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Capítulo 4. - Dualidad.

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Dos semanas antes.

El animal despertó, sus fosas nasales se expandieron intentando aspirar más del delicioso aroma percibido. Era muy tenue pero logró captar su atención.
Lo sabía, lo estaban llamando a él.

Abrió sus ojos, todo estaba oscuro pero no importaba, podría llegar hacia su destino, hacia la fuente de tan exquisito aroma incluso en total oscuridad, sus ojos se acostumbraron pronto a la falta de luz.

Ya afuera de su edificio y amparado por la oscuridad de la noche, se aventuró por las frescas y solitarias calles que eran tan conocidas para él. El aroma se intensificaba a medida que se acercaba, era tan tentador aquel olor. Comenzando a emocionarse más y más, corrió llegando a un parque tranquilo, miró y olfateó alrededor, había algunos más como él admirando el espectáculo, oliendo y mirando lo que era suyo. Se enfureció enseguida, no tenían derecho de verlo, de olerlo.

Así pues, comenzó a liberar su aroma amenazante y mostrando sus colmillos, gruñó enfurecido lo cual hizo ahuyentar a los cobardes que se atrevieron a acercarse a su omega, porque si, era suyo... lo había llamado a él, solo a él.

Una vez que vislumbró más de cerca la fuente de tan exquisito aroma, su corazón saltó extasiado mientras sus pupilas abarcaron con totalidad sus oscuros orbes haciéndolo ver como si estuviesen completamente vacíos, relamió sus labios.

Ambos se miraron a los ojos a tan solo unos pasos de distancia, luego se acercaron y comenzaron a olfatearse, una vez reconocidos, se miraron nuevamente a los ojos y enseguida comenzaron besarse con tanta necesidad. Ambos se pertenecían.

Alfa y Omega, se habían encontrado, así que el alfa elevó al omega tomándolo de la cadera, este con rapidez enredó sus piernas alrededor de la cadera del otro mientras devoraba su boca. Las dulces feromonas del omega excitaron como nunca al alfa que ya se encontraba totalmente endurecido, su cuerpo ardía.

Deseaba tanto tomarlo ahí mismo pero no, no debía. Separó sus labios del omega que se quejó al sentir que este se alejaba.

El alfa se quedó mirándolo a los ojos y soltó su aroma para calmarlo un poco, El lobo de Zhan se dejó llevar a su departamento mientras daba pequeños besos en el cuello del menor y le indicaba el camino.
Una vez en la cama y ya despojados de sus estorbosas prendas, el alfa se dedicó a besar con ternura al omega, aunque el fuego no se había calmado ni un poco, el alfa solo quería amar a su lindo omega sin lastimarlo por lo que fue cuidadoso con él.

Lamió y besó su cuerpo haciendo gemir al mayor, hasta ese momento no se habían dicho nada, parecía que las palabras no eran necesarias, con sus caricias y miradas se dijeron todo, con mucho cuidado y suavidad el alfa se dedicó a amarlo mientras Zhan también acariciaba, besaba e impregnaba con sus feromonas a su alfa quitando todo rastro de aquel olor que le era tan desagradable.

El lobo de Yibo lamió su pequeña cavidad para prepararlo correctamente mientras el pelinegro se retorcía del placer, ansiaba tanto adentrarse en él fuerte y profundo, deseaba tanto marcarlo como suyo, lo necesitaba, ambos lo hacían pero en ese momento Zhan no había expuesto su cuello para indicarle hacerlo.

Uno, dos y luego tres dedos fueron usados para prepararlo con suavidad y cuidado, los dulces gemidos del omega virgen endulzaron los oídos del lobo de Yibo que estaba siendo demasiado cuidadoso, su omega era demasiado valioso ahora que lo había encontrado. Lo amó desde el momento en que percibió su dulce aroma.

Dualidad (YiZhan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora