- Garza... - Susurra la princesa lo más bajo posible.
De un momento a otro, los príncipes tenían las espadas en las manos posicionándose frente a la princesa Esther. El enojo que se refleja en los ojos de los tres es incomparable a cualquier odio a la sola mención de ese apellido.
- ¡Lárgate! - ordena el príncipe Hans.
- Lárgate antes de que tu sangre corra por estos pasillos. - Evans podía entender a que se debían esas palabras de odio.
Su padre, la mano derecha del rey, no tenia la mejor de las reputaciones. Aun así, él no era culpable de las acciones de su padre.
- ¿Me juzgan por las acciones de mi padre? – pregunta Evans, sin comprender que él hizo lo mismo con la princesa.
- Te juzgo por ser un Garza, ellos no son bienvenidos en mi palacio, en este mismo instante iré con el rey para que dejes tu puesto o te cambie por cualquier otro guardia, - habla la princesa completamente enojada de que ese apellido haya sido mencionado delante de ella, - Después de todo, me es indiferente tener o no un escolta.
Termina de decir y da media vuelta para ir hacia el palacio del rey.
- Hermano, ¿Puedes enviar un mensaje al palacio imperial avisando mi visita? Por favor, - dice Esther dirigiéndose al príncipe Hans.
- Esta bien, pero que Jaén te acompañe en todo momento, no quiero que estes sola con este hombre, - dice refiriéndose a Evans.
La princesa asiente con la cabeza y no se aparta del lado de su hermano, se siente protegida a su lado y eso le hace bien.
- Iremos a caballo, que los preparen, - da la orden el príncipe Jaén a una de las sirvienta que iba pasando cerca.
Los tres se dirigen a la salida del palacio, donde los caballos estaban esperando pacientemente. El príncipe Hans llega a los minutos después y parten de inmediato.
El camino hacia el castillo se estaba haciendo más largo de lo normal. Nadie sabía lo que les esperaba en aquel aterrador lugar.
Una flecha impacta en el brazo del príncipe Hans dejando salir un leve grito. Todos se detienen y una segunda flecha se dirige hacia el príncipe Jaén desde los arboles a su espalda, pero la esquiva dejando a relucir sus excelentes reflejos.
- Hermano, te falta entrenar y no estar encerrado todo el día en tu cueva de libros, - se burla el príncipe Jaén, quien, al estar distraído por burlarse de su hermano, otra flecha le rosa el rostro dejando un rasguño, - ¡Mierda! – aúlle enojado.
- Dejen de estar distraído, ¿Quieren acaso morir así de fácil? – los regaña la princesa.
Evans estaba sorprendido del repentino ataque a los príncipes, aun mas por la tranquilidad con la que se lo toma la princesa. Cualquier mujer noble se encontraría gritando, temblando y llorando por ayuda. Pero ella ya tenía empuñada su espada y se encontraba en guardia para atacar a quien sea que salga de los árboles o del camino.
- ¡Esteban! – grita la princesa, - ¡Delans!
Dos hombres salen de los árboles, encapuchados y con el rostro cubierto. Evans se posiciona delante de la princesa sin entender lo que sucedía a su alrededor.
¿La princesa los conocía?
- No se acerquen, - ordena el escolta tratando de proteger a la princesa.
Como los hombres no detuvieron su andar, se abalanzó sobre ellos chocando espadas. Los movimientos de Evans dejan un poco sorprendida a la princesa. No sabia que su escolta podría ser tan bueno como para permanecer tanto tiempo luchando contra esos hombres misteriosos.
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Queen: Una mujer igual puede gobernar.
FantasyUna emperatriz torturada desde su infancia. Un rey perdido entre los plebeyos de otro reino. Un reino destruido por un mal desconocido. Un reino repleto de traidores. La sangre de los corruptos correrá por las calles cuando esa pequeña niña suba al...