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Al día siguiente tan pronto como llego el amanecer los cadetes se levantaron rápidamente para comenzar con sus labores del día. Sin embargo, hoy era el último día que harían labores en la vía férrea, ya que el escuadrón 206 se encargaría de los últimos detalles antes de la llegada de los primeros visitantes oficiales a Paradise.

Mikasa rodo por debajo de las sabanas dejando por primera vez durante toda la noche su rostro al descubierto fuera de ellas. La noche se hizo eterna por el frío que traspasaba las ropas, que recurrió a posicionarse en forma fetal debajo de estas para contener más tiempo su calor corporal.

Los rayos de luz que se filtraban por la ventana llegaron a su rostro y la sensación de calor sobre su piel se sentía tan plácidamente que siguió en ese estado por un par de horas.

Sintió tres golpecitos antes de escuchar la manilla chillar mientras se abría la puerta. No era necesario alzar la vista para saber quién era aquella persona, pero recordó rápidamente el por qué para entrar a su habitación.

Se alzo sobre sí misma al darse cuenta de que su amigo la miraba de la misma forma.

-Solo unos minutos – golpeteo sus manos- ¡arriba mikasa ¡

Ahogo un grito mientras se maldecía mentalmente por dejar que volviera a suceder.

Corrió rápidamente a través de la habitación para entrar a la ducha. Armin se apresuró en agarrar las ropas y jalarlas hacia atrás. Cerro los ojos consternado al ver que solo había una sábana y un cubre no tan grueso sobre este, aun así, se apresuró en hacer la cama para no levantar sospechas de la impuntualidad de su amiga.

- ¿Qué les has dicho? – menciono preocupada-

Mikasa salió del baño con una toalla alrededor de su cuerpo mientras iba dejando un pequeño charco de agua tras sí.

-Le dije al capitán que habías olvidado algo en el comedor.

- ¿Te creyó?

-No mucho – hizo una mueca, siguió con la mirada a la chica que corría de una parte a otra buscando su ropa- pero al final dijo que te esperaríamos, así que pedí permiso para ir al baño y venir a buscarte.

-Te lo agradezco he llegado tarde demasiadas veces -menciono angustiada-

-Lo sé.

Mikasa dejo caer la toalla al piso mientras comenzaba a vestirse rápidamente. Armin había corrido la mirada unos segundos antes de que su amiga se desnudara frente a él.

- Mikasa – se quejó – ya lo hemos hablado.

-Lo siento apenas tengo tiempo...además -hizo un ademan con su mano libre- sabes lo que pienso.

Sí, lo sabía y se lo había reprochado un montón de veces antes, le había mencionado que su privacidad debía ser lo más importante, sin embargo, ella le argumento que confiaba y se sentía segura con él, no eran los argumentos que esperaba aún así la respetaba y no la traicionaría.

- ¿lista? -pregunto, antes de volver a mirarla-

-Lista.

***

La mañana paso rápidamente, eso era visible al observar el sol en su punto más alto dando cuenta que el medio día ya había llegado. Tenían 4 horas para terminar por completo el riel y aún faltaban cerca de 50 metros para llegar al lugar donde se encontrarían la tropa 206 que finalizaría el trabajo hecho por ellos durante los últimos meses.

Mikasa volvió a observar el delgado plano de un color café desteñido antes de fijar su vista en los detalles de los fierros que se encontraban incrustados en el suelo, hizo una mueca mientras agarraba con ambas manos el extenso papel, se iba acercando lentamente inspeccionando cada detalle del plano reflejado frente a ella. Armin y Connie se encontraban asegurándose de soldar aquellas partes que habían quedado sueltas producto del ir y venir de la vagoneta. Sasha le ayudaba a Jean a sujetar la madera mientras este improvisaba una pequeña banca para poder almorzar sin tener que usar el inmundo suelo como lo llamaba Levi.

- ¿Esta dudando de nuestro trabajo, jefa?

Eren esbozo una sonrisa al ver la confusión en el rostro de la chica.

Mikasa dio un respingo involuntario al no percatarse que Eren se encontraba cerca de ella.

Christa pasaba la mayor parte del tiempo cerca del castaño dejando en segundo plano sus labores en la vía. Al principio le parecía fatídico lo irresponsable que podía llegar a ser con su responsabilidad por el simple hecho de estar pegada a su novio, sin embargo, se había dado cuenta que no era precisamente eso lo que le molestaba, estaba sintiendo celos de Christa por primera vez durante sus años de amistad. Esta era una de las pocas veces que podría conversar con Eren, al parecer los padres de la rubia habían estado desde muy temprano en la oficina de Erwin y la chica no se presento a trabajar hoy. Le había preguntado a Sasha si sabia algo al respecto, pero ella tampoco tenía idea, lo único que le menciono fue que la había visto salir enfurecida de la habitación de Eren durante la noche cuando ella se dirigía a la suya.

Mikasa vacilo un instante al ver que el castaño se había acercado lo suficiente.

-No...es solo que esta manchita -apunto a una leve mancha negra en un costado del dibujo- no tengo idea que puede ser.

-Déjame ver.

Rodeo con su brazo derecho a la chica de forma que ahora sostenía con ambas manos el plano al igual que Mikasa quien sentía el cuerpo de Eren pegado en su espalda.

-Si esto es el riel...- musito el castaño frunciendo el ceño-este debe ser la viga...

La azabache no estaba prestando atención correctamente, dejo de estar consiente de sus pensamientos lógicos cuando Eren se posiciono tras ella de la manera más cercana posible. Sentía la respiración del castaño golpeando suavemente el costado de su nuca, mordisqueo la parte inferior de su labio al observar sutilmente los gruesos brazos del chico a cada costado de su delgado cuerpo. Conforme iba pasando los años habían ganado más altura, pero Eren había ganado además más musculatura a comparación de otros chicos. Mikasa había dejado de prestarle el 100% de su atención durante el último tiempo y sintió un golpe duro al observar lo bien trabajado que tenía su cuerpo, sin mencionar que se había vuelto por lejos más atractivo que antes.

Lentamente la sangre volvió a subir por sus mejillas al sentir que lo único que separaba su refinada espalda de su duro torso eran tan solo dos delgadas prendas.

-Seguramente no es lo único que mantiene trabajado – menciono tentativamente una voz en su mente.

Esta vez no pudo evitar estremecerse ante aquella idea caliente que rondo por su cabeza se apretó contra él sutilmente sintiendo una extraña sensación a través de su trasero, sus manos agarraron con fuerza parte del plano y este comenzó a arrugarse, por otro lado, seguía ignorando por completo que Eren era consciente de cada movimiento que realizaba la chica por más mínimo que este fuera.

-Mikasa...- advirtió mientras la diversión asomaba en su rostro- es mejor que abandones lo que estás pensando...estamos trabajando.

No tenía la menor idea de lo que el castaño le había hablado en todo ese rato, sin embargo, aquellas palabras fueron un balde de agua fría que penetro su caliente mente haciéndola volver en sí.

Maldición cerro los ojos con fuerza sintiendo como la sangre invadía todo su rostro, nunca había hecho algo como esto y lo peor es que era Eren quien estaba detrás de ella

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