15. Está muerto

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LOUIS

-Bien, señoritas. Estos diez mil euros serán vuestros si y solo si, conseguís distraer a esos gilipollas que están en la puerta -las cinco chicas miran hacia atrás, dónde tres hombres hacen guardia-. ¿Qué decís?

Una de ellas sonríe pasándose la lengua por los labios.

-Eso es pan comido para nosotras -sonrío de vuelta y vuelvo a guardar el maletín en el coche.

-Pues en marcha -ellas se levantan las casi inexistentes faltan y se arreglan el pelo y después echan a andar a lo largo del camino de tierra que lleva hacia el portón de la Mansión.

Guardo el meletín en el coche y Mario abre el maletero. Surtimos de armas a los hombres y nos preparamos para atacar. 

Niall explica el plan a los hombres. Les dice a algunos que deben saltar el muro de la parte de atrás, y a otros tantos que deben atacar frontalmente para despejarnos el camino a Mario y a mi. Los hombres se ponen en marcha después de haberse asegurado de que los guardias ya no están en la puerta, y Bianchi y yo esperamos apoyados en el capó del coche.

Minutos más tarde mi móvil vibra avisándome de que me llegó un nuevo mensaje de Niall.

Despejado.

-Demasiado fácil -murmura Mario.

-Nos están esperando. Él quería que veniésemos.

Preparamos nuestras armas y nos aseguramos de que están cargadas. A continuación contamos hasta tres y entramos en la propiedad. No hay rastro de ningún guardia, lo único que vemos es a nuestros hombres cubriéndonos las espaldas.

Entrar en la casa ha sido más fácil de lo que debería y eso me hace mantenerme alerta. El hijo de puta tiene un plan contra nosotros. La puerta principal se abre y Bianchi y yo apuntamos directamente a la persona que sale tras ella.

Me quedo sin aire cuando veo a Rossini apuntar a Bianca con una pistola en la cabeza. Mario un par de metros más allá tiene mi misma impresión.

-Bienvenidos, os estaba esperando -la sonrisa cínica que lleva en su cara me hace querer meterle una bala entre ceja y ceja, pero el muy canalla se cubre con Bianca.

-No saldrás vivo de aquí, Rossini. Será mejor que sueltes a mi mujer antes de que te arrepientas de haberte atrevido a ponerle un dedo encima -gruño.

-Ya te he dicho antes que no estabas en posición de amenazar. 

-Y yo te he dicho que la sueltes -murmuro. Aprieto la mandíbula hasta que me rechinan los dientes.

Rossini sonríe de una forma que no me gusta nada y después empuja a Bianca. Ella queda entre Mario y yo, a un par de metros de distancia de cada uno.

-Creo que solo se me ocurre una forma de mandaros al infierno a ambos -murmura.

Y lo que pasa hace que mi corazón se detenga por unos instantes. Rossini aprieta el gatillo y una bala sale disparada hacia Bianca. Me quedo paralizado, viendo como la mujer que amo está a punto de ser alcanzada por la muerte y sintiendo como mi vida se destruye en mil pedazos a medida que la bala se acerca a ella.

Pero entonces veo a Mario frente a Bianca con su mano en el pecho, que gotea sangre. Entonces reacciono y disparo repetidas veces, al igual que Mario, quien, antes de caer al suelo inconsciente, vacía el cargador de su pistola en el cuerpo de Rossini.

Cuando ya no me quedan más balas, bajo el arma siendo testigo de como Franco Rossini cae abatido. Ahora sí puedo asegurar que ese hijo de puta está bien muerto.

Lo siguiente que escucho es a Bianca gritar el nombre de Mario mientras el se desploma contra el suelo. Ella se agacha a su lado y hace presión en la herida de su pecho.

-No, Mario. Abre los ojos por favor. Ábrelos -veo como mi mujer derrama lágrimas por el que hace meses había considerado mi aliado y hasta hace poco mi enemigo.

Tiro la pistola al suelo y rompo la manga de mi camisa, entonces me agacho y presiono la tela sobre el pecho herido de Bianchi evitando que siga perdiendo sangre. Pero sé que eso no es suficiente. A Mario no le queda mucho más.

-Bianchi, no seas cabrón y abre los ojos, que estás asustando a Bianca -le digo al cuero inerte de Mario en un intento de aliviar parte del dolor que BIanca está sintiendo en estos momentos.

-Louis, está muerto -susurra ella. Yo niego.

-No, no lo está. Todavía tiene pulso -la miro y suspiro-. Por favor, ve a por Niall y pídele que llame a una ambulancia.

Ella asiente y, secándose la lágrimas se pone de pie y corre por el sendero de piedra que conduce al gran portón de entrada.

-Vamos a ver, grandísimo hijo de puta. Ya está abriendo los ojos si no quieres que le de de comer tus restos a mi pastor alemán. No vas a causarle ese sufrimiento a Bianca, ¿me oyes? No vas a morirte, porque te juro que si lo haces bajaré hasta el infierno y te partiré todos los huesos.

-Joder... si al final me vas a tener cariño y todo -su voz suena profundamente débil, haciéndome saber que, a pesar de estar consciente, si no hacemos algo rápido acabará muriendo.

-Mantén los ojos abiertos, la ambulancia no tardará -respondo haciendo presión todavía en su pecho.

-Y... -traga saliva-. ¿Y qué estás haciendo aquí todavía? Si te ven te detendrán, y esta vez no podré hacer nada.

-Eso no importa ahora -respondo rotundamente.

-Sí que importa, no vas a dejar a Bianca sola y menos ahora que está embarazada. ¿Es que acaso quieres perderte la vida de tu hijo? -suspiro y niego-. Vete, y llévatela. 

-No voy a dejarte solo, Mario.

Siento una mano en mi hombro, y al levantar la cabeza me doy cuenta de que es Niall. Bianca se arrodilla al lado de Mario y acaricia su cara.

-Es hora de irse, amigo -me dice Niall. Bianca agarra la mano de Mario, y él, con la poca fuerza que le queda, se la lleva a la boca para besársela.

-No podemos dejarle solo aquí -gruño.

-Yo me quedaré con él -dice Bianca y tanto Mario como yo nos negamos-. Me quedaré y punto. A la policía les diré que Rossini me tenía retenida por la fuerza y que Mario vino a por mi, y que tratando de sacarme del lugar fue herido por él.

-Louis, vamos, deja que ella se quede. Ahora está a salvo -pide Niall. 

Suspiro, me pongo en pie y, tras besar la frente de Bianca, me voy junto a mi amigo, sintiendo de lejos, la sirena de una ambulancia acercándose.

Mientras me subo en el coche y me pongo en marcha, no puedo evitar pensar que quizás este sea el fin de Mario Bianchi.

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 Rossini está muerto y Mario no le queda mucho. Y todas amenazándome de muerte si le pasaba algo a Louis :D Pues ya véis que no es él el que muere. Al menos no por el momento jeje

¿Qué os ha parecido el capítulo? 

Poséeme (Louis Tomlinson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora