Capítulo 20

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Narra Claín

Las dos semanas siguientes pasaron rápido, entre eventos, reuniones, preparación de fiestas, salidas con Santiago y la escuela. Poco a poco se había vuelto parte de mi día a día almorzar o desayunar con Santiago. Era bueno pasar tiempo con él en medio de tanto ajetreo, siempre podía contar con él para olvidar mis asuntos pendientes, mis dolores de cabeza y todo el estrés. Claro que debía tener cuidado para no ser vista por nadie conocido, evitar problemas mí segunda habilidad. Después de verlo siempre tenía un millón de pendientes que resolver, la llegada de mis hermanos habían traído mas movimiento que de costumbre. A pesar de eso me alegraba saber que pronto estaríamos juntos, han pasado siete años desde que Mateo se fue al extranjero y cinco desde que se fue Fernanda. Solían venir de visita o yo ir a verlos, pero aun así siempre los extrañaba. Por eso es que su regreso al país de manera permanente es uno de los eventos más esperados por todos, y por ende debe ser celebrado a su altura.

Stephano entre quejas y refunfuños me había apoyado, como siempre. El rubio había comenzado a sospechar de mis salidas, sé que pronto tendré que contarle el porqué. No sé cómo reaccionaría pero después de todo no puede ser tan grave su reacción ya que lo único que diré será la verdad, tengo un buen amigo al que veo seguido, fin. Claro que esto despertara su interés y si no se lo cuento yo, lo investigara por su parte así que para evitar que comienza con sus locuras trataría de responder a cada una de sus dudas y luego me esperaría a ver su reacción. Solo espero que no empiece con algún sermón o algo por el estilo. Su cariño suele hacerlo algo protector por no decir muy sobreprotector con las personas que quiere.

Hoy no desayunaría ni almorzaría con Santiago, me había explicado que tenía un caso y no podría. En su lugar cenaríamos para celebrar su victoria, por lo que sé nunca ha perdido un caso y él me asegura que este no sería la excepción. Iríamos a alguna parte de la ciudad donde nadie nos reconocería o eso me aseguro, y me dijo algo sobre ir de gala ya que sería algo muy especial para celebrar su victoria. Una especie de costumbre que él tenía después de ganar un caso y que hoy la compartiría conmigo.

Termine de escoger lo que me pondría hoy en la noche para luego darme una ducha. Estaba recostada en mi cama, cuando el teléfono vibro. Cogí mi teléfono de la mesita de noche y revise, tenía un mensaje nuevo de él.

De: Santiago :)

Vístete como la realeza, hoy serás una princesa. Te veo más tarde. :)

Sonreí ante su ocurrencia, me levante para empezar a alistarme.

La puerta se abre bruscamente, dejándome a la vista a una eufórica y risueña pelirroja con una gigantesca sonrisa en el rostro.

-Claín.- dice Pau, eufórica. Entra rápidamente y se ubica a unos centímetros, justo frente a mí.- Ya me entere.- sonríe pícaramente.

-¿Qué haces aquí, Pau?- inquiero.

-Claro, claro también es un placer verte.- dice irónica.- venía para ir a de compras, aun no tengo mi vestido para la fiesta de bienvenida de tus hermanos, pero llego y nana me cuenta que tendrás una cita con el guapo de la playa.- sonríe maliciosamente.

-No es una cita.- contesto.- Solo es una cena.

-Sí, claro.-dice, poniendo los ojos en blanco.

-A este paso no necesitas un vestido.- digo, desconcertándola.- porque no tendrás ni la invitación.-rio, pero ella me fulmina con la mirada.- Bueno, ya ves, hoy no se puede.

-Entendí eso hace rato, querida.- sonríe.- Déjame ver que te pondrás para tu "cena" no cita.

-Es el vestido negro que está ahí.- digo, señalando hacia el mueble donde se encontraba un largo vestido negro de mangas largas, sencillo pero elegante.

Claín, fuego congeladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora