Capítulo 34

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Pov Ed

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Pov Ed. 

—¿Está llorando por mi culpa? — fue la primera pregunta que se me vino a la cabeza. — ¿Qué debo hacer? Si entro ahora mismo sabrá que estoy espiándoles, pero si no entro dejaré que la persona que quiero sufra por mi culpa. 

Mi cabeza en estos momentos no sabe como reaccionar.  —¿Debería pasar?— pensé. — En caso de que Zeta me viera a mi llorando ni se pensaría el qué hacer, y sin embargo yo estoy aquí cuestionando mis actos. 

No obstante, eso no me duró mucho, ya que sin previo aviso la puerta se abrió y Zeta se posicionó frente a mi. 

—¿Necesitas algo, enano? — quiso saber. en respuesta elevé la cabeza para mirarle, y cuando eso ocurrió las lagrimas de sus ojos ya no estaban. No había ni rastro de ellas, salvo el cansancio presente en su mirada, junto a la preocupación y el enrojecimiento ocasionado por ello.   

—N-no, n-no, yo...yo sólo, sólo, sólo estaba, quiero decir, quiero saber cómo estabas. — acabé diciendo finalmente después de mucho esfuerzo. 

—No te preocupes. — y acto seguido me abrazó, posicionando después su mano en mi cabeza y acariciando mi cabello. — No dejaré que nadie te haga daño, mi pequeño. 

Al escuchar sus palabras mi cuerpo sintió un cúmulo de emociones. Felicidad, tristeza, melancolía y añoranza. No sabía que contestar ni tampoco cómo responder ante estas situaciones, por lo que de mi única respuesta fue aferrarme a él con todas sus fuerzas. Sin quererlo ni pensarlo mis emociones me traicionaron y acabé llorando. No sabía porqué lo hacía, tampoco tenía ni idea de en qué momento me había vuelto tan dependiente emocionalmente de alguien. 

— Shh, todo saldrá bien pequeño. — escuchaba decir al chico que me sujetaba entre sus brazos mientras yo rompía en llanto. 

— Yo no quiero que te pase nada, pero no sé que puedo hacer para ayudarte. Tan sólo soy un estorbo para ti. — dije mientras el llanto no hacía más que incrementarse. 

—No digas tonterías. Es sólo que estás cansado. — dijo tranquilo — Deberías descansar, aunque antes te traeré algo para comer. — comentó, a lo que yo asentí. 

—Chicos, siento interrumpir la escena. — comentó el chico que nos recibió antes en el apartamento. — Pero creo que todos deberíamos descansar.  —  afirmó. — En cuanto a lo de comer, lo acepto; todos deberíamos comer algo, pero no creo que sea buena idea que nadie baje a comprar nada ahora, es decir, es mucho más precavido y menos sospechosos pedir comida a domicilio. — dijo obvio. —Además, cuando llegue el repartidor, saldré yo a recibirlo, así no os tenéis que preocupar por si alguien os reconoce. 

—Gracias, Kim. —mencionó agradecido Zeta, nombrando así a aquél chico que yo no sabía porqué nos ayudaba. 

—Para eso estamos, ya lo sabes. — y tras eso sacó lo que supuse que sería su teléfono y comenzó a maniobrar algo con él. — Decidme qué os apetece comer. 

—Me da igual. — comentamos Zeta y yo al unísono. 

—Vale parejita, tranquilos. — bromeó entre risas. —Pues que sean unos tallarines entones, que llevo mucho sin comerlos. 

Tras eso Zeta me llevó a una de las habitaciones, en las cuales se recostó en la cama, pero sin llegar a tumbarse del todo, y yo me tumbé a su lado. 

—Descansa hasta que llegue la comida, yo te aviso. -— demandó, a lo que yo asentí. 

Narrador omnisciente.

Una vez el pequeño Ed se tumbó, quedándose dormido en unos instantes, Zeta se levantó de la cama, no sin darle un beso antes al menor. 

Tras eso se dispuso a ir a fumarse un cigarrillo y tratar de despejar la mente en la medida de lo posible. Mientras se lo encendía, y daba la primera calada, Kim se acercó a él. 

—No sabía que que habías empezado a fumar.

—He empezado a hacer muchas cosas. —susurró melancólico. 

—Zeta, no te preocupes. No dejaré que Rosé haga nada. — trató de tranquilizarlo. —Esta vez entrará a un buen psiquiátrico del cual no podrá salir. 

—No es eso lo que me preocupa. —Apuntó, al mismo tiempo que dirigía su mirada hacia la habitación en la que se encontraba Ed. 

—Ya veo que has empezado a hacer muchas cosas. — Señaló. — ¿Desde cuándo? —Quiso saber esta vez. 

—¿Desde cuándo qué? — le respondió con la misma pregunta. 

—¿De verdad te piensas que no sabes a qué me refiero? Desembucha anda. — Y seguido de eso cogió un cigarrillo de la cajetilla y fumó junto a él. 

—No lo sé. — dijo sincero. 

—Ya veo. ¿Vas en serio? 

—Supongo. 

—Si no es así, ya sabes que no te merece la pena que... — y sin dejarle seguir le cortó. 

—Va en serio. Lo sé. Ha sido el único, el único que ya sabes...— murmuró sin terminar la oración. 

—Ya sabes que no estás sólo en esto. — y seguido chocó su hombro con el del mayor, robándole así una sonrisa. —"menos mal que te tengo a ti, sino no sabría que hacer." — Puedes decirlo, eh. No te va a pasar nada. 

En respuesta a eso Zeta le miró y ambos comenzaron a reír. — No te voy a dar ese placer, pero he de decir que sí que es cierto. —Gracias por ayudarme cuando no tienes porqué hacerlo, Kim. —pensó el mayor. 

Continuará...

Espero que hayáis disfrutado del capítulo tanto como yo escribiéndolo :) Es el segundo capítulo que tiene música de fondo, no sé si alguien la escucha mientras lo lee xd. 

También me paso para deciros que Zeta ya tiene nueva portada. ¿Qué os parece? ¿Os gusta? Espero que si :) 

¡Dicho esto, espero que tengáis buen comienzo de semana!

Hasta el próximo lunes :)

PD: en cuando a la otra novela que tengo (Eros) se encuentra pausada hasta que finalice los exámenes, que es dentro de un mes. Siento mucho la demora. 

Zeta (Gay/+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora