Capítulo 32

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Elle Montaner

Despierto a la mañana siguiente rodeada en un abrazo. Aleksander envuelve mi cuerpo desde mi espalda, su cabeza descansa entre mi hombro y cuello, sus manos están en mis pechos y es cómodo porque su toque es ligero y suave. Me doy vuelta para ver su cara, está relajado y completamente dormido ¿cómo es posible que este chico que parece malo se vea tan dulce durmiendo?

—Aleksander —intento despertarlo —. Aleksander. —Repito sin respuesta de su parte.

Dejo un beso en su mejilla, luego en su barbilla. Me siente porque sonríe y abre con dificultad los ojos.

—Hola —saludo.

—Hola —repite somnoliento.

—¿Dormiste bien? —Pregunto y recibo un asentimiento.

—¿Y tú?

—También dormí bien —respondo.

Aleksander vuelve a abrazarme y esta vez acuna mi cabeza en su pecho, me vuelvo a dormir y él también. Despierto nuevamente al medio día, me doy ánimos para dejar la cama y tomar una ducha. Mientras el agua recorre mi cuerpo flashbacks de anoche llegan a mi mente, no tengo con qué comparar el sexo de anoche pero a pesar de que estuvo genial me gustó mucho más dormir a su lado, se sentía muy cálido y reconfortante.

Salgo con una sonrisa pegada en la cara de la ducha, comienzo a observar mi cuerpo en el espejo del baño y solo imagino a Aleksander tocándome, sus manos en mi cintura y en todo mi cuerpo se sintió correcto, como si todos los pasos que di en mi vida me llevaran a eso.

Escucho dos toques en la puerta.

—¿Estás ahí? —Pregunta Aleksander.

—Sí —respondo antes de cubrir mi cuerpo con una toalla e ir a abrir.

Cuando estamos listos para dejar la cabaña y luego de verificar que la carretera ya está despejada todos nos arreglamos para volver a nuestros hogares. Estoy esperando a Aleksander sentada en el sofá de la sala cuando Zack se sienta junto a mí.

—Oye —suelta cómplice —. Todas las chicas de esta cabaña te están envidiando.

Me desorienta un poco lo que acaba de decir... ¿envidiarme a mí? Nunca oí algo así.

—¿Por qué?

—Por Alek y tú, ¿durmieron juntos estos días, no? —sonríe de lado repasándome con la mirada.

Me pongo muy incomoda porque no tengo este tipo de confianza con él, por más que me agrade. Miro alrededor preguntándome por qué tardan tanto.

—Conozco a Aleksander hace como dos años y en todo ese tiempo lo he visto solo con dos chicas, ¿sabes lo qué pasó con esas chicas?

Se acerca como si estuviera contándome un secreto, su cabello largo incluso toca mi mejilla.

—Se vuelen socialmente relevantes, todo el mundo se preguntaba por qué Aleksander se fijó en ellas, eran hermosas pero aún así... él es muy selectivo, ¿sabes? Las chicas que están con él alcanzan un estatus, la gente quiere saber que las hace especiales.

Me aparto y quedo mirando mis manos.

—Yo no tengo nada especial —admito a lo que él pone una cara de desagrado o confusión, no lo sé, no puedo descifrarlo.

—Analizándote no hay patrones entre tú y las otras chicas, una era una aspirante a modelo, la otra una mimada caprichosa de una familia rica. A simple vista eres diferente a ellas pero debe haber algo en común...

No sé si hay algo en común pero tampoco me importa, no entiendo porque a él sí.

—¿Por qué importa eso?

Dulzura Disfrazada [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora