Capítulo 2

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Laura Slim

Estoy emocionada. Duele dejar a mi familia, extrañaré a papá, a mamá e incluso a mis molestos hermanos pequeños, pero finalmente iré a la academia, formaré parte de la milicia, eso es lo que siempre soñé.

—¿Solo habrán mujeres en la academia, no? —pregunta papá, sobre protector como siempre.

Viste ropa deportiva tipo polo, casi siempre está en la zona minera de Chile y cuando está con la familia yo soy inmensamente feliz. Me he acostumbrado a vivir en el sur de Europa, me gusta el clima cálido o en extremo frío que hay a veces. Amaré ir en la academia en Italia.

—No lo sé, papá. Supongo que sí.

Sus ojos verdes me miran con cariño y entonces me abraza, correspondo el cálido gesto. Mis hermanos me abrazan también, sus brazos rodeando mi estómago ya que aún son pequeños y mamá se une luego. Estamos haciendo una escena en el aeropuerto. Me despego de todos y antes de ponerme a llorar doy media vuelta con dirección a las escaleras mecánicas. Antes de meterme al sector de seguridad los miro a todos una última vez y sonriendo me despido con la mano.

En el avión simplemente duermo y para cuando llego al aeropuerto de Italia está Ihsan esperándome, vestido con un traje negro de la milicia, bastante sexy.

—Viniste por mí. —Su cabello castaño claro está rígidamente peinado y su parada es demasiado derecha, le doy un codazo—. Relájate, hombre.

Me mira con sus ojos color avellana estrictos.

—Démonos prisa.

—Vaya, ni siquiera un hola —suelto.

Toma mi maleta y comienza a caminar para que lo siga entre la multitud, escucho mucho italiano mientras lo hago, lamentablemente no entiendo el idioma. Llegamos al estacionamiento y él se sube en un jeep negro. Me subo también.

Me gusta Italia, los edificios antiguos parecen obras de arte e incluso el aire huele a comida deliciosa. No quiero que el camino a la academia sea incómodo o algo similar, sé que aún son al menos dos horas de viaje pues vine algunos veranos en el pasado por tanto mi entrenamiento está bastante avanzado.

Ihsan comienza a andar, él es aburrido, demasiado serio, lo cual lo hace en exceso divertido para molestar.

—Dios, ese traje se te ve...

—Soy tu superior aquí, Laura.  —me interrumpe seco.

Es cierto, apenas soy una simple recluta y él a sus 22 años es suboficial, pero aún quedan dos horas de viaje y esos rangos no aplican sino hasta llegar a la academia.

—¿Y que seas mi superior quiere decir que puedo ser tu sumisa?

Da un frenazo que me hace casi chocar de frente con el salpicadero, me mira molesto frunciendo sus cejas. Yo sonrío fingiendo inocencia.

—¿Dije algo malo?

—Te comportaras en la academia, hablo enserio. Sabes que es un lugar estricto.

—Lo sé, pero... —Dirijo mi vista hacia los asientos traseros —. Esos arnés deben de servir para algo.

—Ya averiguarás para qué sirven.

El resto del viaje es monótono y nada memorable, Ihsan me ayuda con mis maletas hasta mi habitación compartida, las deja junto a mi camarote también compartido, agradezco que alcancé a tomar la parte de arriba, creo que es un pelín más privado.

Hay muchas chicas aquí y absolutamente todas debemos ponernos los uniformes que estaban sobre nuestras bien hechas camas, ni siquiera tenemos cortinas así que resulta incómodo, una vez los pantalones, botas y blusa militar están puestas nos llaman al campo de entrenamiento. Es una área enorme de pasto y barro.

Dulzura Disfrazada [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora