19

597 51 58
                                    

Consistentes pensamientos rondaron por la cabeza del rubio sin cesar. La noche había caído en su máximo esplendor, el cielo nocturno resplandecía con hermosura, sin duda hubiera sido la noche perfecta.

-Lo siento.

La voz de Sasha le hizo salir de aquel trance disociativo. Su mente estuvo cabalgando entre recuerdos y sensaciones que deseaba volver a vivir, quizás se habría armado de valor y haberse dado cuenta mucho antes de sus sentimientos.

-Por mi culpa perdiste la oportunidad de hablar con Mikasa -continuo, con su voz apagándose en cada palabra- pero siendo honesta no sabía realmente si era lo correcto.

-¿Lo correcto? -menciono confundido- entonces tu guerra de comida, no fue solo por humor.

Armin iba caminando de los primeros con ambas manos detrás de su cabeza contemplando la lejanía de las calles y las estrellas que aparecían detrás de cada techo, seguido por Sasha y Connie quien no parecía atento a su conversación. Sasha sintió una culpa carcomerla poco a poco al darse cuenta de lo enamorado que estaba su amigo, porque sí, han sido compañeros desde hace años, pero con el transcurso del tiempo se había vuelto unidos, y lo amaba del mismo modo que a Mikasa.

Adelanto su paso hasta posicionarse a su lado. Se sorprendió al observarle, su rostro se mostraba sereno e irradiaba una calidez a pesar de encontrarse bajo la fría noche.

-Espero no me odies -musito ya cabizbaja- pero sí, no fue por humor.

- ¿Puedo saberlos?

-Preferiría que no.

Siguieron caminando en silencio, solo el sonido de sus zapatos resonando contra el suelo se hacía presente constantemente. Una brisa helada resoplo entre las casas revoloteando el cabello de los chicos, mientras Connie froto su cabeza con ambas manos. Sasha se abrazo a si misma en busca de calor, aún faltaba un par de cuadras así que solo debía aguantar.

-Debiste traer contigo algo para abrigarte- poso su brazo izquierdo alrededor de los hombros de la castaña atrayéndola contra sí- abrázame también, para darte más calor.

Armin le sonrió cálidamente mientras Sasha guiaba su brazo alrededor de su cintura, apegándose aún más contra él.

-Gracias – susurro avergonzada por la cercanía, pero agradecida de poder contar con él- eres un buen amigo, Armin.

-Yo también quiero abrazarlos chicos -se quejo Connie, mientras adelantaba el paso para alcanzarlos- ¿por qué no te quedas esta noche con nosotros? tendremos nuestra propia fiesta.

- ¡Si! -chillo Sasha emocionada- ¡quédate por favor, tengo unos panecillos guardados y puedes dormir en la cama de Jean, dudo que llegue esta noche ¡-alzo las cejas con picardía- Ah quien como él ¿no creen?

Armin asintió.

-Creo que cuando llegue el momento recurriré a él por algunos consejos -susurro-

- ¿No me digas que aún...? -musito Connie con sorpresa, Armin se sonrojo sin voltear a mirarlo- eso significa que

- ¿Qué perdiste? claro que sí -Sasha sonrió de oreja a oreja- te lo dije nuestro buen amigo Armin es un romántico, no caería tan bajo como otros.

- ¿Apostaron mi virginidad? -chillo ofendido, sin poder creer que sus amigos hicieran esa clase de apuesta- ¿Qué? ¿por qué?

-Bueno, después de saber que no están de novios con Mikasa y con Annie tampoco, decidimos apostar unos panecillos del comedor y...

- ¿En serio, panecillos? espera, como es que... ¡Connie era un secreto! -se detuvo abruptamente con el rostro enrojecido de vergüenza-

-Entre nosotros no hay secretos -Connie alzo los hombros despreocupado- tranquilo hombre, nadie más lo sabe ¿cierto Sasha?

| PARA TI | Donde viven las historias. Descúbrelo ahora