XLI- La Ruina no Distingue

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La ventisca azotaba la tierra helada con fuerza, pero para dos amigos como Nunu y Willump no era un peligro, por el contrario, hacía que su día fuera una mayor aventura.

El yeti corría a grandes velocidades contra el frío viento, por su parte el niño se aferraba a la espalda de este para resistir la carrera.

—¡Más rápido Willu! —Gritó Nunu. —¡Esta vez venceremos la tormenta amigo!

La amistosa bestia parecía entender a la perfección las palabras del pequeño, puesto que con ellas aceleró aun más. Para Willump el objetivo era correr todo el tiempo que pudiera, para Nunu aguantar en la espalda del primero, en caso de soltarse, Willump ya conocía la sensación de tener al niño en la espalda a la perfección, por lo que su ausencia no pasaría desapercibida.

Los vientos se hacían más fuertes y la nieve caía con mayor frecuencia, Nunu sentía agotamiento en sus manos por sujetarse al grueso pelaje del yeti, pero de súbito este frenó su carrera. El chico se tambaleo de un lado al otro y casi vuela, pero se mantuvo firme.

—¡Gané, gané Willu! —celebraba él escalando hasta la cabeza de su amigo.

Al llegar a la cima posó su mirada en el horizonte, a pesar de la noche y la ventisca, una masa de oscuridad venía en su dirección. Willump rugió ante esta, provocando que Nunu se sobresaltara, el chico iba a sugerir que mejor se fueran, pero una parte de esa niebla que no vieron por su costado ya estaba sobre ellos.

Nunu no entendió que pasó, pero su mente procesó que Willump al ver la misteriosa niebla sobre él, lo arrojó lejos, al levantarse vio a su amigo el yeti en el suelo dándole la espalda, gruñendo y rugiendo con dos de sus manos en su cabeza.

—¡WILLU!  —Gritó corriendo hacia el yeti. —¡Yo te salvaré Willu!

Tropezando y hundiéndose en la nieve el chico llegó hasta quien era para él, su inseparable compañero, cuando le tuvo alcance se abrazó a este con lagrimas. De un segundo a otro el yeti dejó de emitir sonidos y moverse, lo que para Nunu fue un alivio, hasta que vio una extraña corona y tatuajes espectrales en Willump.

—¿Willu? —Preguntó Nunu impactado y sin saber como reaccionar.

El yeti se volteó lentamente a mirarlo, los ojos azules habían desaparecido para dar paso a unas brillantes pupilas verdosas, unas que denotaban que algo había cambiado de forma drástica.

La bestia se movió ágil como un depredador sobre su presa arrinconada, el chico gritó cuando las enormes manos lo apresaron con fuerza rompiendo algunos huesos, gritó cuando vio la gran boca abrirse y gritó cuando esta se aproximó a él

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La bestia se movió ágil como un depredador sobre su presa arrinconada, el chico gritó cuando las enormes manos lo apresaron con fuerza rompiendo algunos huesos, gritó cuando vio la gran boca abrirse y gritó cuando esta se aproximó a él. Cuando se cerró, se detuvo.

Fin.

Autor de la ilustración: marcosuchima Twitter

Runaterra: Pluma y SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora