XVII- Roca y Acero

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Taliyah se despidió de Yasuo con un abrazo, el espadachín se sorprendió al gesto que no estaba acostumbrado a recibir.


-Recuerda Taliyah, lo importante no es la espada sino quien la empuña, con tus poderes pasa lo mismo. No dejes que su hoja te controlen a ti. -Dijo Yasuo respondiendo al abrazo después de su asombro inicial.


-Gracias maestro, lamento el tener que partir tan pronto de sus enseñanzas, pero el la arena del desierto y mi gente llaman mi regreso. -Unas lágrimas brotaron de sus ojos mientras se despedía.

-Que el viento te guié a tus tierras cálidas. - Fue lo último que escuchó decirle, pues después ya lo veía a la lejanía extendiendo su mano para ella.


Los días transcurrieron en Jonia, debía llegar hasta el puerto indicado por Yasuo, donde si daba el nombre de su maestro un conocido le haría el favor de llevarla atravesando el mar.
Debía seguir por tres días el camino empedrado hasta alcanzar el pueblo costero, en la lejanía se divisaba una litera llevada por monjes, de seguro en su interior iba alguna clase de líder espiritual pensaba la chica.

Taliyah los observó detenidamente por unos minutos, pero de pronto los cuatro monjes cayeron al suelo con su cabeza separada de sus cuerpos.

La escena horrorizó a la joven quien a pesar de haber presenciado una batalla no la había visto de cerca. No lo pensó dos veces, tenía que salvar a quien fuera que estuviese ahí.

Una figura sombría saltó de los árboles hacia el vehículo ahora quieto, Taliyah hizo un movimiento de manos, como si tirara hacia ella misma y la tierra obedeció su comando,las rocas bajo la litera se deformaron y se arrastraron en la dirección deseada. Cuando llegó hasta ella vio las sombras de alguien meditando.

-Quédese ahí y no salga. -dijo la tejedora a la figura.


Ahora podía ver mejor a la persona que se había acercado, era un joven que llevaba consigo una extraña y macabra guadaña. El hecho de que parecía tener un ojo el arma lo hacía más perturbador.

Kayn estaba atónito, pero desconfiado. Nunca había visto usar magia elemental de esa forma, el controlar el suelo donde están los pies es un arte peligrosa.

-Kayn... ¿quien ha tomado lo nuestro? -escuchó decir a Rhaast.

-Solo otro gusano, pero parece que sabe mover la tierra por donde se arrastra. - respondió el asesino algo molesto.


-Mmm cuando cortas un gusano creas dos. -dijo irónicamente la guadaña.

-Cállate y veamos como recuperar lo que nos pertenece.


Kayn volvió a saltar al bosque, Taliyah siguió sus movimientos, pero lo perdió entre los árboles pues era muy ágil, si su objetivo era quien estuviese en la litera solo debía quedarse junto a ella.

El tiempo paso y la chica se concentró, sus ataques eran muy rápidos y los monjes no los vieron venir, pero ella ya estaba prevenida.

-En el mundo no todos tus enemigos irán de frente, hay hojas que golpean desde la sombra. -Recordó decir a Yasuo.


Sintió las leves vibraciones por sus talones, se agacho y levantó las manos hacia su espalda provocando que un pequeño muro de piedra se alzara cubriendo su retaguardia.

CLANK

El sonido del metal chocando la roca. Taliyah se dio la vuelta y se alejo con la tierra, Kayn de veía molesto, pero sonreía.

-¿Algo te divierte? -Preguntó Rhaast.

-Sí, solo me pregunto si te duele el haber golpeado una piedra.

-¡No soy una guadaña cualquiera, idiota! - contestó el darkin- ¡Si me rompiera así de fácil no sería quien soy!

-Ciertamente eres una herramienta de buena calidad. -Dijo Kayn riéndose.

-Ya lo veremos... - respondió la guadaña con seriedad.

Taliyah veía como el asesino hablaba con alguien, pero sin que ella lo viera. ¿un aliado oculto? Descartó la idea, pues ya la hubieran atacado. Decidió no esperar, dio un pisotón y y avanzó el puño.

Una estaca de tierra se formó en dirección hacia Kayn, este al percatarse se hizo a un lado con rapidez y corrió hacia la joven empuñando la guadaña, dio un saltó e hizo un corte que se llevó unos cuantos cabellos de su oponente, pues esta se impulso hacia atrás con una voltereta ayudada por la tierra, siguiendo su movimiento una roca se levantó y golpeo a Kayn por la espalda.

-¡Agh!

-Te domina - dijo Rhaast en tono burlón.

-No estás ayudado - le respondió molesto.

-¡Soy la guadaña inútil, SOLO estoy de ayuda! - Gritó el darkin.

-¿Con quien hablas? - Le preguntó Taliyah al muchacho cuando se alejó de él.

-Eso niña no es de tu incumbencia. -Respondió Kayn con una sonrisa.

Dio un nuevo salto con la guadaña hacia adelante, la joven levantó tres estacas esta vez, pero Kayn se desplazo entre ellas.

Cuando estuvo a punto de llegar a ella dos placas de roca sólida se levantaron a sus costados.

-¿QUÉ? -preguntó acompañado de un rostro de sorpresa y furia.

Fue la pregunta de Kayn antes de ser aplastado por ambas piedras. Al escuchar el choque de la roca Taliyah se arrodilló, pues estaba cansada, el desgaste del combate y la presión que ejercía ese tipo fue suficiente para cansarla, nunca había usado sus habilidades de esa forma.

Se levantó para dirigirse a la litera, debía inspeccionar como estaba su ocupante. Se alejo dos pasos cuando sintió un corte en su espalda.

Con un grito de dolor cayó al suelo, al mirar atrás vio como la figura del asesino emergía de la propia roca, estaba ensangrentado, pero vivo.

-¡Hija de...!- comenzó Kayn - Casi me matas.

Taliyah no se creía que alguien pudiera atravesar la piedra como él acababa de hacerlo, sin duda era alguien muy misterioso además de poderoso, pero esa guadaña seguía siendo inquietante.
El ver como el ojo la miraba recordó las historias de su tierra. Era un darkin, eso explicaba la corrupción en parte del brazo y rostro del chico, pero su voluntad era enorme si esgrimía el arma con tal habilidad para haberla perfeccionado y que aun no sucumbiera al arma.

Kayn se lanzó hacia ella, Taliyah hizo un movimiento desesperado y ambos se detuvieron. La guadaña en su cuello y una enorme roca sobre ambos, un movimiento en falso y su garganta era cortada, una orden suya o que dejase de controlar la piedra y esta última los aplastaba a ambos.
Los dos se miraron por un momento hasta que Kayn fue el primero en interrumpir el silencio.

-¿Y ahora qué hacemos? - preguntó- Claramente estamos en una encerrona.

-¿Qué te parece hablar? - Preguntó la chica.

-¿HABLAR? - Preguntó el Darkin.

-¡Cállate tú! -dijo Kayn -no soy estúpido, la roca a ti no te hará mucho.

-Bien, veo que tu guadaña protesta, conozco algo de su historia. -Taliyah hablaba confiada - Esas armas buscan controlar a quienes las poseen.

-Me dices algo que ya sé niña. -fue la respuesta de Kayn de forma cortante - no pienso dejar que ocurra.

-¡Que valiente y decidido! -le dijo Rhaast para sus adentros.

-Púes en ese caso sabes que eres una herramienta, yo también lo fui o al menos eso intentaron los noxianos. -continuó la joven - querían usarse como arma en la guerra.


Kayn se río a grandes carcajadas antes de responder.

-Si algo destaca en noxus es el usar a niños como armas, yo también lo fui, pero mi maestro me recogió, el consiguió afilarme para un propósito, ahora soy capaz de enfrentar a cualquiera.

Taliyah sintió algo de pena porque él pensara de esa forma sobre si mismo, pero sabía que no habría vuelta atrás para convencerlo de lo contrario.

-Yo también tuve un maestro que me enseñó el valor de mis habilidades, sin sus enseñanzas lo más seguro es que hubiera muerto contra ti, fue él quien me dijo que no dudara. - Un brillo crecía en sus ojos al recordar sus momentos con Yasuo. - Pero lo más importante es que yo debía tener el control de mi misma y no temer a lo que pudiese hacer.

-Muy bella plática niña, ¿pero a dónde quieres llegar con esto? - Preguntó Kyan.

-¡Quiere ablandarte! -le contestó Rhaast.

-Pues que tu eres solo una herramienta del arma que empuñas ahora, no sé cuanto tiempo logres mantener el control, pero eso puede acabar algún día.

-Al contrario que tú, yo no tuve nunca miedo de lo que podría hacer, fue por eso mismo que tome esta hoja, una guadaña va a necesitar mucho más que palabras para domarme. —Respondió Kayn confiado, rosando una gran arrogancia, pero siempre con un tono serio — Admito que me impresionan tus habilidades, pues es la primera vez que las veo.


-Tenemos en común más de lo que crees, pero nuestros propósitos son distintos. -dijo Taliyah- Tú buscas el poder y yo el proteger a quienes me importan.

-Lo has descubierto rápido al menos. Pero esto se alarga demasiado, ¿como salimos de aquí con al menos uno de los dos vivo? - Preguntó Kayn con una macabra sonrisa.

-Simple, tu retiras la guadaña y yo la roca a la vez, después de todo esta nos aplastará a ambos y me agota seguir sosteniéndola.

Kayn asintió y ambos retrocedieron. Taliyah fue hasta la litera y al abrirla descubrió que en su interior había una estatua. Se sintió estúpida, pero había hecho lo correcto si hubiese sido una persona.

-¿Qué buscas aquí? - Preguntó al asesino- mataste a esos hombres por un objeto.

-Eran noxianos disfrazados, llevaban un arma química a un pueblo, de seguro para utilizarla allí, pueden ingresar fácilmente si no van con sus armaduras.

Taliyah se sorprendió ante ese hecho, tenía un buen mecanismo de seguridad para no haberse activado con su magia.

-Pues en ese caso ha sido una pelea inútil. - dijo ella.

-En tu ignorancia no tenías como saberlo, sigue tu camino. - Contestó Kayn.

Ella se marchó sin decir nada, meditado la situación. Kayn se quedó viendo como se alejaba.

-¿La dejarás ir?- preguntó Rhaast. -me sorprende.

-No cuestiones mis motivos - dijo Kayn - gaste energía y mucha magia sombría salvándome de sus rocas. Además... tengo el arma que quería el maestro Zed.

Taliyah continuo su viaje después de tratar su herida, había sido una, pero el golpe habría sido mortal si ese asesino no hubiese estado débil. Ella logró sacar una valiosa lección del enfrentamiento, no siempre sus oponentes serán vencidos con su magia a la primera y aun en la victoria no había que confiarse. 

Grandes lecciones que servirían para proteger a su tribu de Azir y sus planes. Se preguntaba si en su camino por el futuro volvería a toparse con ese extraño asesino sombrío.

Fin del Relato

Runaterra: Pluma y SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora