Capítulo 14

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Elle Montaner

Otro día aburrido en la universidad, otro día siendo observada por Derek, vigilada por él, mi guardaespaldas, cada segundo a su lado e incluso cada segundo siendo consciente de su presencia es tortura pues no sé esconder mis sentimientos, supongo no escogemos por quien nos sentimos atraídos. Miro hacia atrás, más arriba en los asientos, lo veo sentado, debe ser aburrido para él asistir a la universidad solo para cuidar de mí.

—Montaner, aquí está la clase. —Me regaña el profesor.

—Sí, lo lamento. —Vuelvo mi mirada al frente.

El profesor es un hombre de sesenta años, canoso y regordete, su apariencia es similar a Santa Claus, pero su personalidad por el contrario no es dulce ni dadivosa.

—Si vino a mirar chicos le recomiendo salir por esa puerta y largarse de mi clase. —Señala a un lado la alta puerta color marrón—, pero le recomiendo quedarse, a ver si así sube sus calificaciones.

Mis rostro se calienta al sentirme observada por todos, me avergüenza la mención de mis calificaciones... aunque me he esforzado, no obtengo buenos resultados. Mordiendo mi labio inferior nerviosa miro hacia abajo sintiendo unos ojos clavados en mí, Aleksander me mira serio unos puestos adelante, no nos hemos topado en ninguna clase, tiene sentido pues aunque ambos estudiamos finanzas él está un año más avanzado que yo, y sinceramente lo he estado evitando, él también a mí supongo.

Sus ojos me perforan, no sostengo su mirada más de un segundo, no soy capaz de hacerlo.

—Como decía: si los impuestos suben se reduce la cantidad de empleos ya que de no hacerlo disminuiría la ganancia de acciones empresariales.... —continúa el profesor, volviendo a ser el centro de atención.

Quiero volver mi vista hacia atrás y ver a Derek, ¿qué expresión tendrá su rostro? Ahora sabe que rompo mi cuello para mirarlo en clases... que vergüenza. Por otro lado Aleksander enfrente debe saber que miro "chicos" como dijo el profesor, ¿se ha dado cuenta de la presencia de Derek, y de ser así le importaría en lo más mínimo?

—¿Te gusta Aleksander? —Pregunta Halsey a mi lado.

Se ha sentado ahí desde hace tiempo, quizás es popular en redes sociales, pero al igual que yo no tiene amigas... aunque por lo menos tiene amigos varones.

—No —afirmo.

—Mmm... ¿No? Oí ciertos rumores —susurra fingiendo estar atenta a la clase —, la gente dice que andaba con una pelirroja en unas de sus famosas carreras de autos.

—Él me llevo ahí con otras intenciones.

Digo aquello cohibida y ese pequeño titubeo en mi voz es suficiente para que Halsey entienda el doble sentido.

—¿A ti? —Casi ríe incrédula.

—Sí, pero no pasó nada.

—Obviamente, él tiene mejores opciones que una pelo de escoba como tú.

—Al menos yo no tengo pelo de pitufo —me defiendo.

Inesperadamente Halsey se ríe frente a mí insulto poco elaborado, tanto que le sale risita de puerco. Se cubre la boca disimulando.

—Oye... —susurra —, ¿sabes lo que creo? Tenemos que unir fuerzas... a mí me gusta Adam, a ti Aleksander y...

—No me gusta —corrijo, al tiempo que mi mejillas se ponen rojas.

—Astrid e Isidora son unas malditas, incluso contigo... y la enemiga de mi enemiga es mi amiga.

—Así no funciona la amistad, el odio hacia otras personas no nos hace amigas.

Dulzura Disfrazada [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora