Capítulo 1 - Monday

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Lunes.

Lunes. Otro primer día de clases. Mi último primer día de clases en la escuela secundaria. Mis sentimientos se mezclan entre la felicidad de que este sea el último año escolar, la tristeza de que este también sea el último año escolar y la desesperación. Sí, desesperación de que este sea el último año que tendré el privilegio de ver cada mañana al ser vivo más encantador y hermoso que existe sobre la faz de la Tierra, en esta galaxia, en este sistema solar, en esta inmensidad infinita que es el espacio.

¡No! No es una exageración de mi parte. Podrías tener la oportunidad de sentarte en cualquier lugar y justo en frente de ti puedes admirar una maraña marrón, a veces completamente despeinada. Ahora piensa conmigo, si apreciar su cabello me dejaba embobada, imagina ver su cara. Ah...su cara. No hay nada que coincida con tu rostro. Sus expresivos ojos marrones, sus labios carnosos y que siempre tiene una sonrisa dibujada. ¡TODO! Todo en ella es único y hermoso. Todo lo que ella me hace sentir es único y...extraño.

Extraño porque ella ni siquiera sabe todo esto y para colmo, ¡ni siquiera hablamos! Sí, nunca he intercambiado más que unas pocas palabras con ella. Palabras como "lo siento" cuando tropecé con su mochila al pasar junto a su silla o "gracias" por tomar una pluma mía que cayó al suelo y asentir con la cabeza sin decir "de nada".

Maldita sea...analizándolo bien, ni siquiera es un intercambio de palabras, ¿verdad? Se vuelve tan frustrante que a veces la odio. Sí, la odio por hacer que mi corazón se acelere cada vez que entra al salón, siempre tarde, y se disculpa con el profesor que a esas alturas ya ni siquiera le importa, así que se sienta en su silla habitual, la tercera en la fila del medio. Cuando tengo suerte, me siento detrás de ella, pero hay días en que algunos tontos deciden ocupar mi lugar o el de ella, lo que crea un aburrimiento mortal para el resto de las clases y el día. También están esos días en los que me despierto decidida a acercarme a ella de una vez por todas e incluso intentar ser su amiga, pero no cualquier amiga, yo sería su mejor amiga, la que ella querría cerca y entonces dejarla por hacerme sentir tan impotente y tonta.

Volviendo al día de hoy, realmente no sé cómo sentirme. Solo tengo menos de 1 año, menos de 300 días para intentar decirle un miserable "hola" a Camila. Sí, su nombre es Camila. ¿Se dan cuenta de que incluso su nombre logra ser más bonito que los demás?

Ella es sin duda la Camila más bonita de todas las demás y eso proviene del simple hecho de que su nombre está a la altura de la persona que es. ¿Y cómo sé eso? Busqué en Internet el significado de su nombre y encontré que Camila significa ser amable, expresiva, soñadora, feliz y con un espíritu súper alegre, además de fantasear demasiado con la realidad y yo sabía que lo hacía. ¿Y cómo puedo saber eso sin siquiera hablar con ella? ¡Sencillo! Perdí la cuenta de cuántas veces se ofreció voluntaria para leer sus textos en las clases de Literatura y bueno, todos huían por completo del tema propuesto. Como en el primer año cuando el tema era "Describe cómo sería tu ciudad perfecta". Era obvio que deberíamos hablar de temas sociales y políticos, pero Camila no vio esto y cuando la Sra. Hastings pidió a alguien que pasara al frente de la clase y lo leyera, la chica con una sonrisa confiada y un uniforme ligeramente arrugado rápidamente levantó la mano y se puso de pie luciendo ansiosa. En el mismo momento, mis oídos solo pudieron escuchar su voz y mis ojos solo pudieron ver sus labios moviéndose mientras expelían una historia sobre un pueblo hecho completamente de pizza donde los habitantes tenían el cuerpo en forma de rebanada de pizza.

Al final de su lectura, las risas invadieron la habitación y se mordió el labio inferior, maldita manía que tenía cuando no entendía el motivo de algo o cuando se sentía avergonzada. Confieso que yo también quería reírme, después de todo, solo Camila era capaz de crear algo así. Desistí cuando miré su rostro decepcionado al hablar con la Sra. Hastings y finalmente entender lo que se suponía que debía hacerse. A partir de ese día comencé a notar, aún más, en cada detalle de ella, incluso en todas las sonrisas que tenía ya las había aprendido.

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