27. Asuntos [Semi-AU]

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OBKK/KKOB.


Obito se levanta de su silla, provocando que esta chirríe sobre las baldosas al ser empujada de lado cuando nota a Kakashi entrar a aquella sala, automáticamente todos se silencian. Nadie comía, nadia se movía, parecía que nadie respiraba, todos atentos a aquellos dos hombres ahora encarados.

Las ventanas abiertas daban paso a frías brisas que alborotaban sus cabellos blanquecinos, color que había dejado a todos estupefactos, y no es que le sentaba mal, le habían dicho, sino que era... inesperado, rebelde había comentado Minato de forma amable. Había dejado a una pelirroja encantada y con los dedos pegados en su cabeza las primeras horas. A ojos de Kakashi, le daban un aspecto sublime, casi divino a Obito.

Suspira para adentro.

—Ven. Desayuna. —la invitación fue tan solo un susurro, un tono íntimo, parecía un secreto entre ambos. Su voz era tan baja que pudo sentir unas ligeras cosquillas nacer de su pecho. Pero esa actitud no cambiaba cómo se sentía con respecto a él y con respecto a su entorno.

—No, hoy no. Gracias. —No lo había mirado a los ojos, ni siquiera ha levantado la cabeza cuando notó al Uchiha acercársele. No quería mirar a su antiguo equipo tampoco, no le apetecía dirigirles alguna palabra, no deseaba abrir otra herida. Suficiente tuvo con pasar toda una noche compartiendo techo. —Obito. Por favor... —su voz tiene un tinte de temblor cuando sale por segunda vez al notar unos dedos delgados y desnudos alcanzar la palma de su mano. Jura que siente cómo quema la mirada de sus propias versiones más jovenes sobre aquel agarre. La piel de Obito lo había acariciado por todo su trayecto hasta entrelazar sus dedos.

Y casi lo convence, también casi lo hace olvidar que ha pasado tan sólo un poco menos de 24 horas desde que se enteró que aquél hombre frente suyo seguía con vida. Con tan solo recordar que él fue causante de tantas tragedias, que fue parte de Akatsuki, que fue quien ha empezado una guerra cuyo motivo inicial fue la castaña que hace unas horas atrás les había regalado la más brillante sonrisa dentro de su repertorio, y fue él a quien ha perdonado sin titubear un segundo. Todo eso le hizo padecer de una sensación similar al vértigo. Sintió su garganta cerrada, y sus dedos antes cálidos, ahora los sentía helados. Una delgada capa de sudor había cubierto su frente.

—Déjame salir —fue una orden, como se esperaría del futuro Sexto Hokage, firme y sin dudas, mirándolo a los ojos de manera neutra, pero incapaz de escapar del agarre de Obito, este en cambio, lo mira profundo y desafiante, tampoco con signos de querer soltarlo. Siente su respiración a través de la tela que cubre la porción inferior de su rostro, y esto lo hizo cuestionarse, ¿en qué momento se acercó de aquella manera? ¿Acaso era ignorante de las personas presentes en ese lugar? ¿Tenía que recordarle que también estaba ella? Pero no tenía fuerzas, no tenía ánimos de nada. Lo dejó pasar por ahora.

—Kakashi... —qué irónico, el Hatake quiso rodar los ojos, ayer le estaba jurando todo el odio del mundo y ahora parecía suplicar un poco de su atención —¿Podrías dejar de comportarte de manera inmadura? —nota la irritación genuina en sus ojos, eso hizo que casi se largue a reír y llorar a la vez, casi.

Así que sólo atina a mirarlo incrédulo.

—¿En qué mundo has estado viviendo todo este tiempo? —Kakashi no lo puede creer, si no tuviese una mano apretujandole la suya a intervalos, diría que está soñando. Pero claro, estaba hablando con el hombre que había amenazado con someter a todos bajo un poderoso genjutsu y así crear un mundo perfecto.

—Hoy es un nuevo día. Ni siquiera estamos donde deberíamos, pero-  —toma una pequeña pausa para llevarse las manos del peliplata hasta sus labios y cambiar su expresión a una más suave. Suelta un suspiro y, aún con los ojos fijos en su ex-compañero, puede ver cómo sus pupilas se han dilatado. Deja un suave beso en aquellos nudillos, no le afectó el jadeo en conjunto que ha recibido luego de aquella acción, el de su yo puberto haciéndose notar entre los demás. Una expresión satisfecha recorre sus facciones antes de proseguir: —Pero te aseguro que volveremos, volveremos a nuestro hogar, donde estaré junto a ti esta vez. Ya no deberás sentirte sólo, tan sólo confía y apóyate en mí, Kakashi —jura y hace prometer como si él no fuese un criminal de rango S, como si cuando volvieran él estaría exento de todos los pecados que ha causado en la mitad de su vida, pero el tono que ha usado, fue suficiente para calmar a Kakashi al menos sólo por ese día, porque recuerda que al final sí logró cambiar de opinión para así ayudarlos a combatir a Kaguya, y porque no se sentía estable, no se consideraba lo suficientemente cuerdo como para refutar lo dicho por el antes pelinegro. Recientemente habían salido de una guerra, así que claramente no medita mucho el significado detrás de aquellas palabras, sólo se deja guiar por su inestabilidad.

𝙍𝙚𝙡𝙖𝙩𝙤𝙨 [𝙊𝘽𝙆𝙆/𝙆𝙆𝙊𝘽] ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora