Expedición nocturna

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-Todo parece correcto en el informe... además, por ser tu lo permitiremos, siempre y cuando no se inmiscuya en combates directos- revisó uno de los operadores de la asociación de heroes nocturnos.

Un gran edificio que estaba cerrado por el día y abierto toda la noche.
Ahí se reunían todos los héroes que habían decicido entrar en los horarios nocturnos.
Como Fumikaje, Tsuyu o Toru.

-Gracias- agradeció Aizawa en su inalterable y monotono tono de voz, cansado y seguro.

Padre e hija salieron del edificio y ella nada más salir interpeló a su padre.
-Me vas a dejar participar en combate directo ¿verdad?- preguntó.

-¿Que gracia tendría esto si no lo hiciera?- dijo él mientras ambos caminaban lentamente.
Era de madrugada y las farolas brillaban con intensidad para combatir la oscuridad de aquella noche nublada.

-Iré yo primero, si las cosas empiezan a ponerse difíciles te llamaré en cuestión de apoyo en combate... eso si encontramos algo que combatir claro está.

Ambos se encaminaron hacia el enclave que había sido denominado como, más peligroso, tras la aparición de los incidentes de secuestro, asesinato o desapariciones.

Aunque realmente solo eran desapariciones con teorías inconclusas.

-Vamos a subir a los edificios- Eareser Head se puso las gafas frente a los ojos y hechando mano de sus cintas se agarró a una farola y se posó sobre la barra doblada en horizontal (para que la bombilla iluminara más al centro de la carretera) -¿Puedes?

Akane entrecerró los ojos, calculó la distancia y se agachó para concentrar el viento bajo la planta de sus pies.
Frío, con lo cual sería más difícil levantar su cuerpo por la pesadez del aire.

-El aire está muy frío, pero lo intentaré- dijo mientras ponía las mano en el suelo.
Empezó a correr hacía la farola, saltó, se impulsó un poco (no todo lo que habría querido) y se agarró a la parte horizontal de la barra con las manos, uso la fuerza de su impulso para dar un par de vueltas alrededor y se lanzó hacia arriba alcanzando por los pelos el borde del edificio de enfrente.

Aizawa le extendió la mano para ayudarla a levantarse y una vez en el techo miraron hacia el centro de la ciudad, todo luminoso en medio de la oscuridad de la noche.

-Bien hecho, una manera inteligente de subir a pesar de la condición climatica que te limita- señaló Aizawa impresionado.

Pocas cosas podían impresionarle, por eso, cuando su hija subía los escalones tan rápidamente en el progreso que hacía para convertirse en heroína se llenaba de orgullo y satisfacción.
Pero ella no quería felicitaciones, solo su confianza. Aquello era bastante para forjar una gran relación padre hija. Y que él la llevara a misiones peligrosas... era el mayor acto de confianza que podía expresar.

Porque tener un compañero de equipo quiere decir que tu le cubriras la espalda a él, pero que también él te cubrirá la tuya.
El hecho de que su padre la considerara como una igual, era la forma más parecida que tenía Aizawa para mostrar respeto y afecto hacia una persona.

-¿Lista? Si el espacio entre los terrados es muy amplio te ayudaré con las cintas.

Y la procupación que mostraba como padre también le daba tranquilidad.

Ella asintió por toda respuesta.

Hubo un momento de silencio. El pelo largo de Akane empezó a elevarse lentamente y flotaba sobre sus hombros.

Ambos tenían intensas y penetrantes miradas de color rojo escarlata. Que desprendían un intimidatorio brillo en medio de la oscuridad.

Ambas figuras se esfumaron en abrir y cerrar de ojos desplazandose a gran velocidad sobre las azoteas.

BNHA: Nueva GeneraciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora