Pov Ed.
—¿Con que un sesenta y nueve, eh? — sentí como sonreía perverso Zeta al mismo tiempo que arqueaba de forma repentina mis piernas, pasando a tener a su disposición mis glúteos. — ¿Esto te gusta? — me preguntó antes de sentir como mordía mi trasero.
— Ahh — respondí con un gemido. — ¿Y a ti te gusta esto? — pregunté lamiendo toda la extensión de su miembro, a lo que recibí un gemido y una mordida en mi nalga derecha por su parte.
Continué lamiendo el gran falo de mi compañero. — Antes esto sólo hubiese sido una fantasía sexual para mi. — pensé en la medida de lo posible, ya que todo mi cuerpo le dedicaba la atención a las acciones de Zeta.
Sentía como su lengua me penetraba una y otra vez, a la par que introducía su dedo y su lengua volvía a arremeter contra mi. Mi espalda estaba lo más arqueada posible en respuesta a los continuos ataques que recibía por parte del chico que me provocaba perder mi razón de ser.
Por mi parte, trataba de emplear todo lo aprendido, para poder darle el mismo placer que yo estaba recibiendo. Con mi mano izquierda me apoyaba en la cama, y con la derecha sujetaba su voluminoso falo, tratando de abarcar toda su extensión, cosa que me resultaba imposible. Mi dedos no podían unirse debido a su anchura y mucho menos podía cubrir toda su extensión.
Trataba de meterlo todo en mi boca, cosa que me resultaba imposible, pero lo compensaba con las suaves lamidas en su rosado glande.
No obstante, mis acciones fueron interrumpidas cuando sentí que me agarraba por las cadera y me jalaba hacía él. En esta postura mi miembro quedaba a su entera disposición. Para facilitarle el trabajo levanté mi cuerpo. De esta forma percibía como Zeta lamía mi entrada a la vez que masturbaba mi erecto miembro, y volvía a succionarlo.
Por mi parte para compensar todas las sensaciones que percibía apoyé mis codos a ambos lados de su cadera, y, con amabas manos, di paso a masturbar su hombría. Continuamos así hasta que le avisé de que si seguíamos yo iba a venirme, a lo que recibí como respuesta una orden.
— No te puedes venir todavía. — sentenció. — No lo hagas aún. Quiero disfrutarte un poco más.
—Si me dices eso lo único que haces es excitarme más jolines. —contesté apretando mis piernas a sus costados y tratando de contenerme lo máximo que podía.
— Levántate un momento. — pidió a la par que me daba unos suaves golpecitos en las nalgas. Obedecí, quedando así los dos sentados en la cama. — Ven. — solicitó.
Movió mi cuerpo de tal forma que finamente supe qué postura quería hacer.
— ¿A—A cuatro? — quise saber.
— ¿No quieres? — cuestionó don un tono de preocupación.
—Cla— Claro que quie— quiero... jolines. — susurré.
— ¿Qué ocurre mi niño? — me preguntó sujetando mi cabeza con su mano derecha. — Si no te gusta esta postura no tenemos porqué hacerlo así. — informó besándome. — Y si sientes que ha sido demasiado por hoy también podemos dejarlo aquí. — expresó tranquilo.
— ¡No! — exclamé sin pensarlo. — Quiero decir. — cogí aire. — es sólo que me da mucha vergüenza hacerlo en esta postura porque yo a ti no te veo nada, y tu a mi me ves todo... Y...Y... A mi... A mi me gusta mucho verte la carita cuando lo hacemos. — confesé.
— Entonces no hay problema. — indicó, y segundo después movió todo mi cuerpo con una facilidad asombrosa. — ¿Mejor así? — quiso saber. Ahora estaba boca-arriba, con las piernas abiertas y Zeta entre ellas. — Así nos podemos ver los dos, pececillo. — comentó besándome.
— Sí. — respondí con una sonrisa sobre sus labios. Acto seguido, posicioné mis brazos en su cuello, acercando así sus labios a los míos y fundiéndolos en un beso.
— Eres jodidamente increíble pequeño. — comentó antes de abrazarme.
Por mi parte, le respondí intensificando el beso y tirando un poco de su pelo hacia atrás, recibiendo como como respuesta un gruñido y una estocada de su parte, aunque él aún ni estaba dentro sólo con el movimiento que había hecho me excitaba.
Tras eso, alineó su falo en mi entrada, y no entró, sino que me miró. — ¿Estás bien? — inquirió preocupado.
— Mucho más que bien. — respondí escondiendo mi cara entre el hueco que había formado entre su hombro y su cabeza. Sin embargo, por acto reflejo, cuando entró mordí su cuello sin querer. No obstante, al escucharlo gemir de nuevo lo volví a hacer, pero esta vez más flojo y con un beso de por medio.
Las estocadas se iban intensificando, y al pasar un rato penetrándome ya se escuchaba cómo su pubis chocaba contra mi trasero. No había sonido que me excitara más que ese. Era tan erótico sentir y escuchar al mismo tiempo como nos fundíamos en uno.
Prosiguió con sus estocadas, cada vez más salvajes, más intensas y más profundas. — Joder. — pensé.
— Si... si... — traté de decir. — si sigues así. — articulé. — me voy a venir sin siquiera tocarme. — finalicé.
— Eso aún no va a pasar, por mucho que me excite la idea vas a tener que esperar un poco más. — sentenció antes de sujetarme por los hombros, levantarme y apoyarme contra la pared.
— ¡Ah! — exclamé sin querer, pero me fue inevitable no hacerlo. — Qué profundo. — susurré en su oído antes de volver a ser penetrado.
— ¿Quieres más? — solicitó saber antes de penetrarme de nuevo.
Continuará...
¡ATENCIÓN!
1. HISTORIAS CORTAS (ERÓTICAS)(se llamará así de momento) es otra novela que tengo en BORRADORES. Se trata de breves relatos eróticos +18 GAY. He penado en preguntaros antes para saber si este tipo de novela es bien recibida. ¿Estará bien publicarla?
2. La obra de EROS se encuentra pausada de forma indefinida. (Ya tengo todo el desarrollo de la historia, será muy corta (15 — 20 capítulos como mucho), pero aún no se va a publicar.)
Bueno, hasta aquí el capítulo de hoy :)
Espero que les haya gustado y que lo disfruten, quizás ha habido demasiado sexo del ricolino 7u7
Siento el haberos puesto todo eso ahí arriba pero no quería crear una nueva parte de historia sólo para eso.
Gracias y que tengáis una buena semana :)
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Zeta (Gay/+18)
RomanceTodos tenemos ese "crush" que creemos que es inalcanzable y efectivamente lo es, incluso para el adorable y pervertido Ed, que está locamente enamorado de Zeta. Novela homosexual así que si no te gusta, te invito a buscar otras historias de otros gé...