18.

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Capítulo 18. - Destinados

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10 años atrás.

El olor ciertamente era algo agradable anteriormente, le gustaba lo femenino que el aroma a rosas desprendía la chica pero... en esta ocasión no lo era, le desagradó olerla y verla. Ella era al menos 10 años mayor que él pero usaba demasiado maquillaje, todo agradable olor que hubiese percibido en el pasado de esta chica, se esfumó, no sabía que era diferente ahora, sus sentidos estaban más potenciados y su olor a rosas ya no le gustó.
En cuanto el olor a tabaco y feromonas de alfa se hizo presente, el aroma se hizo aún peor.

Tenía sed, todo el día se había estado sintiendo muy acalorado y un tanto mareado, quiso pasar a la cocina pero el espectáculo en su sala no era agradable de ver, su padre probablemente lo reprendiría por estar ahí cuando se suponía que no debía salir de su habitación.

Se detuvo al mirar los besos y toqueteos de la omega con su padre en el sillón, en otro momento los habría ignorado, no está vez. Se sintió enojado, quería que se fueran ambos de la casa, el olor de ellos se potenció más y aunque era desagradable, no pudo apartar la vista. Su lobo se sentía un poco territorial pero ciertamente no deseaba a la omega.

La omega gimió ante la traviesa mano del alfa, por un momento abrió los ojos y miró al chico que estaba cerca de ellos, parecía enojado.

- Tu hijo... tu hijo nos está viendo. - Dijo la omega, el alfa gruñó y ordenó.

- ¡Vete a dormir, Yibo! - Continuó besando a la chica después de ordenarle que se fuera a su habitación al puberto que los veía molesto.

Yibo frunció más el ceño, no le gustaba que su padre tomara cualquier omega para pasar sus celos, esta chica no le desagradó las dos veces anteriores que la vió, como la mayoría de ellas que si le desagradaban ya que eran mujeres olorosas y molestas, pero ahora incluso se sintió asqueado y molesto por aquellos olores.

Volvió a su habitación furioso, quería calmar a su lobo, aun así nunca le reclamaba nada a su padre, él se las había arreglado casi todo por su cuenta desde que su madre los había abandonado. No la culpaba, le había tocado este pésimo y mujeriego alfa, podría entender que ella se fuera, sobretodo porque la mujer ni siquiera parecía feliz, a excepción de las últimas semanas antes de irse, que se la veía pegada al teléfono, se arreglaba más y salía cuando sabía que su alfa tardaría en llegar, Yibo nunca mencionó que ella siempre olía a alguien más cuando llegaba a casa, solo quería que su madre continuara sonriendo, era una omega muy bonita. Sin embargo, de un momento a otro ella lo dejó en la escuela dándole un besito de despedida en sus regordetas mejillas. No lo recogió a la salida, nunca más la volvió a ver.

Su padre había sufrido una crisis esa misma noche debido al lazo roto, ella se había enlazado con otro alfa. El padre de Yibo estuvo por algunos meses en depresión pero poco a poco fue "recomponiéndose", llevaba omega tras omega a casa, una y otra vez, nunca fue un padre ejemplar, pero Yibo no quiso irse de esa casa porque esperaba que su madre regresara alguna vez.

Bueno, tal vez si al menos le escribiera, lo llamara por teléfono o en el mejor de los casos, lo buscara, sería muy lindo y él la recibiría con los brazos abiertos, pero nunca pasaba, su madre nunca lo buscó.
En pocos días cumpliría 14 años, esperaba cada año al menos una carta de su madre, esta vez no era la excepción.

A pesar de que aún no anochecía se acostó e intentó dormir, pero el calor en su cuerpo se intensificó y se sintió bastante inquieto, sus encías comenzaron a sentirse extrañas. Sabía que estaba pasándole, ya estaba en esa edad pero no podría salir o pedirle a su padre que le consiguiera un supresor, eran costosos los supresores para los adolescentes y su padre en celo no dejaría a la omega solo para ir a comprarle a su hijo lo que necesitaba.

Dualidad (YiZhan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora