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Su pequeña mano fue interceptada por la de su madre quien le regalo una sonrisa confortante antes de continuar con su explicación.

-Cuando tenía tu edad, tu abuela me hizo prometer llevar el legado de nuestra familia con el fin de encontrar nuestro propósito. Esta marca fue llevada por mi madre y la madre de su madre y ahora será traspasada a ti.

La azabache confiaba en las palabras de su madre, pero le aterraba la aguja que estaba sobre la mesa.

-¿Me dolerá? -pregunto con temor-

-Solo un poco, la tinta que compro tu padre debe ser utilizada con esta aguja.

Y apretando con fuerza sintió la aguja punzar varias veces su delgada muñeca; su distracción fue el cantico que su padre mientras desplumaba el ave junto a la mesa.



Eren se removió incomodo a través de las sabanas suspirando molesto cada diez segundos; abrió los ojos entre la oscuridad dándose cuenta que sin duda sería una larga noche sin el, pero era necesario si quería madurar y volverse un hombre como se había prometido aquella tarde.

Sin duda haría todo lo posible por unirse a la legión de reconocimiento aunque su madre lo regañara, era la única forma en que podía hacerle frente a la realidad fuera de las murallas y que todos ignoraban.

Unos pasos débiles sobre la madera le alertaron que alguien se aproximaba a su habitación, cerro los ojos de golpe pensando que su madre venía a revisar si estaba durmiendo, pero cuando escucho la puerta de su habitación abrirse con cuidado y quedarse así por varios segundos abrió los ojos.

-¿Que haces aquí ? - suspiro con pesadez- es tarde, ve a dormir. Mamá te regañara.

La chica lo miraba tímidamente a través de la gruesa bufanda roja que yacía a su alrededor cubriendo gran parte de su rostro. Se acerco unos pasos y extendió el peluche café tejido a mano que Eren había dejado al lado de la cocinilla para tirarlo a la mañana siguiente.

- Lo encontré en el suelo -murmuro alzándolo -Pensé que no podrías dormir

-Déjalo Mika, no puedo unirme a la legión si sigo durmiendo con ese peluche; debo convertirme en un hombre.

Se giro dándole la espalda a la azabache pretendiendo dormir. Los pasos se iniciaron nuevamente hasta que la cama del castaño se hundió.

-En serio Mika ve a dormir no quiero ese peluche.

Se giro molesto dispuesto a reafirmarle su decisión, pero se detuvo al ver su mirada de tristeza sobre el peluche. Se encontraba sobre su cama abrazando sus piernas mientras sus rodillas se apegaban a su pecho y con su mano libre lo sostenía en altura.

-Deberías conservarlo fue un regalo de tu madre - la tristeza tintaba su voz -

Eren la observo unos segundos en silencio mientras la chica miraba con tristeza el objeto más preciado por él. Hace días notaba a Mikasa más callada -de lo normal- y con un repentino insomnio que le hacía dormir por pocas horas.

-¿Extrañas a tus padres? - se atrevió a preguntar-

La azabache asintió mientras apoyaba el mentón en sus rodillas.

-En la mañana mientras vayamos a recoger madera, podríamos ir a tu casa y buscar algo de ellos. No queda muy cerca , por lo que debemos tener una buena historia para cuando regresemos...-hizo una mueca pensativo- llevamos agua y algo de comida así...-se detuvo al ver que la chica negaba- ¿no quieres ir?

- Papá me enseño muchas cosas y mamá me dio esto.

Descubrió los vendajes de su muñeca izquierda; aquella muñeca que ni el ni sus padres habían logrado ver o preguntar acerca de ella. Quedo anonadado al ver que algo negro se encontraba impregnado en el.

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