Capítulo 7 - Sunday

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Domingo.

6:34 am y ni siquiera podía cerrar los ojos. Estoy mirando hacia el techo con un brazo metido debajo de mi cabeza y el otro…bueno, el otro está entumecido y apenas circula, pero es por una buena causa. De todos modos, tal vez no dormí por miedo a que esto sea una ilusión en mi cabeza. O mejor dicho, seguro que es solo una ilusión, imaginación, espejismo y todas las clasificaciones utópicas que existen en todos los idiomas del mundo. ¡Cielos! NO ME LO CREO, que Camila Cabello duerme a mi lado con un brazo envuelto alrededor de mi cintura y su cabeza descansando, sí solo apoyada y no acostada, en mi hombro. ¡JODER, SU RESPIRACIÓN ME ESTÁ TOCANDO! ¡QUE LOS MONOS ME MUERDAN AHORA MISMO SI ESTO ES UNA FANTASÍA! Y no hace falta decir que mientras su respiración sigue tranquila, la mía es escasa, ¿verdad? A propósito, ¿Cómo se inhala y exhala? Porque lo olvidé.

Domingo. Séptimo día desde que empecé a hablar con la chica que le tengo una gran admiración, encanto y un gran...gusto desde hace casi tres años. La misma chica que, pensé, nunca se había fijado en mí a pesar de que traté de hacerlo, a la mórbida forma de ser de Lauren, todos los días escolares. Y ahora no solo me habla, me sonríe, me toca, me odia sin motivo y me besa en la mejilla al despedirse. ¡Urgh! Esta chica es el peor y el mejor virus que jamás me haya infectado. Todo lo que me provoca es como estar mojada por la lluvia, de momento es agradable y alegre, pero al día siguiente te despiertas con una gripe infeliz, tal vez hasta con neumonía. Ah, pero seamos sinceros, si toda la neumonía fuera Camila, enfermarme sería lo que más haría en mi vida, si todavía tuviera una vida.

Había estado mirando al mismo techo toda la noche, tratando de absorber y digerir todos los eventos de la noche anterior. Y recordar la noche anterior me estaba agonizando. Tener a esta chica dormida abrazada a mi también me estaba agonizando. ¡Maldita Camila!

Cerré los ojos y pronto se abrieron. ¡Malditos estos ojos que no descansan! Procesé los hechos uno por uno tratando de llegar a alguna conclusión.

Todo comenzó la noche anterior, después de hornear el pastel:

—¡Lo juro una ronda más y vamos a dormir! —Gimió Normani. —¡Vamos chicas! —Todas nos miramos ya cansadqs ​​de jugar WAR y la morena perdiendo en cada partido.

—Normani, no es culpa de nadie si no sabes cómo jugar. —Dije, tomando un puñado de palomitas de maíz.

Estábamos sentadas casi en círculo en el suelo de la habitación de Hansen.

—Mira, Manibear, tendré que estar de acuerdo con Laur. —¿Manibear? ¡Yo soy quien le dio ese apodo, Hansen y no puedes usarlo!

—Es cierto, Mani. Podemos jugar mañana. —Dijo Brooke ya guardando el juego y bostezando.

—Pero estoy segura de que iba a ganar esta vez… —Lo intentó por última vez, acostada en el regazo de Camila, que ya dormía, sentada con la cabeza apoyada en el sofá.

Creo que esta es una de las escenas más hermosas que he presenciado. El ser vivo más encantador es también el más tierno y hermoso durmiendo. Incluso te dan ganas de abrazarla. ¡De verdad! Ella durmiendo tan desvergonzadamente me conmovió. Pero olvidemos la parte del abrazo porque era casi innecesario mencionarlo.

Terminé sonriendo y seguí comiendo las palomitas de maíz. Estas cuatro quieren desperdiciar comida y olvidar que la gente se muere de hambre ahí fuera. De acuerdo...son solo palomitas de maíz, ¡pero sigue siendo comida! Y también tenía hambre.

—Por supuesto. Las cuatro ya estamos cansadas ​​y hartas de este juego. Solo para que ganes. —Sonreí y las otras dos rieron. Normani resopló y se puso de pie.

Parece más fácil en las películasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora