Ambas parejas yacían con sus respectivos amante en sus habitaciones. Zeta, con su pequeño y atormentado Ed. Rim, con su inteligente y valiente Marta. Por otro lado, Kim permanecía en la sala de estar, donde se encontraba la apaleada Aner.
— Supongo que te dolerá no poder tener a alguien así tu también. — comentó de forma repentina, tratando de hacer daño al coreano.
— Aner, supéralo ya, por favor. — dijo con cansancio. — Con esas palabras no consigues hacerme daño, sólo demuestras lo vacía y dañada que tú estás. — se sinceró el pelinegro, sin ánimo de ofenderla, tampoco buscaba discutir, simplemente estaba cansado de los continuos intentos de la pelirroja por hacerle sentir sólo. Él ya había superado aquella pérdida tan dolorosa para él. Tratar de echar más leña a ese fuego ya apagado era inútil, y parecía que aquella chica no era consciente de aquello.
— ¿Vacía yo? Vacía estaba tu amigo que... — Kim la interrumpió mientras decía eso.
— Amiga, en femenino, por favor. — corrigió. — dirígete a las personas en relación a sus respetivos géneros, por favor. — explicó educado. — Además — dijo antes de hacer una pausa y mirarla — ¿Sabes qué? Las conversaciones contigo son demasiado aburridas y repetitivas. Siempre estás con tus ataques transofobos sin justificación alguna. Renueva el repertorio, amiga, que cansas. — y tras decir eso sacó cinta adhesiva de una mochila situada encima de una silla y cortó un trozo y le tapó la boca. — Cuando tengas algo más que decir a parte de comentarios de odio y des pie a otros temas de conversación, estaré encantado de hablar contigo, peor hasta entonces, calladita. — replicó eso último mientras hacía un gesto encima de su boca a modo de cerrarla con una cremallera.
Mientras tanto, Zeta había llegado con él. Había dejado al menor en la habitación, se había dormido mientras este le acariciaba el pelo.
— ¿Ocurre algo? — preguntó señalando la boca tapada con celo de la chica que continuaba sentada en el suelo.
— No nada, sólo que no paraba de parlotear sobre cosas sin sentido, debe ser que está sufriendo de alguna alucinación o algo. — soltó a modo de burla, comprendiendo su amigo que no era nada grave y que si Kim lo había hecho alguna justificación habría.
— Vale guay. — expresó de forma altanera. — Por cierto, cambiando de tema. Al final no se le ha dado el somnífero. — señaló mientras cogía el vaso que momentos atrás le había arrebatado de las manos a su pequeño que ahora yacía en la cama dormido. — Tiene que tener una cara de niño preciosos dormido ahora. — pensó evadiéndose por unos instantes. — Voy a preparar otro que sólo lleve una pastilla. — dijo antes de tirar lo que Ed había preparado.
Al cabo de unos minutos el pelinegro de mayor altura apreció de nuevo con el mismo vaso en la mano pero con el contenido distinto a la última vez. Se acercó al lado de la pelirroja, retiró el celo de la boca de esta y acercó el vaso a sus labios. La chica, de forma demasiado obediente para Zeta, comenzó a ingerir el líquido que el vaso sostenía. Y cuando parecía que se lo había terminado se echó hacia atrás con la cabeza dando a entender que necesitaba coger aire.
— Una lástima que no sea tu leche la que me estoy tragando. — y tras acabar la oración escupió el líquido que había ingerido sobre la camiseta de Zeta. — Y ya sabes que yo soy más de escupir que de tragar.
— Aner, sabes que tengo poca paciencia. — dijo antes de mirar a Kim y asentir con la cabeza. Ahora los dos chicos se encontraban rodeando a la muchacha. Kim la sostenía la cabeza por atrás y por la barbilla, mientras Zeta apretaba las fosas nasales impidiendo el paso del aire por la nariz y obligándola a abrir así la boca para coger aire y así ingerir lo que quedaba de líquido.
Ahora ya podía olvidarse por unas horas de la pelirroja y dedicar su tiempo a organizar su próxima jugada. Al mismo tiempo que ya se encontraban sentados en el sofá apreció Marta.
— Hola chicos. — soltó en un tono sereno.
— Hola bonita. — respondió Kim de forma amable, sin secundas intenciones.
— Vamos a pensar en nuestra próxima jugada, para ver como podemos esquivar a mi madre. — comentó Zeta algo cansado. — Aunque si nos podemos librar de ella, mejor. — se sinceró. — Por cierto. —dijo cambiando de tema. — ¿Y Rim? — preguntó sin ver a la otra chica.
— Ah, está con Ed. — informó restándole importancia ala asunto.
— Bueno, vamos a ponernos a ver qué podemos hacer para alejar a tu madre lo máximo posible o ver que podemos hacer para librarnos de ella. — habló Kim.
— Y no nos tenemos que olvidar de nuestra otra amiga. — expresó la más bajita allí presente señalando a la mujer que estaba sentada en el suelo cabizbaja mientras caía en un largo letargo debido al somnífero.
Pasó poco más de una hora, quizás dos, los chicos habían perdido ya la noción del tiempo. Ahora se encontraban en diferentes posiciones. Marta estaba sentada, con las piernas cruzadas, junto a Zeta en el sofá, mientras sujetaba uno de los ordenadores portátiles que Kim le había dejado prestado. El pelinegro que estaba junto a ella en el sofá sujetaba su cara con su brazo derecho, mientras que con el izquierdo se dedicaba a hacer rotar el boli entre sus dedos con la otra mano, y en sus piernas, posaba una pequeña libreta.
Kim, por su parte, estaba en el suelo, con las piernas cruzadas como un indio, mientras, al igual que la morena bajita, sujetaba otro ordenador portátil. Ambos chicos estaban tecleando a toda velocidad y de vez en cuando se paraban a hablar. Zeta, por su parte, apuntaba todos los datos que aquellos dos celebritos consideraban importantes o que tuvieran alguna relevancia.
— Tenemos muchas cosas aquí apuntadas. — observó Zeta mientras pasaba las páginas de su cuaderno. — ¿Todo esto nos será útil? — decía mientras observaba cantidades de dinero, lugares, direcciones, vuelos, nombres de familias — de origen asiático —supuso. No entendía nada y mucho menos se imaginaba lo que aquellos dos tramaban.
— ¡Lo tengo! — dijeron Kim y Marta al unísono.
Continuará...
Hasta aquí el capítulo de este lunes. Espero que vuestro fin de semana haya sido lindo y tranquilo, y para aquellas personas que ya han comenzado los estudios espero que se os esté dando lo mejor posible. ¡Mucho ánimo de mi parte!
Sin más dilación, hasta el lunes pececillos.
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Zeta (Gay/+18)
RomanceTodos tenemos ese "crush" que creemos que es inalcanzable y efectivamente lo es, incluso para el adorable y pervertido Ed, que está locamente enamorado de Zeta. Novela homosexual así que si no te gusta, te invito a buscar otras historias de otros gé...