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Pov. Athena

Acompañé a Lorraine a un chequeo, dijo que no quería ir sola a este. No sé si fue una buena idea acompañarla, pero el hecho de que esté esperando un hijo, hace que mi enojo solo disminuya por determinados lapsos de tiempo. 

El sol de primavera empezaba y algo que me agrada de esta estación es que cuando conduzco con el convertible, puedo sentirme fresca sin importar si está cerrado o abierto. Simplemente es una maravilla.

-Amo este carro. --comentó Lorraine.-- Te ves muy sexy en él.--bromeó.

-Límites.

Abrí las puertas, después de estacionarlo a unos metros de la entrada a la clínica. Era inmenso, limpio, no sabía de su existencia o quizá Andrew me lo comentó cuando estábamos escogiendo la clínica donde me atendería si me ocurre algo, pero simplemente lo ignoré. 

El hospital era muy ventilado e iluminado, habían muchas ventanas, lo cual me agrada, ya que puedo ver las áreas verdes constantemente. Me transmite paz.

Llegamos al consultorio. La verdad creí que nunca conocería uno, no me hacía falta tampoco. La doctora era muy amable, parece que ella y Lorraine se llevaban muy bien.

-Así que tu eres Athena.--la doctora me saludó con una sonrisa.

-Sí... Athena Beumont.--contesté.

-¡Oh! Eres la chef, ¿Cierto? La del restaurante The Present. Te felicito, eres muy talentosa. Una vez fui allí y me atendieron de maravilla. Te mereces las 3 estrellas.

-Gracias, pero creo que me falta mucho para llegar a las 3.

Lorraine se dirigió directamente a la camilla, se recostó en ella, yo solo estaba apoyada en uno de los estantes cercanos. La doctora empezó a prender todas las máquinas cercanas, no sabía que ahora eran tan modernas, normalmente las veía en películas.

No había notado que ya estaba empezando a cambiar su cuerpo, su vientre estaba más hinchado. Podía notar como sonreía al ver ese tejido apenas con forma en una pantalla, es como si fuera un trofeo del que está por ganar. 

No prestaba atención a nada de lo que hablaban, estaba simplemente atenta a su rostro iluminado, es como si no tuviera más problemas, sólo estaba feliz, no le interesaba nada más.

-Bueno, ¿Estás preparada para saber el género, Lorraine? --preguntó la doctora.

-¡Sí! --emocionada contestó al instante.

La doctora empezó a buscar como si fuera una aguja en un pajar, la emoción de Lorraine no hizo más que contagiarme. Me acerqué para observar esa pantalla en blanco y negro que ni siquiera entiendo como funciona, pero estaba ahí, intentando buscar un indicio junto a Lorraine. 

-¡Es un niño! --anunció la noticia.

Lorraine estaba emocionada, y yo sólo seguía observándola, la emoción que se reflejaba en ella me cautivó a tal punto que no noté, cuando tomó mi mano, sólo sentía la fuerza que ejercía en ella. 

¿Debería tomarlo como una...epifanía?

-Eso fue... emocionante.--comenté mientras me acomodaba en el asiento del conductor.

-Tengo que escoger un nombre.--ella sólo miraba al cielo totalmente iluminada y recostada en el asiento del copiloto, esa sonrisa volvió a aparecer, la misma de cuando hablaban de que todo iba perfecto en su embarazo.

Durante el camino no hablé mucho, seguía pensando en ese momento tan precioso, y dulce. ¿Así es como se siente la maternidad?

Recibí una llamada de Bella, pero estaba conduciendo y además Lorraine estaba en el carro, no me gusta que escuchen mis conversaciones y menos con mi novia. Sigue sonando algo extraño además de que lo llevo diciendo recién hace una semana o dos. 

Las luces de LondresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora