Todos tenemos ese "crush" que creemos que es inalcanzable y efectivamente lo es, incluso para el adorable y pervertido Ed, que está locamente enamorado de Zeta.
Novela homosexual así que si no te gusta, te invito a buscar otras historias de otros gé...
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Pov Ed.
Se sentó encima del retrete y después comenzó a bajarme los pantalones, demasiado rápido a mi parecer, aunque era normal ya que me quedaban como cuatro tallas de grande.
-Para, n-nos van a ver.
-Está la puerta cerrada. - dijo el mirando detrás mía. - aunque si te quedas más tranquilo puedes poner el pestillo. - justo cuando dijo eso giré mi cuerpo y lo hice en seguida.
-¿Y si nos oyen?
-Será si te oyen a ti en todo caso. Eres tu el que gime como si le estuviesen partiendo.
-P-pero es que realmente lo estas haciendo.
-¿El qué? - me preguntó con una sonrisa de lado.
-Partirme. - dije separandome. - no sé cómo puedes tener eso. - comenté haciendo gestos con las manos de cosas grandes y largas. - ahí abajo.
-¿Y pretendes que no te folle cuando me dices estas cosas?
-N-no he di-dicho que no quiera. Solo que me da vergüenza que nos pillen. Imagínate que alguien ha entrado en el baño y se queda a escuchar, o que alguien nos ha seguido.
-Que nos oigan. - y se encogió de hombros. - mientras pueda disfrutar de ti y tu estés bien me dan igual los demás.
¿Como podía ser así de romántico en ciertas situaciones y luego en otras una persona totalmente diferente?
Seguido me acercó más hacia él y me quedé sentado encima suya con ambas piernas a ambos lados de su cuerpo.
-¿No te da morbo? - dijo besando mi cuello.
-¿El qué? - dije conteniendo mis pequeños y leves gemidos.
-Esto. Que esté disfrutando de ti. Que te haga gemir de placer. Parezco un malhechor que está abusando de un perdido y atractivo joven.
-Pareces de la edad media hablando así. - y solté una pequeña risita.
-Dicen que en la edad media la tenían muy grande así que por mi genial. Cuadro mucho allí.
-¿E-es verdad eso?
-Pues claro. - yo creo que me estaba vacilando pero como no estaba muy seguro decidí dejarlo pasar.
Después eso comenzó a bajar sus manos desde mi espalda hasta posarse en mi trasero, cosa que me hizo dar un respingo.
-Para ser tan pequeño eres muy nalgón.
-N-no me d-digas esas cosas. - y seguido escondí mi cara en su pecho.
-¿Por qué no? Si es la verdad. - comenzó a masajear mis nalgas hasta meter sus manos bajo el pantalón y la ropa interior. - y veo que esto me está esperando. - comentó tocando mi entrada.
