No sé cómo... Lo siento.

— Equinacea... Cyrus, milenrama y equinacea.

«En una de las cajas que trajimos olí un poco»

El can volvió a salir de la habitación, dejando a Yibo y Zhan solos.

— Debes de dejar de permitir que el miedo te controle... Porque en vez de avanzar, estás retrocediendo.

— Tengo miedo a perderte... No quiero perderte.

— Aunque me pierdas... Yibo, no debes de dejar que el miedo se apodere de ti y te controle a su placer, no puedes permitirlo. 

— Es la primera vez que experimento algo como esto.

El mayor sonrió con empatía.

— Entonces considera esto como una prueba más