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Mi mente y mi cuerpo no trabajan en equipo. Están en guerra constantemente. Usualmente no lo noto, pero hay días en que la mayoría de las personas sí lo nota.

-¿En qué piensas? --Lorraine agitada por el placer que le genero, notó que no estaba presente o del todo concentrada.

-¿Qué?

-¿En qué piensas? Estás rara. --ella se sentó y eso hizo que pausáramos por un rato.

-No... No pienso en nada. --besé sus piernas descubiertas para que dejara el temy siguiéramos con lo nuestro.

-Athena... No estás aquí.--detuvo mi intento de seducción.-- ¿Qué sucede?

Me recosté a su costado para poder conversar mejor, ya que al parecer ella no quería continuar así.

-Nada... Los restaurantes me tienen preocupada.

-¿Stephen hizo algo?--se preocupó mucho pero la tranquilicé.

-No, no, no... Es que tengo que oficializar la empresa y creo que eso pueda retrasar algo en Cambridge. Es eso... No te preocupes, ven.--la abracé.-- Todo va a estar bien...--le di un beso.

¿Qué podría hacer con la información de ayer? ¿Debería hacer algo? ¿Por qué debería hacer algo? Solo pienso en ella. En su piel, su olor, su cabello, sus ojos, su sonrisa, su voz, sus gestos, sus manos, todo. Mi mente trata de disfrutar a Lorraine pero mi cuerpo busca a Bella. Busca el calor que le porducía, el olor que lo enloquecía. No puedo concentrarme en nada más y eso me hace enojar. Tengo a Lorraine ahora pero no me siento completa, siento que lo hago por presión. Mi mente sabe que no la amo aunque me hace pensar que sí. 

Me enamoré de Bella pero aún tengo ese sentimiento de deber con Lorraine. No quiero hacerle daño, ella se esforzó tanto y aguantó tanto por esto. No es justo, no es justo, no es justo.

¿Qué hago? 

Fui a la oficina de Andrew para definitivamente formar la empresa, ya es hora. No quiero perder más tiempo. Además Cambridge ya está en proceso de construcción desde hace un tiempo y sería bueno que vaya a ver como está yendo la construcción.

-Athena, mi chef estrella número 1. ¿Estás lista para celebrar? Por que traje la mejor champaña que tengo.

-¿Hoy se podrá celebrar?--pregunté pues el proceso ha sido muy rápido.

-Efectivamente. Sólo tienes que firmar y todo estará en orden.--me acercó el papel de los registros públicos que firmpe después de leer todo relacionado a mi cargo y basicamente soy la dueña de mi empresa.-- Felicidades, CEO.--abrió la champaña.

-Bueno, ya era hora.--tomé la copa que me acercó y estaba llena con champaña.-- Por Erichthonius Corp.

-Por Erichthonius Corp.--brindamos.-- Es cierto... Tengo una pregunta... ¿Por qué ese nombre?

-Porque Erichthonius es el supuesto primer hijo de la diosa Athena, ¿Alguna duda? --dije mientras tomaba un poco de la champaña servida.

Maldita sea, extrañaba el alcohol.

-No.--rió.--Es un nombre perfecto.

Después de celebrar por mí nueva firma, nos pusimos a hablar de temas más futuristicos.

-¿Qué tal si... Abrimos un restaurante en USA antes que Italia?--comenté.

-¿USA? ¿Otro continente? --lo dudó.-- Suena interesante, pero... No tenemos contactos allá o inversionistas.

-Sí, los tenemos, ¿Recuerdas? En año nuevo. Conocimos inversionistas de América que estaban interesados.

-Oh... Tienes razón. --empezó a buscar en el tarjetero.-- Por aquí tengo la tarjeta.--con una cara de satisfacción me enseñó ese pedazo de cartón con un nombre.-- ¡Aquí esta! Voy a llamarlos inmediatamente para hablar de la idea.

Las luces de LondresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora