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Después de terminar de ver esa fantástica película, salimos a tomar un poco de aire fresco mientras tomábamos un par de refrescos. La ciudad había sido tomada por la oscuridad, es mágico. ¿No creen? Cuando entras al cine y es de día aún, pero sales y ya es completamente de noche, es como si el tiempo hubiera corrido pero tu no hubieras estado junto a él.

-Vamos a mi casa. --dijo Bella.

-¿Ahora? --pregunté mientras terminaba mi refresco y lo botaba en la basura. Con una sola mirada pude entender a lo que se refería. ¿Este sería el día?¿Debería dejar que suceda así?

Maldita sea, ¿Desde cuándo pienso tanto las cosas?

Subimos al convertible, cerré todo ya que hacía frío, todavía en las noches se sentía ese frío. Prendí la radio, como para divertirnos un rato y empezó a sonar 'The Nights' de mi queridísimo Avicii, era el mejor, debemos admitirlo. Como fan que soy, empecé a cantarla con sentimiento como debe de ser, y pues algo que me agradó mucho es que Bella también me siguió en mi locura. No sabía que le gustara tanto esta canción. Además, no fue la única que sonó, le seguían más canciones de ese estilo, fue un viaje muy divertido y entretenido. Como nunca antes.

-Wow, las pocas veces que prendo la radio y las canciones son buenas. Que buena tarde pasamos. --comenté mientras entrábamos a su departamento.

-Sí, fue genial. Amo pasar la tarde contigo. --tiró las llaves a un lado, y luego me dio un beso, pero no fue como los anteriores, este tuvo una duración más prolongada y con una pícara sonrisa al final.

Yo le devolví el beso pero esta vez fue distinto, durante el beso sostuve mejor su cintura, mis manos la tomaban fuertemente, demostraban mis ansias de ella, sus manos que se encontraban en mi nuca pasaron lentamente a mis mejillas, las cuales se encontraban rojas por el frío gélido de la brisa nocturna. Mis labios empezaron a juguetear de forma más intensa, mi lengua saboreó el dulce sabor de su labial de cereza que tanto me encanta. El espacio cada vez era menos entre nosotras. Una de mis manos se resbaló por su muslo, perfectamente proporcionado a su contextura, su falda era el único impedimento del roce de mis manos heladas por la humedad del ambiente.

Nos separó su necesidad de llevarme a un lugar más cómodo, su mano tomaba la mía y mi sonrisa no desaparecía. La suya era una nerviosa, tímida, pero no dejaba su lado juguetón atrás.

Pude conocer su habitación, era mediana, estaba su amplia y cómoda cama justo en el medio de ésta. El closet estaba en frente de ella, lo demás era decoración, y qué más da, sólo puedo fijarme en ella y su cara completamente enrojecida. Estaba hermosa, siempre lo está, pero verla sentada en la cama, esperándome mientras se quitaba la polera que estaba utilizando, para demostrarme que era lo único que llevaba, además de su brasier de encaje violeta llegando al negro.

Mi chaqueta desapareció de igual forma, mis zapatos y los de ella también. Ahora podría tocar su fina y suave piel, mis manos causaron una reacción al tocarla, se erizó y retrocedió.

-Tus manos están muy frías...--comentó.

-No lo estarán en un rato.

Ella tomó mi camiseta con fuerza causando que mi cuerpo se acercara, sus piernas rodearon mi cintura atrayéndola suavemente hacia su cuerpo. Durante
el beso, las manos de Bella no dejaban en paz mi camiseta, ella intentaba arrancarla de mi, así que la saqué para que pudiera disfrutar finalmente de mi cuacidesnudez. Su mirada era de asombro, tapó su boca.

-Wow...

-¿Pasa algo? --dije aún con mi camiseta en la mano.

-Sí, es decir, pasan muchas cosas en mi mente y cuerpo... --tomé su mano y la coloqué en uno de mis senos.-- Wow. --Sonreí por su reacción.

Las luces de LondresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora