En el salón de baile.
Cuerpos sin vida se encontraban regados por el suelo, mujeres llorando por la pérdida de sus esposos o hijos. Sangre en las espadas de los guardias y lágrimas en los rostros de los nobles.
En una noche las pérdidas fueron considerables, su majestad el Rey Félix no tenía palabras para expresar el dolor que sentía en esos momentos. Sus hijos estaban como bestias imparables.
Esa noche, una tragedia había ocurrido.
La princesa Esther había sido secuestrada por los rebeldes con ayuda de los nobles de clase baja y magos desterrados del reino Isra. Un lugar sin escrúpulos, solo se fijaban en quien tenía mejor posición social. El reino de Isra era el único lugar que dejaba con vida a los magos que eran confinados al bosque de los sueños por sus crímenes, un lugar del cual es casi imposible de escapar, pero había excepciones.
- ¡¿Dónde está mi hermana?! – el príncipe Jaén gritaba desesperadamente, - ¡¿Dónde está?!
...
Los días pasaban lentamente y nada mejoraba, la angustia se estaba apoderando de la familia real. El rey estaba cayendo en la locura, los príncipes podían mantener el rostro sereno pero su interior era una tormenta incontrolable.
El reino ardería en llamas si ella no aparecía en los próximos días, la sentencia de los hombres que se atrevieron a colocar las manos sobre la persona más querida por el reino ya había sido decidida.
- ¿Alguna novedad? – pregunta el príncipe Hans a las sombras.
Sim embargo, ellas solo guardaron silencio, nada nuevo, nada antiguo. La princesa Esther había desaparecido por completo, se esfumo sin dejar rastro alguno.
- ¿Cómo no puede haber nada? – el príncipe Jaén escuchaba en silencio, algo poco habitual de él.
Eso deja en claro lo mal que se encontraba con la desaparición de su amada hermana. Todo fue tan rápido, los tomaron desprevenidos, con la guardia baja.
- ¡Maldición! – el príncipe Jaén estaba perdiendo la compostura, - ¿Cómo pudo suceder esto?
- Por lo que declaro su majestad, dejó un guardia con la princesa Esther que resultó ser un infiltrado, en estos momentos están revisando todos los pasadizos secretos que hay en el castillo esperando encontrar alguna pista que nos dé con el paradero de la princesa, - hablan las sombras tratando de ser lo más claros posible con sus palabras.
- Esta bien, cualquier cosa, - habla el príncipe Hans volviendo a los estribos, - necesito que me lo informes primero, no a nuestro padre, él... - toma una pausa, - en estos momentos no se encuentra bien mentalmente.
Después de recibir esa orden, las sombras desaparecen dejando a los hermanos completamente solos en el estudio. Guardaron silencio sucumbidos en sus pensamientos, tratando de aclarar sus dudas, repetían esa noche una y otra vez recordando cada pequeño suceso. Cualquier mínima pista podría servir para encontrar a la princesa.
- ¿Y si ya no está con vida? – pregunta el príncipe Jaén dejando salir un par de lágrimas, las cuales su hermano las elimino por completo de su rostro.
- No digas tonterías, sabes que ella es más fuerte que nosotros dos juntos, - el príncipe Hans también tenía los ojos húmedos, pero aguanto lo mejor que pudo, - ella tiene más cicatrices que nosotros, es más inteligente y su espíritu no se perderá tan fácil.
- Pero estábamos juntos cuando eso paso, - Jaén se coloca de pie caminando de un lado a otro, tratando de mantener su cuerpo en movimiento para no desesperar, - ahora ella está sola, está sola en algún lugar oscuro. Sabes que a ella le da miedo la oscuridad.
El corazón de los dos príncipes estaba agobiado, se preguntaba si estaba asustada, si sentía dolor. Tenían que encontrarla lo antes posibles o los que terminarían por sucumbir a la locura serian ellos.
- La vamos a encontrar...
Un mes después.
- ¿Están diciendo que se encuentra en la frontera? – el príncipe Hans escuchaba atentamente cada una de las palabras que decían las sombras.
- Así es, joven maestro, - las sombras hablan nuevamente como si fueran controladas por algún hechicero – hemos seguido las pistas de unos forasteros que se encontraban en el reino el día del ataque y partieron su viaje la misma noche que la princesa desapareció.
- ¿Esta con ellos? – pregunta el príncipe Jaén desesperado.
- Así es, - el suspiro de tranquilidad que transmitieron los lleno de esperanzas, - no quisiera decirles esto, pero ella no está en buenas condiciones, estamos listos para el ataque.
- ¿A qué se refieren con que no está en buenas condiciones? – las sombras guardaron silencio y se miraron entre ellas, - ¡Responde!
Un mal presentimiento recorrió el cuerpo de los hermanos, sus malos pensamientos dieron riendas sueltas a malos recuerdos y sucesos del pasado.
- Ella ha estado bajo el hechizo del sueño, - eso dejo confundidos a los príncipes.
- Explica.
- El hechizo del sueño es cuando te mantienes dormido por tanto tiempo teniendo un sin fin de pesadilla, momentos dolorosos se repiten una y otra vez en la mente de la princesa, - los hermanos se miraron entre ellos, - ella en estos momentos está reviviendo su pasado.
Las sombras conocían el pasado de los trillizos, después de todos, fueron creados por la emperatriz. Eran fieles seguidores de ella y en ocasiones contemplaban en primera fila el sufrimiento de los pequeños. Ellos fueron los que intervinieron y le dijeron todo al emperador.
Las sombras no eran humanas, pero tenían compasión y podían sentir todo el dolor en carne propia que sufrían los príncipes. Eran fieles a ella, por eso mismo, estaban seguro de que hacían lo correcto al interponerse.
- Príncipe Hans, - hablan nuevamente las sombras, pero esta vez su tristeza estaba en cada palabra, - necesitamos salvar a la princesa lo antes posible o podría terminar en un estado en el que le será imposible recuperarse, - los príncipes guardaron silencio, - esta vez, ella podría no ser lo suficientemente fuerte como para superarlo.
- Tenemos que ir por ella ¡Ahora!...
ESTÁS LEYENDO
Queen: Una mujer igual puede gobernar.
FantasyUna emperatriz torturada desde su infancia. Un rey perdido entre los plebeyos de otro reino. Un reino destruido por un mal desconocido. Un reino repleto de traidores. La sangre de los corruptos correrá por las calles cuando esa pequeña niña suba al...