Capítulo 20 - Poetically Pathetic

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Capítulo 20 - Patéticamente Poética.

Viernes.

Viernes. Octogésimo octavo día. Hoy no me opuse a ir a la escuela. Incluso si quisiera quedarme en casa, no podría. Hoy tendría que matar dos pájaros de un tiro. El primero era huir de Ferrer y el segundo —y el peor— era hablar con Camila. Pasé toda la noche creando y recreando nuestros posibles diálogos. Las cosas tenían que salir bien esta vez. Pero no puedo ser una soñadora y decir que no pienso en el lado malo de las cosas. No soy como Camila. No puedo ver un solo punto de luz en la oscuridad y es por eso que debo considerar la posibilidad de que todo salga mal. Sabes muy bien que no soy el tipo de persona que puede reiniciar un juego sin antes probarlo 20 veces. No soy el tipo de persona que puede completar un nivel del juego con éxito o sin hacer trampa en alguna parte. Supongo que al final no soy la persona adecuada para Camila, no sé si ella también lo es para mí, pero ¿y qué? Puedo hacer un poco de trampa y hacerlo bien. Puedo hacerlo. ¡Por supuesto que puedo, solo necesito que Camila esté callada y no me cabree!

—¿Me dices que no llegue tarde solo para seguir esperando?

—Cálmate, Normani. Espera un minuto. Sé que vas a querer hablar con ellas y no quiero tener que huir. Sería humillante.

—Está bien, hoy te lo voy a relevar.

—Gracias.

En otra ocasión, nos detuvimos frente a la casa de Normani. Hoy todo tiene que salir como pensaba, de lo contrario nada saldrá bien. Esperamos hasta que el reloj marque exactamente las 7:25 am. Seguimos nuestro camino habitual hacia la escuela. Se sintió bien hacer algo normal después de 4 días, me hace pensar en lo que pasó como una pesadilla. Preferí que fuera una pesadilla.

—¿Quieres saber algo? —Preguntó Normani.

—No.

—Lo que sea. Es solo que extrañé caminar contigo a la escuela. En el camino de regreso todavía tenía a Dinah y Mila...

—Hmm...a mi me da igual. Podría ir y venir sola todos los días sin extrañarte. —Normani dejó de caminar, quedando un poco atrás. Hice lo mismo y me volví para mirarla. —¿Que pasó?

—¿Es verdad lo que dijiste? —Preguntó un poco melancólica.

—¿Qué? ¿Que no te extrañaría? —Ella asintió. —¡Oh Dios! —Levanté los brazos sin creerlo —¿Te herí?

—¡Prácticamente le declaro sentimientos a nuestra amistad y tú me dices algo así!

—Lo siento, Mani...pensé que no me tomabas en serio...

—Hablas tan en serio de cosas que no son serias...A veces tengo dudas. —Dio 4 pasos para acercarse a mí.

—Vamos. —Seguí caminando. —Sin sentimentalismo.

—Nunca querrás sentimentalismo entre nosotras dos.

—Nunca te importó. ¿Ahora te importa? Por favor no.

—No , pero es posible que quieras cobrar más tarde. —Apareció a mi lado, siguiendo mis pasos.

—Te lo agradezco. —Le di una palmada en la espalda y seguimos sin más sentimentalismos.

Cuando llegamos a la escuela, el inspector nos regañó, que casi nos deja salir de la primera clase.

—Es su segundo retraso este año. Sin contar tus faltas individuales, Jauregui. ¡Tu situación no es buena en la escuela!

—Ella se recuperará. Se unirá a un grupo de estudio. Participará en cualquier actividad extraescolar...lo prometo. Pero déjanos entrar. Por favor. —Pidió Normani.

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