D'ANGELO
___________________
Seis días atrás.
Ciudad de Nueva York.
—Te advertí sobre ella, Noah. —Su voz afilada recorre toda la habitación hasta hacer una mella en mis oídos—. Te dije que esa maldita estaba de su lado.
Respiro profundo antes de volverme hacia ella. Está apoyada contra el marco de la puerta. Sus brazos cruzados sobre el chaleco de su uniforme. Sus ojos oscuros desbordados de ira.
—Lo sé, Lorena —pronuncio entre dientes—. Pero maldita sea, no necesito que me lo recuerdes ahora, ¿vale?
—¡¿Si no lo hago yo entonces quien se supone que lo hará?! —me devuelve en un siseo que solo yo soy capaz de escuchar, dando un paso para internarse más en la habitación—. Soy la única que sabe lo que realmente pasó en lo bajo de esa maldita colina, Noah.
Me cruzo de brazos frente a ella.
—Eres perfectamente libre de ir a contarlo, Lorena. No estás obligada a protegerme. Soy tu superior, solo tienes que decir que te di la orden de dejarlos ir. —Ella suelta una carcajada que me sabe irónicamente amarga.
—Estás de broma, ¿verdad? —Un destello oscuro aparece en su mirada—. ¿Crees que si realmente quisiera delatarte ya no lo habría hecho?
—¿Qué quieres entonces, Lorena? —Doy un paso hasta acortar la distancia entre nosotros—. ¿Qué mierda quieres de mí?
—¡Que abras los malditos ojos, joder!
—¡¿Y te parece que no lo hice ya?! —le gruño, sintiendo un dolor atenazándome el pecho.
Los recuerdos de la madrugada anterior se arremolinan en mi cabeza haciéndome pedazos. Sus ojos húmedos por las lágrimas. Su mirada culpable y agonizante. El dolor en su voz mientras se iba con él.
«Lo siento, Noah... lo siento mucho.»
—No me parece —responde Lorena, trayéndome de vuelta—. No me parece que lo hayas hecho en lo absoluto, Noah. Puedo verlo en tus ojos. En las últimas horas tu mente no ha parado de buscar excusas para justificarla. Para encontrarle una razón lógica al hecho de que ella haya preferido quedarse junto al hombre más poderoso de la mafia italoamericana en lugar de contigo.
—Eso no es verd...
—Ni siquiera te molestes en negármelo, Noah —me corta con un gesto de mano, sacudiendo la cabeza. Sus ojos se ven tan cansados como creo que se muestran los míos después de haberme pasado toda la maldita noche despierto—. Sé que en tu mente intentas justificarla porque eso mismo es lo que yo estaría haciendo si hubieras sido tú. Nadie quiere aceptar que se ha enamorado de una mala persona, agente García.
—Lorena... —murmuro intentando alcanzar su mejilla con una mano, pero ella se aparta antes de que lo consiga. Mi puño se cierra en el aire. Dejo escapar un suspiro cansado—. Entiendo por qué piensas de esa forma, de verdad. Pero créeme, Lorena, ella no es una mala persona.
—¿Qué hacía en esta casa entonces? —inquiere, alzando una ceja—. ¿Qué hacía con Angelo Lombardi? ¿Por qué prefirió huir él y un niño entre los brazos?
—¡No lo sé, joder! —Me doy media vuelta, incapaz de soportar su mirada inquisitiva—. Solo sé que ese bebé puede ser la razón de que no quisiera aceptar nuestra ayuda.
Escucho resoplar a Lorena detrás de mí.
—¿Ves a lo que me refiero?
—Esto no tiene nada que ver con la relación que yo teng... tenía con ella, agente Díaz. Se trata de lógica. —La miro—. Sé que el niño no era suyo.
ESTÁS LEYENDO
Seducir a la Mafia [Pasiones Peligrosas #1]
RomanceAngelo Gabriele Lombardi lo único que posee de un ángel, es su belleza. Como líder de la mafia italiana de Nueva York, sus manos portan la sangre de sus más acérrimos enemigos, su piel, las marcas de una bestia, y su corazón, la promesa de proteger...