Capítulo 37🍷

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Edward

Odette sabe como defenderse muy bien a pesar de ser la menor de los tres.

Nuestra familia es muy poderosa, pero sabemos mantenernos ocultos. Les damos a los Vis Belli y al CEPS, lo que quieren, sin embargo, es información errónea, falsa.

No nos conviene que ellos sepan de quiénes somos en realidad.

Muy bien dicen que las apariencias engañan, y los Black somos expertos en engañar.

Mi hermano mayor se ha olvidado de atender nuestros asuntos, y todo por esa chica Maisie. Sin saber que ella vienen de una familia en donde prácticamente los problemas eran su día a día.

Los Wilde son unos desgraciados, y lo sé gracias a la información que pude conseguir con unos contactos.

Salgo del hotel con los escoltas para dirigirme al centro de Moscú.

Necesito hablar con los Dashkov, ya que los Ivanov suelen ser un poco traicioneros, pero no los culpo, así es este mundo. No hay amigos y solo nos interesan dos cosas: el poder y la familia.

Mi madre y mi padre nos dejaron un gran imperio a mí y a mis hermanos, y ese imperio lo tenemos que defender con sangre si es posible hasta matamos por ello.

Tener sangre Lestrange nos hace todavía más superiores, ya que el clan Lestrange es el que gobierna en Francia y mi madre es una Lestrange, así que tenemos que cuidar de su herencia, de su legado.

Nosotros no solo tenemos territorios en Francia, sino alrededor del mundo. Desde América, Europa, Asia y el más importante, África.

Por suerte, me traje varios antonegras por si las cosas se salen un poco de control.

Mi meta es tener una parte de territorio en Rusia, aunque los Dashkov no lo quieran.

Sino aceptan por las buenas entonces será por las malas.

Cargo mi Glock por si las cosas se salen un poco de control.

Es en este momento en el que deseo que Odette hubiese venido conmigo para darle frente a Adenka Dashkova.

La maldita prima de Adrik Dashkov.

Trataré de negociar parte de un territorio y sino quieren, quizás después venga por ellos.

Me subo a la camioneta, ya que Adenka me mandó la dirección del lugar clandestino en donde nos encontraremos.

Decido hacerle una llamada a Odette, ya que ella anda pisándole los talones a los griegos y los españoles.

—Hola, hermanita—digo cuando ella descuelga su móvil.

Malnacido, yo quería ir contigo.

—Tú decidiste ir detrás de los griegos, ahora te aguantas —sus actitudes a veces me desesperan un pongo y me dan dolores de cabeza.

Ya sé, pero pudiste esperar—gruñe—, quería darle un tiro en la frente a la maldita de Adenka.

—Pensé que tú y Adenka eran muy buenas amigas. —Me burlo de ella.

Sabes que no existen amigos en este mundo, sin embargo, sí existen los Némesis y ella y yo somos el claro ejemplo de ello.

Tiene razón, es una regla de oro que todo aquel que osa estar en este mundo tiene que saber. Nada nos tiene que amedrantar, tenemos que ser fuertes.

El raciocinio nunca va a existir  cuando se habla de traición.

—En mejor tenerla cerca, usa tu habilidad de persuasión, Odette—le aconsejo, mientras observo los edificios de Moscú y a la gente que tiene vida normal pasar por la calle  —, quizás no le hagas creer que es tu amiga, pero obvio, nadie en la mafia lo creería, acércate más ella. Se ve que Adenka es un poco más sentimental que los demás.

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