Capítulo 40 ( parte dos)

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Narra Santiago

¿Qué acaba de decir?

¿Ella va a matarlos?

No entiendo nada.

-Se la llevaron Stephano, desnuda, sin sus trucos o armas. Se la llevaron sin nada.- suelta Mateo tan desconcertado como yo.- Ella sigue siendo solo una chica contra muchos hombres.

-El problema contigo es que no tienes ni puta idea de lo que es capaz de hacer tu hermana, la subestimas.- está concentrado mirando el computador y se gira.- Los hombres han intentado destruirla, porque no pueden controlarla.- da un golpe sobre la mesa.- Ninguno lo ha logrado, pero eso tiene un precio, uno muy alto.- su vista baja.- Ella tomaba pastillas, sedantes, una cantidad muy baja durante el día para mantenerse controlada, calmada, pero desde el incendio, los dejo. ¿Sabes lo que significa eso? Ella está en toda su euforia, en estos momentos su cerebro está trabajando a una manera increíblemente rápida, en estos momentos ya debe haber encontrado más de una manera de escapar.

Un ruido interrumpe la conversación y él se gira hacia la computadora.

-Están en un bosque.- empieza hablar con Fran y Rob, están listos para actuar.

-¿La encontraron?- pregunta dudoso Mateo.

- A ti hay que explicarte todo con manzanitas ¿no?- Stephano desborda cariño.- ¿Cómo crees que los encontró? Todos tienen algo rastreable, todos.- confirma mis sospechas, yo también estoy incluido en ese todos.

-¿Entonces porque tomar el lugar de mi hijo? Es decir, al final ella igual lo rastrearía rápidamente.- Mateo derrocha confusión.

-Dime, a ti te dejaron caer de chiquito ¿verdad?- sigue mirando al piso, pero cuando levanta la mirada, es triste.- Porque ella no quiere que ningún niño tenga que vivir con esos recuerdos el resto de su vida, porque ella no quiere que ningún niño tenga que pasar por lo que ella ha vivido. Porque ella intenta mejorar las cosas para las siguientes generaciones, intenta que puedan vivir infancias normales, con raspones en las rodillas y risas en los columbios, una infancia donde su mayor miedo sea ir al dentista, porque tu hermana no quiere que ellos carguen con cicatrices en el alma por el resto de sus vidas.- se escuchan unos pasos, son las gemelas, ambas tienen los ojos llorosos.- La gente suele decir que las heridas se curan con el tiempo, pero hay algunas que dejan una cicatriz que nunca deja de doler.

Las gemelas abrazan a Stephano y tienen una pequeña conversación que no logro escuchar. Un grupo de hombres armados terminan de alistarse y salen en busca de las camionetas. Mateo quiere ir, pero debido a la discusión que tiene con Stephano, el rubio tan solo accede a que me mande a mí para mantenerlo al tanto de todo.

La camioneta se pone en marcha siendo seguida por muchas más, el silencio no es incómodo, es tenso. El ambiente flota la preocupación, Fran y Rob están en los asientos de adelante mientras voy atrás con el rubio.

-¿Ella estará bien? ¿Cierto?- mi voz es ronca y dudosa, temo lo peor. Sonríe de forman pesada.

-Jamás dudes de su palabra. Si ella dijo que volvería para su baile, así será.- su mirada está al frente, pero noto como Fran nos observa por el espejo.- Claín, ella, nunca dudes de su poder. Ella es letalmente hermosa, brillante, ella es un puto diamante, pero sobre todo es una fuerza de la naturaleza indomable cuando se trata de proteger a los que quiere ¿sabes? Cuando éramos pequeños, yo tenía sobrepeso, era un enorme niño de cachetes regordetes, lo recuerdas, lo sé. Todos los niños se metían conmigo, algunas veces solo eran golpes físicos y otras tantas mentales, los niños pueden llegar a ser muy crueles, son niños no lo dicen enserio, esa es la justificación de los padres de los agresores.- sus puños se aprietan.- Un día fuimos de campamento, los niños me empujaron hasta un lago congelado, ¿el problema? El hielo se rompió mientras yo, estaba en medio de ese lugar. ¿Crees que me ayudaron? Se empezaron a reír, a gritar cosas como ni el hielo te soporta marrano, mira lo que hiciste gordo. Recuerdo el terrible miedo que sentí, el hielo empezó a partirse y yo no tenía hacia donde ir. Iba a caer en esa agua helada, no sabía nadar, iba a morir.- su mirada refleja dolor mientras está perdida en sus recuerdos.- Claín apareció, vestida de blanco, parecía un angelito de cristal, pero ese angelito estaba a punto de dejar aflorar su demonio interior, llamo rápidamente a la profesora y pidieron ayuda, lamentablemente el hielo seguía cediendo. Ella se sujetó una soga al cuerpo y lentamente empezó a caminar, yo estaba llorando creo que por eso me decían marrano llorón. Ella no escucho a la profesora, ella solo camino hacia mí. Estarás bien, solo concéntrate en mí. No te dejare caer, así como tampoco te permitiré rendirte. No sé cómo lo hizo, pero ella lo logro, soltó la soga de su cuerpo y me la puso, entonces teníamos un problema, era una sola soga, no había más. Y el hielo no nos resistiría a los dos a la vez.- sonríe por sus recuerdos.- Ella me impulso avanzar, ella fue mi razón para ser valiente, y cuando llegue al otro lado. El hielo se rompió, pero si alguien podía lograr cosas imposibles, era ella, solo ella. El hielo se partió y ella salto de un lado a otro, mi corazón latía a mil por hora, ella podía caer, en realidad los pedazos de hielo eran muy inestables así que ella tenía que saltar más rápido cada vez de un punto a otro. Pero sabes cuales fueron sus palabras mientras cruzaba no debieron meterse con mi mejor amigo, no debieron hacer eso, no debieron despertar algo que no podrán controlar.- lo escucho reír y logro ver un asentimiento por parte de Fran.- Claín logro cruzar, sana y salva. Se acerco a los niños que me habían estado empujando y molestando y para sorpresa de todos los empezó a empujar, una pequeña niña los hizo retroceder, uno de ellos intento golpearla, grave error, eso solo logro que la profesora casi enloqueciera cuando Claín tomo una rama y los golpeo haciéndolos quedar al borde de la orilla. Realmente nadie la podía controlar. Los niños que antes me habían molestado, ellos estaban suplicando, ella daba miedo.- me mira sonriente.- Como vuelvan a tocarlo, como vuelvan a meterse con él, les juro que esta rama será el menor de sus problemas. Luego de eso tomo mi mano y me dirigió al campamento, y volví a llorar, ese sentimiento de sentirse al borde de caer y ser salvado me reinicio la vida, ella es mi pequeña heroína.- exhala pesadamente.- Lo que nadie sabía es que en ese momento ella también estaba batallando su propia guerra interna, nadie. Y no hay nadie más peligroso que una persona que se ha curado a sí misma sin la ayuda de nadie. Si pueden levantarse del suelo donde los dejaron, nadie podrá decirles nada, se vuelven imparables.

Claín, fuego congeladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora