Narra Claín
Fueron minutos eternos, llenos de preocupación e impotencia. Hace mucho no me sentía así, esa angustia embargante que tenía hasta que por fin las ambulancias llegaron y comenzaron a revisarnos. Ya en el hospital, se encargaron de mi herida en la cabeza no era grave así que no necesitaría puntos, sin embargo seguía sin saber que había ocurrido con él y eso me angustiaba.
¡Dios mío, porque lo hizo! ¡No se lo pedí, no se lo pedí! ¿Y si le ha pasado algo grave y si está muerto? Basta, trae pensamientos positivos, recuerda lo que siempre dice nana, la mente tiene poder. Piensa que todo saldrá bien y así será.
Fran apareció en la habitación, interrumpiendo mis pensamientos.-Niña, ya he avisado a casa lo que ha pasado, sus médicos piden que sea trasladada a su hogar para poder ser revisada adecuadamente por ellos.-me miró Fran con una sonrisa tranquilizadora.
-Son unos exagerados, no he necesitado puntos. No es grave.- le expreso mientras me floto las cienes.- ¿Dónde está él?
-Niña debemos regresar a casa o sus médicos se enojaran. He escuchado que está bien, no tiene de que preocuparse, pero si usted se mantiene más tiempo aquí pronto crearán rumores de ti.- expresó con preocupación Fran.
-¿Te encargaste de que esto no traspasara las fronteras de este hospital?- cuestionó.
-Si niña, pero mientras más rápido nos vayamos será mejor. Luego puede buscar al joven para agradecerle.- intercedió el hombre con preocupación.
-Ya esta controlado así que me quedaré, ¿Dónde esta?- miro fijamente a mi chofer, que resignado me guía hasta donde se encuentra Santiago.
-Aquí es, igual creo que debe darse prisa.- aconsejó mi querido Fran.- estaré terminando el papeleo para poder irnos. Diciendo eso último se retiró de la habitación.
Con sigilo me adentré hacia donde se encontraba una cortina tapando una camilla, al mover la cortina grande fue mi sorpresa al ver que no había nadie ahí. ¿Fran se habrá equivocado?
-Fran, Fran aquí no hay na…- fue interrumpida por un susurro en mi oído.
-Aquí estoy, no grites estamos en un hospital y me duele la cabeza.- concluyo detrás de mí.
Al girarme me encontré con su mirada, entonces me percatéde lo cerca que nos encontrábamos y luego recordé porque había ido a su habitación.
-¿Cómo te encuentras?- dije mirándolo fijamente.
-Adolorido, solo tengo una fractura en el brazo izquierdo y unos puntos en la frente, nada de qué preocuparse.-comentó guiñándome un ojo-¿Tú cómo estas?
-Pues bien gracias a ti.- sonreí para luego continuar.- ¡¿Por qué lo hiciste?! Apenas me conoces.- lo miré con un atisbo de intriga.
-No te han enseñado que lo primero que debes hacer después de que te salvan la vida, es dar las gracias.- comentó divertido.- ¿Qué acaso no te lo han enseñado en tu escuela?- cuestionó, parece que acabara de darse cuenta de algo porque su cara se transformó en una completa expresión de sorpresa.- Es… Espera, ¿Tú aún vas a la escuela?
-Sí, eso que tiene que ver.- respondí algo confundida.- además no has respondido mi pregunta. ¡¿Por qué lo hiciste?!- estaba algo conmocionada.
-¿Cuántos años tienes? Debes estar de broma- dijo agarrándose la cabeza con expresión divertida.
-Arg, eso es lo de menos. Solo, solo gracias.- dije tratando de serenarme. Hace mucho nadie me exasperaba tanto.
- ¿Cuántos años tienes?- mirándome fijamente a los ojos, sonrió.- Te lo pido, no grites.-
-Qué insistente, Dios, tengo dieciséis años.- lo miré a los ojos, maldita sea esos ojos.- ¿Cuántos crees que tenía?
-Esto es una broma.- reía como si le hubieran contando el mejor chiste.- No hubiera creído que tenías menos de veinte años sino te hubiera visto con ese uniforme.- me miró detenidamente de abajo hacia arriba.- Respondiendo al porqué te salve la vida apenas conociéndote, es que me has caído bien, solo eso.- concluyó sonriente.
-Ya, bueno no eres el primero que cree que tengo más edad.- dije mirando hacia un lado.- Bueno, gracias, me voy.- giré para irme y alejarme un poco de él, acababa de recordar lo cerca que nos encontrábamos.
-Espera, me debes un chocolate.- dijo detrás de mí.- Hoy en la tarde podría ser. No creo poder tener reuniones con el brazo así.- expresó.
Volví a girarme pero ahora poder verlo a los ojos.
-Tú ya has dado por hecho que yo iré.- le dije divertida.- Supongo que después de lo de hoy te lo has ganado.- fingí estar pensativa.- Pero debo pedir permiso, tu sabes no me mando sola, aun soy menor.- dije dulcificando mi voz más de lo normal.
Parecía sorprendido por mi respuesta. No pude evitar reír, su cara fue tan épica.
-Bromeaba.- dije riendo.- Para ser más grande que yo, pareces tener mi edad. Lo digo porque sigues cayendo en cada una de mis bromas.- sonreí.- iré, quien sabe y tengas más que un brazo fracturado, talvez luego amanezcas muerto debido a una hemorragia interna o un órgano reventado que nadie se percató.- dije mirándolo con gracia. Para luego romper a reír.
-Llamaré al doctor, no vaya ser que tengas razón y no llegue a nuestra salida. Eso sí sería una desgracia.- dijo sonriendo.- Quien diría que esa cabecita maquina tanta desgracia.
-Ya te lo dije la mala suerte me persigue, mira que volvernos a encontrar.- Sonreí.- Recupérate, me voy. Ah por cierto recógeme mañana a las seis de la tarde en el mismo lugar donde te entregue las computadoras.
-¿Mañana?- preguntó sorprendido.- Pensé que sería hoy.
-Piensas mucho.- sonreí.- mañana puedo, hoy tengo un compromiso.
-Está bien.- dijo resignado.- por cierto no iremos al local de la otra vez, tengo otro plan.
-Pensé que iríamos por algo de chocolate.- respondí extrañada.
-Piensas mucho.- dijo utilizando las palabras que yo acababa de usar con él.- También venden chocolate, tranquila.-sonrió.- no podría tocarte aunque quisiera.
Ignoré su comentario y solo sonreí para luego retirarme de la habitación.
-Niña, ya estaba preocupado. Debemos irnos.- dijo algo intranquilo.
-Relájate todo estará bien mientras lleve es…- toque mi cuello y no lo encontré, mi collar no estaba.- Fran, no esta mi collar. Seguro esta en el vehículo debemos ir por él.
-Lamento decirle que ya me entregaron lo que había dentro del vehículo para luego poder llevárselo y no había ningún collar.
-Esto es una mala broma. Necesito que busquen ese collar en el lugar del accidente. Sabes perfectamente lo que significa para mí.- dijo la joven en tono neutro.- Ahora vámonos, que este día apenas ha empezado.
-Como diga.- contesto Fran.
-Fran por cierto, ¿Mañana tengo algún compromiso en la tarde?- recordé la salida que acababa de pactar con Santiago
-Uhm, una cena creo pero podemos cancelar todo lo que tenga esta semana si desea. Todo será justificado por el accidente de hoy.- respondió conciliadoramente mi encantador chofer.
-Eres el mejor.- trate de sonreír aun con la angustia de saber que talvez no volvería a ver ese collar nunca más. Eso sería devastador, era uno de los pocos recuerdos que me quedaban de él.
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Claín, fuego congelado
Teen FictionEnamorarse debería ser fácil, después de todo, el "amor" es el sentimiento más sublime que existe en el universo. Pero, siempre hay un pero, el enamoramiento es un fastidio algo tan complicado. Ella una chica poco común con una vida menos común. Él...