Capítulo 16

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10/03/15

Hoy tuve que ir a comprar pan a la panadería. Cuando llegué ya no había y tuve que caminar 26 cuadras más a la próxima. Por lo menos allí había, pero era más caro.
Cuando estaba volviendo para mi casa pasó algo raro. Bueno, al principio fue aterrador. Pero luego se tornó raro.

***
Terminé de comprar el pan luego de esperar que una vieja buscara sus cupones durante más de treinta minutos y me dirigí a mi casa. A la segunda cuadra empezó a haber menos gente, pero en ese momento yo le resté importancia. A la tercer cuadra ya no había casi nadie. De golpe me sentí incómoda, como si alguien me estuviera siguiendo. Me paré en seco y me dí la vuelta, nadie. Seguí caminando y me seguí sintiendo incómoda. Comencé a acelerar el paso y me desvié e hice un camino más largo a casa por si acaso.
En un momento me harté de los nervios y mientras seguía caminando giré mi cabeza con la peor cara que pude tener.
Por supuesto no estaba tan loca como creía. Atrás mío un chico que aparentaba unos cuantos años más que yo, y me miraba fijamente mientras caminaba detrás mío. Me terminé de asustar y empecé a trotar lo más lejos que podía de él. En vez de ir a mi casa me fui desviando cada vez más para intentar perder al tipo. En un momento, cansada, tuve que parar de trotar. Ya no sabía ni dónde demonios estaba.
Era un lugar en el que nunca había estado.
A mi izquierda había una fábrica enorme y algunas casas cuadradas y aburridas. Adelante había más fábricas y casas. Todo parecía igual, excepto del lado derecho, que había una plaza enorme con muchos árboles.

-. Ahora qué hago? - Pensé.

No tenía más opción que darme la vuelta e intentar volver por donde había venido, pero cuando me di vuelta estaba el tipo que me estaba siguiendo.
Tenía una sonrisa maliciosa y me miraba toda. Exacto, los ojos era lo que menos me veía. Me asusté, grité y le encajé una cachetada con todas mis fuerzas. Tuve el intento de salir corriendo, pero me tomó del pelo (ese puto me agarró el pelo) y me arrastró a un callejón. Intenté soltarme, tirando patadas y puñetazos, pero fue en vano. El perverso me llevó contra una pared y me sostuvo los brazos con fuerza. Yo en ese momento me entré a desesperar y comencé a gritar. El otro no hacía más que reírse y disfrutar de mi desesperación. Me soltó los brazos y me tomó del cuello con fuerza. Sacó una navaja y comenzó a cortarme el estómago, luego colocó su sucia mano en mi cara y la comenzó a deslizar hacia abajo. No saldría ilesa. Cerré los ojos, sabía lo que venía. Pero de golpe se escuchó un sonido aturdidor y algo me salpicó la cara. El peso del tipo se calló encima mío, y me soltó. Abrí los ojos.
Alguien lo había matado de un tiro en el cuello, y toda su sangre me había salpicado.
Volví a gritar y caí al suelo en estado de shock. Me costaba asimilar todo lo que había pasado. Sin contar con que me estaba desangrando.
Adelante había un chico que parecía de mi edad. Me miraba algo asustado y sostenía un arma con la dos manos apuntando hacia el cadáver del tipo. Tenía el pelo negro azabache y unos ojazos turquesas. Lo último que recuerdo es que soltaba el arma y caminaba hacia mí.

**
Ahora estoy en una casa desconocida. Antes de escribir me aseguré de que no haya nadie en la habitación. Parecía la de un adolescente de mi estilo. Tenía posters de bandas por todas las paredes y algunos en el techo.
Alguien me había quitado la remera y vendado todo el estómago. Tenía puesta una remera de Alesana *^▁^*, por supuesto no de mi propiedad.
Estaba recostada en una cama de cubrecamas negro y a mi lado había una silla de estudio del mismo color. Por suerte allí estaba mi morral con todas mis cosas. Así que aproveché para escribir. Estoy algo asustada, aunque creo que sé en qué casa debo de estar.

Alguien viene, te voy a guardar, nadie debe saber que existes.

Diario de un SuicidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora