Capítulo 45🍷

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Mafias, leyes y tratos (Parte 2)

Omnisciente

Ella despierta cansada y un tanto adolorida. Él rodea su cuerpo con sus brazos. Maisie tiene miedo de que ella sienta algo malditamente insano hacia alguien que no conoce, pero a la vez ella lo siente bien. Quizás ya está comenzando a perder la cabeza.

Para sus adentros ella se maldice al sentirse tan malditamente bien cada vez que él la toma, y eso que apenas van tres veces. No quisiera saber si fueran más veces.

Sus caricias son suaves, pero cargadas de lujuria. Ella solo se limita a sentir lo que él le provoca, quiere dejar su mente en blanco y así no maldecirse por ser una jodida enferma.

Sus labios atrapan los de ella en un profundo beso que la hace estremecerse y en vez de sentirse en el cielo, se siente en el infierno.

Sabe que solo es algo que le ayudará a mantenerse viva, a sobrevivir en este jodido cautiverio, porque sino ella piensa que podría ser peor. Quizás está errando, pero ya le da igual lo que pueda pasar.

Su mente sigue aún procesando lo que acaba de pasar: dos hombres follándola al mismo tiempo. Algo tan sucia que nunca pensó hacer, pero lo hizo y le encantó.

—¿Por qué no me dices quién eres? —ella detiene el beso para preguntarle por milésima vez esa pregunta que le ronda la cabeza de hace algunos meses.

—Todo a su tiempo, dulce Maisie.

—¿Cuándo va a llegar ese maldito tiempo, Black? —ella trata de levantarse de la cama, pero él la detiene. Su toque quema, es como si donde su piel junto con la de él ardiera en llamas.

—A veces me enojas Maisie y cuando pasa eso solo quiero follarte.

—¡Me compartiste! —espeta ella, se siente muy furiosa, mas que todo, por lo que ella sintió en ese momento. Es como si ya conociera al otro hombre que la estaba poseyendo.

Todo está muy mal, todo está de la mierda.

—Lo sé, pero si no lo hacía no iba haber tregua, Maisie.

—No importa. —Por un descanso mental ella no quiere seguir discutiendo el tema—. Eres un maldito enfermo.

En un abrir y cerrar de ojos él está sobre ella, que comienza a sentir ese ardor en su sexo y sus nervios se ponen al mil.

—Y dime, dulce Maisie, ¿y tú no lo eres? —Acerca sus labios a los de ella, un solo roce basta para que el corazón se le acelere.

—No lo soy. —Una respuesta que parece que trata de convencerla mas a ella misma que a Black.

Es una presa que en este momento se encuentra susceptible ante su cazador y no lo quiere demostrar.

—Entonces, ¿no me deseas? —Su mano baja hasta su vagina, una suave caricia basta para hacerla jadear—. ¿No quieres que te folle a mi antojo cuando quiera y como quiera?

Por una puta vez en la vida ella quiere estar bien con su raciocinio, pero no. Es tanta las ganas de follar con él que ni siquiera puede estar cuerda de la cabeza.

Esto está mal, ellos están mal, pero lo sienten demasiado bien.

—¿Qué quieres de mí? —la voz de Maisie sale apenas en un susurro.

—Destruirte —su mano viaja al cuello largo de la joven ejerciendo cierta presión.

—Y yo a ti —sentencia ella.

Él se acomoda entre sus piernas para entrar en ella.

Ambos se funden en un beso, mientras él se mueve. Ella gime, el jadea.

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