LOUIS
Siento una presión en mi pecho al darme cuenta de que he sido rechazado una vez más. Pero ¿qué esperaba? Al fin y al cabo he sido yo quien la ha apartado de mi lado.
La camisa me queda grande, pero al menos estoy seco. Bajo las escaleras y, en el salón, me encuentro a Bianca con su madre. Elisa al verme se pone de pie y me agarra del brazo.
-Ven, hijo, siéntate. ¿Te apetece un café? -me pregunta arrastrándome hasta el sofá en el que se encuentra su hija.
-No, gracias, muy amable. Así estoy bien -respondo con una sonrisa. Ella frota mi espalda y después me deja solo con Bianca.
Ella me ignora, simplemente se dedica a ver algo en su teléfono móvil. Algo que está atrayendo mi curiosidad porque no deja de sonreír mientras lee. Frunzo el ceño y me inclino disimuladamente para ver qué o quién está haciéndola sonreír.
Alcanzo a ver el remitente justo antes de que ella aparte el teléfono de mi campo de visión y me mire con el ceño fruncido.
-Él si sabe como tratar a una mujer -dice y entonces hace algo que me sorprende-. Dicono che gli angeli sono le creature più belle del mondo. Allora devo essere fortunato perché ho trovato uno. (Dicen que los ángeles son las criaturas más bellas del mundo. Entonces debo tener mucha suerte porque he encontrado uno)
-Mariconazo -murmuro. ¿Quién se cree el imbécil de Mario? Bianca me pertenece-. Adesso i miei occhi sono aperti, adesso c'è luce nella mia vita, adesso c'è la felicità nella mia anima, adesso ci sei tu nel mio cuore. (Ahora mis ojos están abiertos, ahora hay luz en mi vida, ahora hay felicidad en mi alma, ahora que estás aquí en mi corazón)
-Se ami davvero qualcuno, tutto quello che voglio per lui è la sua felicità, anche se non può dare la. (Si realmente quieres a alguien, lo único que quieres para él es su felicidad, incluso si tú no se la puedes dar) -cierro los ojos y suspiro. Soy demasiado egoísta como para aceptar que debo dejarla ser feliz con otro. Ella es mía, y seguirá siéndolo a pesar de todo.
-Ti amo, non solo come si è, ma come lo sono io quando sto con te (Te quiero, no solo por como eres, sino por como soy yo cuando estoy contigo)
-¡Basta ya de tonterías, Louis! Debes aceptar que lo nuestro se acabó y ya no hay marcha atrás -exclama levantándose de golpe. Lo dice convencida, pero sus ojos me dicen que está mintiendo y eso me da la esperanza que necesito para no rendirme.
Decido que debo darle un respiro, porque sé que si sigo insistiendo no lograré nada, por eso me pongo en pie y me dirijo hacia la salida rozando su mano con la mía al pasar. Abro la puerta y antes de salir me giro para verla.
-Boscolo Exedra, a las diez -digo y finalmente me voy.
Rendirse es de cobardes y desde luego yo no lo soy. Jugaré todas y cada una de mis cartas, y de algo estoy seguro. Bianca Grimaldi volverá a ser mía, y esta vez, para siempre.
BIANCA
No sé cual es el motivo de que en estos momentos este en un taxi camino del Boscolo Exedra. Me he pasado prácticamente toda la tarde asegurándome a mi misma que ignoraría las palabras de Louis, pero a medida que se iba acercando la hora una extraña sensación se apoderó de mi. Eso acompañado de las palabras de mi madre asegurándome de que si no acudía me arrepentiría toda la vida, ha hecho que me haya cambiado a la velocidad de la luz y parado el primer taxi que se me cruza.
Subo las escaleras de piedra una a una lentamente, estando cada vez más convencida de que esto es un error. Aun así mis piernas no se detienen y siguen avanzando hasta la recepción, donde un hombre me atiende. Pregunto por Louis Tomlinson y él me indica que me está esperando en la suite presidencial, cosa que me hace arquear una ceja.
El sonido de mis tacones rebota por la estancia mientras me dedico a subir lentamente las escaleras. Podría haber subido en ascensor, pero esa opción no me dejaría el margen necesario para decidir si estoy cien por cien segura de esto.
La puerta de madera oscura se cierne frente a mi, y suspiro un par de veces antes de decidirme a llamar, pero en el último momento me inunda el temor y me doy la vuelta dispuesta a salir corriendo. Pero para mi desgracia la puerta se abre y un Louis, vestido únicamente con una pantalón y una camisa blanca arremangada, aparece tras ella. En la mano lleva una copa de champán y en la cara lleva plasmada una sonrisa de triunfo. Sabía que vendría.
-Hola -murmura dejándome pasar. La lujosa habitación parece una fusión entre el estilo neoclásico y el contemporáneo, con puertas y ventanas de doble altura y muy luminosa. Me parece todo demasiado pijo, pero no se puede negar que está todo decorado con buen gusto.
Louis me tiende otra copa de champán. Miro su brazo extendido hacia mi con una ceja alzada. Sabe perfectamente que no puedo tomar alcohol así que no sé a que está jugando, o si es que simplemente se le olvido.
-Es zumo de manzana -me dice. A pesar de su aclaración, lo rechazo.
-No te molestes, ni siquiera sé para qué he venido -digo dirigiéndome hacia la puerta, sintiendo como la poca seguridad que tenía me abandona por completo.
Louis agarra mi brazo evitando mi huída y acabo acorralada contra su pecho. Nuestras respiraciones se mezclan, y no consigo apartar la mirada de sus ojos azules. Una de sus manos sube por mi espalda repartiendo ligeras caricias que hacen que me estremezca. Quisiera soltarme, darle una bofeta y largarme de este sitio, pero mi cuerpo no reacciona.
-Has venido porque en el fondo sabes que esto todavía no se ha acabado -murmura. Su nariz acaricia la mía, y siento las piernas flaquear.
-Louis...
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¡Hola! Bueno, hace tiempo que no subía por falta de inspiración, aunque debo reconocer que en parte es por vagancia así que para que la vagancia no me impida subir voy a hacer como en mi otra fanfic "The Footballer" en la cual pongo un mínimo de votos y cuando este se alcance subo capítulo. Así cuando lleguéis al límite que os imponga -que más bien es para imponerme a mi subir-, subiré un nuevo capítulo. Voy a empezar con un límite de 10 votos.
¿Qué creéis que va a pasar ahora? Solo os aviso de que pronto empezará la acción.
