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Ya...no puedo

Mikasa se dejo caer contra el piso sintiendo el golpe certero en sus rodillas. Su jadeante respiración daba por hecho que había dado todo de sí misma y eso lo corroboraba los hombres tendidos sobre el suelo con el rostro ensangrentado producto de los golpes que le había propiciado la azabache, pero habían tenido una ventaja absoluta, cinco contra una.

-Maldita zorra ¿cómo te atreves? -gruño Historia-

Cada segundo que transcurría su cuerpo comenzaba a dolerle cada vez más, siendo consciente de todos los golpes que recibió. Apoyo ambas manos contra el frio suelo justo a tiempo cuando su cuerpo se balanceo hacia delante perdiendo el equilibrio. Su vista comenzaba a nublarse, ya no entendía muy bien si era por las lagrimas que amenazan por salir o la hinchazón que se expandía.

Sus codos la traicionaron, sus brazos tiritaron antes de dejarse caer por completo al piso, con las fuerzas aún guardadas se giro para observar el panorama a su alrededor. Podría estar muy cansada y adolorida, pero nadie se le acercaría ni mucho menos la tratarían como una muñeca sin vida. No, iba a resistirse hasta perder por completo la conciencia o en el peor de los casos, morir si así lo ordenaba Historia. Pero con el transcurso de los segundos, eso se volvía cada vez mas lejano las fuerzas se estaban disipando y su cabeza palpitaba con una horrible jaqueca que amenazaba con desmayarla.

El sonido de las puertas hizo que fijara su miraba tambaleante en ella al igual que la rubia que se aproximaba hasta ella con una ira palpable en su rostro.

-Majestad -la voz de un chico capto la atención de la azabache, cruzando miradas por un segundo- ¿Mikasa? -dijo en un gemido sorpresivo-

-No te he permitido mirarla, Floch -sentencio, con los ojos ardiendo en furia- ni mucho menos mencionarla.

El pelirrojo le dedico una ultima mirada de lastima antes de fijarla por completo en Historia, componiendo su postura. Mikasa sintió un nudo en su garganta al sentirse incapaz de moverse o gritar, no tenia fuerzas, había sido golpeada con rudeza y aunque logro vencerlos, ella también quedo muy mal. Sus ojos comenzaban a pesarle, y aunque tratara de mantenerlos abiertos, su vista se volvió completamente borrosa divagando entre las figuras que tenía frente a ella.

-Todo salió perfectamente lo esperado. Hemos logrado tomar como rehenes a la mayoría de quienes conspiraron contra usted y el generalísimo Zackly, entre ellos a la comandante Hange y Pixis.

- ¿Y Levi? -inquirió rápidamente la rubia, Floch negó con la cabeza manteniendo su mirada fija en el suelo- bien, supongo que hay que preparar una buena carnada para que las ratas salgan -masajeo su nariz- Reúne a los demás ¡Ah justo a tiempo ¡-exclamo alzando las manos-

Un grupo de cuatro uniformados perteneciente al ejército de Marley se hizo presente haciendo una reverencia ante la nueva reina de la isla.

-Hablaré con Hange, necesitamos obtener más información acerca de los grupos rebeldes y del paradero de Levi -Zackly esquivo a cada hombre tendido en el suelo, lanzando una rápida mirada a Mikasa- sugiero mantenerla con vida, su sangre al parecer es valiosa para los marleyense, ellos pueden saber qué hacer con ella. En cuanto a los embajadores, no creo que despierten en un buen rato.

Se acerco a la entrada posicionándose junto a Floch ambos haciendo reverencia, antes de retirarse.

-Tú, ve por el médico -apunto al joven de cabello castaño con destellos rubios quien asintió rápidamente para irse- ustedes...

-Hi-historia-gimoteo Mikasa tratando de incorporarse torpemente, pero solo consiguió sentarse- Historia...

La rubia se acerco a grandes zancadas arrodillándose frente a ella, agarro su enmarañado cabello oscuro obligándola alzar la cabeza.

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