Capítulo 10

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Elle Montaner

Mentí a mi madre, me escabullí de la casa, me puse ropa que usualmente no usaría y me acabo de subir del auto de Aleksander, creo que Adam le dijo donde vivía... No tengo claro que se supone que estoy haciendo. Mis muslos permanecen apretados sobre el asiento de cuero, mis manos entrelazadas entre sí evitando el frío. Antes de partir la mano de él prende la calefacción.

Cuando anda se forma un silencio incómodo, no sé qué es esto, ¿una cita? Mmm no lo creo, pero tampoco somos amigos: él no es amable. Suele insultarme y menospreciarme, ¿por qué accedí a venir? ¿Por qué me puse este vestido? Él me lo pidió... quizás quiere burlarse de mí. Comienzo a morderme las uñas y a mover una pierna, ansiosa.

Quiero hablar, pero no se me ocurre nada interesante, si pregunto cómo está sería raro porque lo vi esta tarde en la universidad, con toda mi valentía me decido a encararlo, lo observo con detención: sus pantalones cargos son negros, el pircing de su labio también es negro, y el de su ceja... su estilo es oscuro y a diferencia de Derek no posee ningún tatuaje.

—Me escapé para venir —informo para ver su reacción.

—Que rebelde eres.

—Oh... mmm ¿eso es sarcasmo?

Aleksander me mira sin ninguna expresión facial en su rostro. Su pelo rubio platino cae sobre su frente.

—Me vestí de negro como querías, no tengo mucha ropa de ese color así que fue difícil encontrarlo en mi armario —comienzo a contar —, recuerdo que compré este vestido por internet, pero nunca me lo puse, prefiero vestirme con colores vivos para ser sincera. Casi todo el mundo usa siempre negro, ¿no crees que es triste? ¡Ah, sí! —recuerdo —, y el abrigo es de mamá, a mamá sí le gusta la ropa negra, aunque la mayoría del tiempo viste de rojo, de hecho una vez...

—¿Siempre hablas tanto? —Me interrumpe.

—Uh, no... —Me desanimo un poco, ni siquiera estaba hablando "tanto", la verdad a veces me quedo mucho tiempo en silencio solo escuchando a los demás, pero otras veces tengo vómitos verbales.

—Me gusta el silencio —Esa es una forma diferente de decir "callate" —, así que cállate. —dice directamente.

Se siente como una espinita en el pecho, como cuando sabes que a alguien le desagradas, pero no el porqué.

—Estuve esperándote más de una hora —le recrimino—, si me hubieras dicho que serías un pesado no habría venido. —Me cruzo de brazos.

Pone los ojos en blanco.

—¿Cómo iba a saber yo que estarías como una tonta en la calle en lugar de en tu casa? No sabía dónde vivías.

Tiene razón, sin contrargumentos me muerdo el labio mirando por la ventana, miro las estrellas y nubes nocturnas por veinte minutos antes de finalmente preguntar.

—¿Dónde es la fiesta?

—A las afueras de la ciudad —responde con la mirada fija en el camino.

—Ah... okey, ¿estarán todos tus amigos ahí?

—Espero que no. —Es su respuesta, luego viene el silencio de nuevo.

Afirmo mi cabeza en la ventana, de pronto el calorcito de la calefacción me relaja y mis pestañas comienzan a pesar... me quedo dormida.

Dulzura Disfrazada [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora