C A P Í T U L O 8. «MI FAI IMPAZZIRE, EVELYN»

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Música: Never Tear Us Apart / INXS

MI FAI IMPAZZIRE, EVELYN

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El «clic» que emite la cerradura al abrirse consigue que me ponga alerta al instante. Hundo la mano bajo la almohada y sujeto entre mis dedos la 9mm que duerme conmigo todas las noches.

Una ráfaga de aire frío proveniente del pasillo se cuela en el interior de la habitación cuando la puerta se abre, pero esta no demora nada en volverse a cerrar con suavidad. Tal como se encuentra mis ojos.

No despego los parpados ni siquiera al escuchar sus pasos sigilosos acercándose a mi cama. Cierro el puño con fuerza alrededor del mango de la pistola, preparado para sacarla en el momento indicado. Aunque mi respiración no demuestre en absoluto lo predispuesto que estoy.

He aprendido a conservar la calma frente a cualquier tipo de amenaza. Dejé de sentir miedo hace muchos años atrás.

O al menos no lo siento por esta clase de mierdas.

No cuando se trata de la gente que anhela ver mi cabeza en una bandeja de plata. No pienso darles el gusto de verme desestabilizado. Nunca lo he hecho, después de todo.

Puedo sentir el peso de su mirada recayendo sobre mi rostro, puedo oír el compás de su respiración pausada a tan solo dos metros de distancia. Sea quien sea, sé que está ahí de pie, formando una sombra en el lado vacío de mi colchón.

Pero cuando estoy a punto de sacar mi pistola para matarlo, me detengo, percibiendo lo único en este mundo que puede ser capaz de darle baja a todas mis defensas: su aroma.

Reconocería ese perfume hasta después de la muerte.

Y de pronto siento como si todo dejara de tener sentido, pero al mismo tiempo adquiera todo el sentido de este mundo. Como si todo volviera estar en su lugar después de una semana completa de agonía.

Aflojo el agarre alrededor de la pistola, abro los ojos y poco a poco comienzo incorporarme sobre el colchón, ansioso y al mismo tiempo temeroso por descubrir si la persona que está frente a mí es...

—¿Evelyn...? —inquiero en un susurro, intentando enfocar su rostro en medio de una oscuridad corrompida únicamente por la luz de la luna colándose por las cortinas.

—¿Ya te he dicho antes lo mucho que me encanta verte dormir? —me pregunta ella con expresión suspicaz.

—Muchísimas veces, amore... —Sonrío sin poder evitarlo.

Mi mujer corresponde a mi gesto. Ávida y tierna. Todo a la vez. Como solo ella puede llegar a ser.

—Discúlpame por haberte despertado, cariño.

Su cuerpo, cubierto únicamente por una bata de seda blanca bajo el albornoz negro desamarrado, se mueve con elegancia rodeando la cama para detenerse a mi lado.

—Sabes que nunca puedo dormir bien si tú no estás a mi lado, nena. —Me froto la cara, dejando escapar un bostezo.

—Lo sé. —Ella hace una mueca con los labios que despierta en mí unas ganas casi salvajes de mordisqueárselos—. Pero es que Nick... Por Dios, hoy parecía dispuesto a quedarse despierto toda la noche. —Su exagerado suspiro me hace reír.

—Ven acá, principessa. —Le tiendo la mano, y cuando ella la toma, siento una calidez recorriendo todo mi cuerpo. Como si hubiera pasado demasiado tiempo bajo la nieve y de pronto encendieran una hoguera frente a mí. Me deshago de las sábanas que me cubren y tiro de ella hasta hacerla caer sobre mi cuerpo.

Seducir a la Mafia  [Pasiones Peligrosas #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora