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Capítulo 31

Una niña que acaba de cumplir 10 años este año.

Aunque mantenía una estrecha relación con el marqués Lucillion desde hace mucho tiempo, nunca había visto a Ariel, la joven hija del marqués.

El marqués siempre había sido reticente con ella.

Ahora que Ariel estaba herida, el Duque se preguntó si debía contarle al Marqués Lucillion sobre lo que sucedió, pero de repente pensó en las palabras del Gran Duque y se calló.

Era el momento de averiguar quién había causado el accidente del carruaje.

◈◆◈◆◈◆

Esa noche, el hijo del Gran Duque, Luciano Desmond La Carte, que había pasado por seis portales, regresó a la residencia del Gran Duque.

- "¡Príncipe!"

Luciano, que atravesó el continente como una tormenta sin enviar un mensaje de que volvería, visitó a Ariel apenas llego.

- "¿Dónde está la niña?"

- "La joven señora está dentro..."

Pero antes de que Allen, el mayordomo, pudiera terminar su frase, Luciano ya había pasado junto a él.

Allen se apresuró a seguirlo y miró la pequeña espalda de su amo, al que no veía desde hacía unos meses.

Una persona normal puede soportar cruzar como máximo tres portales por día.

Esto se debe a que cruzar un portal consume mucha fuerza física.

La fuerza física depende de que tan poderoso es el maná que posee, por eso una persona que atraviesa una gran distancia tiene que soportar la fatiga que sentirá después.

Viajar más de tres portales podría haber causado agotamiento o pérdida de conciencia.

Sin embargo, Luciano, que había cruzado seis portales en medio día, no sintió ni una sola gota de cansancio.

Es un tramo agudo de impulso que está cerca de la vida.

A lo largo del invierno, el niño creció y sus rasgos se afinaron.

Debajo de su pelo negro, estaban sus ojos fríos y profundos como el océano.

La mirada gélida que parece una tormenta invernal helada hacía temblar a la gente cada vez que pasaba por delante de él.

La zona en la que se aloja Luciano en la Academia Imperial Johannes es la parte occidental del imperio, donde el clima es invernal durante la mitad del año, por lo que ni siquiera sabía que tenía una impresión de frío.

Luciano agarro el picaporte con un toque que no tenía ninguna consideración con la puerta.

Al entrar, se desplegó ante sus ojos una habitación femenina de color rosa.

Una chica envuelta en una gruesa manta sobre una cama de siesta con dosel de encaje estaba tumbada respirando un poco.

- "Príncipe Luciano".

Bruno, que custodiaba el lado de la princesa, se levantó con cara de sorpresa.

Luciano lo ignoró y se acercó a la cama con pasos impacientes.

Las mejillas de la muchacha estaban enrojecidas por el calor.

Su respiración irregular demostraba que el cuerpo de la niña no era normal.

- "¿Qué ha sucedido?"

Una pregunta helada le cayó a Bruno.

El antiguo Mago Jefe, que conocía la identidad de La Carte, trato de parecer tranquilo para no alterar sus nervios.