Capítulo 5

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Elle Montaner

Hoy es la fiesta a la que aquellas chicas de la biblioteca insistieron en que convenciera a Adam de ir, no sé la razón, pero lo hice. Él aceptó e invitó a los chicos del equipo de fútbol de la universidad.

—¿Crees que podemos ir tanta gente? —Pregunto.

—Yo creo que sí, hay un montón de fiestas abiertas, todo el mundo está invitado. Iremos a donde quieres ir tú al final —responde el chico rubio de cabello rizado.

Nos reunimos en la noche y vamos a diversas fiestas al rededor del campus, los amigos de Adam parecen ser amables conmigo, respetan a Adam por tanto me respetan a mí o es lo que creo que ocurre. Me divierto con ellos o al menos lo intento, es difícil abrirme a nuevas personas, a veces la angustia se apodera de mí y necesito volver a estar sola. Cuando pasa un rato vamos a un apartamento que ocupa todo el último piso de un alto edificio, puedo notar el descontrol del lugar en seguida y entre la multitud veo a Aleksander.

—Iré al baño —le digo a Adam.

—Podríamos ir todos juntos como lo hacen las mujeres —dice Zack un chico peli negro que juega en el equipo.

Quiero ir sola, ¿realmente me quieren acompañar?

—Él solo bromea, Elle. Ve, te esperaremos aquí. —Me tranquiliza Adam.

No quiero ir al baño realmente, yo necesito aire, necesito estar sola un rato, socializar tanto me ahoga de cierto modo

Salgo a una de las terrazas y me siento en un puff gris.

El bullicio de la gente y la melodía de una canción electrónica aun llenan mis oídos, pero el cielo nocturno me calma. Permanece lleno de estrellas y de nubes oscuras que se mueven suavemente con la brisa, a veces dejándome en oscuridad al ocultar la luna.

Entonces recuerdo esa noche.

Estaba viendo la luna escondida entre las nubes cuando su mano se posó en mi hombro. Arrodillada junto a la tierra húmeda del jardín intentaba plantar mis flores tranquila, no quería nada con mi hermano. Quería odiarlo tanto como me odiaba a mí misma.

—No me toques. —Me aparté y entonces me sentí más vacía de lo que ya estaba, pero era como debía ser. Todo lo que había ocurrido, todo me atormentaba.

Tome la espátula de jardinería y removí la tierra poniendo las semillas, mis manos llenas de barro y mis ojos de lagrimas. Aquellas flores crecían con la luz de la luna, aquellas flores me recordaban a él. Papá.

Miro mis manos asegurándome que no tengan tierra, no la hay. El pasado quedó atrás, ya aprendí a vivir con ello.

Vuelo a entrar en el apartamento porque mis pensamientos son peligrosos y dañinos. La música aleja la culpa, no demasiado, pero sí lo suficiente.

—Pelo de escoba. —Halsey se dirige a mí—. Ven, te necesito para algo.

Viste jeans y una blusa, trae tomado su cabello azul.

—¿Para qué?

—Dime si Adam sigue ahí. —Luce nerviosa, por primera vez la veo así, escondida, espiando.

Miro por el pasillo y veo a Adam usando una camiseta gris que marca su cuerpo fornido mientras bebe cerveza junto a sus amigos.

Dulzura Disfrazada [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora