38: bien querer.

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Sus cuerpos se pegaron en la suavidad de la cama, se abrazon sin temor y sintieron sus lentas respiraciones, no paso mucho tiempo hasta que cayeron dormidos de esa forma

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Sus cuerpos se pegaron en la suavidad de la cama, se abrazon sin temor y sintieron sus lentas respiraciones, no paso mucho tiempo hasta que cayeron dormidos de esa forma. Pasaron unas horas hasta que un ruido los hizo despertar, el primero fue el rubio, quien abrió uno de sos ojos y observó el alrededor, sujeto de la cintura a su amada con fuerza hasta aparecer en otra habitación, alguien había entrado a la casa, y estaba seguro de que no se trataba de sus hermanos. Con incomodidad Eri fue abriendo los ojos, su cabeza dolia menos luego de esa siesta.

-¿Qué sucede? ¿Y por qué estamos en tu habitación?-miro a su alrededor confundida.

-No es nada, quédate aquí.-susurro, beso su mejilla y se levantó de la cama, no tuvo tiempo a ver su reacción cuando ya desapareció de su lado.

Aprecio en el pasillo del segundo piso, se oculto entre las sombras de la mansión para ver al hombre que caminaba en la primera planta, sus ojos rojos ante el peligro no tardaron en darse cuenta de quien era; por su parte, el intruso comenzó a subir las escaleras, provocando que Shuu se moviera a otra parte sin perderle la vista. El hombre buscaba algo en específico, al parecer sabía muy bien donde estaba porque fue directo a una habitación.

Sus sospechas eran demasiado ciertas.

Ingreso al cuarto de Erika, sus manos temblaban y su pulso era acelerado, se llevó una gran decepción al notar que ella no estaba ahí. Furioso el rubio salio de su escondite, estaba cansado de ese humano molesto, atrás de el extendio su mano y lo empujo al interior de la habitación, haciendo que cayera sobre la alfombra gris, un grito escapo de sus labios cuando giro y noto al vampiro, sus ojos rojos con esos filosos colmillos deseando quitarle hasta la más última gota de sangre. Ryussuke temblo en su citio.

Deseaba matar a los vampiros, pero su cobarde instinto humano le hacia tener miedo.

-S-Shuu- sama... no, por favor...-fue tomado de la camisa.

-Dime ya mismo antes que te asesine, ¿qué haces aquí?

-¡Vine a salvar a Erika!-debió haberlo sabido, la obsesión que tenia el con su amada era algo grande, desde un principio noto como la observaba- Ella no puede acabar con su vida por culpa de ustedes, ¡yo la protegeré!

-¿Sabes qué?-lo soltó, haciendo el aire salga de sus pulmones por segundos- No vale la pena, eres un loco.

Nuevamente pasos hicieron acto de presencia, su cabellera rubia se asomo curiosa por la puerta, y sus ojos celestes como el mar los observaron con sorpresa. Avanzo hacia ellos.

-¡Eri-san!

-¿Ryussuke?

El aludido se levanto del suelo para correr hacia la femenina, la tomo entre sus brazos apartandola del lado del vampiro, ella seguía sin entender la situación pero no se atrevió a decir nada al respecto, solo vio a Shuu tratando saber que era lo que pasaba allí, y porque el humano estaba en su casa, un lugar que nadie conocía. El pelinegro la apretó en sus brazos, comenzaba a lastimarla, debía ser por su debil situación corporal.

-Eri-san, me alegra verte...

-¿Qué haces aquí?-le preguntó con incomodidad.

Lo quería, y mucho, pero la situación era extraña. Mucho más al sentir una navaja en su bolsillo.

-Tu dijiste que tenias un trato con ellos, pues yo vine a liberarte de eso. No sabia que Shuu estaba aquí, pero no hay problema -susurró, y con su mano palmeo su bolsillo- vine preparado.

-¿A-a que te refieres?

-Tengo un cuchillo de plata.-dijo contra su oído- Si intenta algo más lo matare de una sentada.

Y eso fue suficiente, Erika suspiro cerrando sus ojos, quería a Ryussuke, pero lamentaba haberlo confundido, el era la primera persona humana además se su madre que la hizo sentir tan especial. Entendia que todo lo que el estaba haciendo se trataba de poder ayudarla, pero ella ya se había ayudado sola, y estaba bien así, no necesitaba un príncipe como en los cuentos. Bajo su mano a la de el, y toco el cuchillo bajo su atenta mirada.

-Se que todo esto lo haces para ayudarme, pero estoy bien, Ryū. Me siento mejor desde aquel día, no pienso irme.

-P-pero...-el pelinegro temblo, sus ojos se llenaban de lágrimas- ¿a qué te refieres?

-Me iré, es verdad, pero no pienso acabar con mi vida, la quiero pasar al lado de alguien más -los ojos de el hermano mayor se abrieron con sorpresa-. Eres mi mejor amigo, y aprecio eso, pero quiero comenzar algo nuevo siendo yo misma, quiero recuperar el tiempo perdido.

-Ni siquiera me he confesado aún y ya me estas rechazando.-suspiro el pelinegro- Me duele mucho, ¿qué es lo que tiene el que no yo puedo darte?

-No es nada importante, solo soy yo, quiero poder decidir por mi misma. Lastimarte no esta en mis planes porque te quiero mucho, fuiste y seras mi primer amigo luego de mucho tiempo, por ello te aconsejo que ya no me busques, no puedo darte nada bueno.

Ryussuke libero unas lágrimas llenas de pesar, bajo su vista y asintió ante la petición de la vampiro.

-Si eso es lo que te hace feliz, ¿qué puedo hacer yo? al menos se que podrás sonreír sinceramente.

-Gracias.-beso su mejilla calidamente- Se que encontraras a alguien que te pueda dar lo que yo jamas podre.

"Pero seguirás sin ser tu, y eso es todo lo que quiero." Quiso decirle, pero solo se rindió, porque Erika parecía segura de si misma al hablarle, y eso era lo que el quería, que ella pueda estar bien aunque no sea con el; sino con Shuu.

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血液 ketsueki  ➵ diabolik lovers ;; au ✔ SIN EDITARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora