Capítulo 34🍷

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Maisie

Odeth entra a mi habitación, irrumpiendo mi privacidad.

—Te ves muy linda, Maisie —dice, como si minutos antes no irrumpiera de forma abrupta en mi habitación.

Definitivamente los Black no saben que es la privacidad.

La veo y me admiro, esa mujer siempre luce hermosa con cualquier cosa que se ponga.

Ese vestido negro favorece a su buena figura y a ese par de piernas largas que tiene.

En cambio, yo por ser un poco mas baja, siento que a veces nada me queda bien. Mis amigas decían que al menos mi trasero se veía bien y mis piernas igual, pero eso a veces no me quita mis inseguridades.

Black me hace sentir hermosa por lo que soy, y me encanta que él me vea así. Me gusta pasar el tiempo con él, aunque terminemos pecando y aprovechando el cuerpo del uno y del otro.

—Gracias, tú igual te ves muy bien, Odeth—le devuelvo el cumplido.

Ella parece analizarme de pies a cabeza.

¿Me vestí mal? ¿será que no le gusta el vestido? 

No sé porque ella me intimida tanto como su hermano. Esta familia emana un aura intimidante, llena de poder y control, a tal punto que a veces yo cedo ante las peticiones de Black.

Es como si fuera una especie de robot, o simplemente yo soy tan tonta como para dejarme llevar.

Ya engullí su miembro con mi boca, porque yo quise, porque quise dejarme llevar por mis más sucios anhelos, por esas fantasías oscuras que todos poseemos, pero no sabemos.

¿Cómo mi boca tan pequeña pudo tener dentro algo tan grande?

Pensar en eso me causa gracia.

— ¿De qué te ríes? —Odeth eleva una ceja—, no quiero preguntar lo obvio pero la curiosidad mato al gato —ella se sienta en la cama y cruza sus piernas—. ¿Mi hermano tiene la polla grande? ¿Es gruesa? —no sé si lo pregunta para molestarme.

Mis mejillas arden de vergüenza, así que supongo que lo hace para vanagloriarse de mi timidez.

— Odeth—digo, pero la vergüenza me gana, así que oculto mi rostro entre mis manos.

Odeth comienza a reírse como si estuviera en un circo.

— No quiero saber que tanto han hecho tú y mi hermano —hace una pausa—, pero al ver tu reacción, yo confirmo todavía más lo obvio.

Me muerdo nos labios para evitar que mis nervios se acumulen.

— Ya, Odeth—le digo—. Tu hermano y yo no hemos cruzado ciertos limites, solo hacemos—niego con la cabeza—, otras cosas y ya.

Ella vuelve a reír.

— Apuesto que una de esas cosas es que él siempre tenga su boca en tu coño, Maisie —esta chica no conoce lo que es al menos un poco de pudor—. ¿Cómo es que el te dice? —frunce el ceño—, ¿Dulce Maisie?

Asiento y solo quiero que la tierra me trague muy lejos de aquí.

— Algún día le preguntaré si el sabor de tu coño le hace honor al nombre por el que él te llama —dice, con un tono de picardía en su voz.

Lo que dice ella me sorprende, al menos yo si tuviera algún hermano mayor o alguna hermana, no me atrevería a hablarle sobre mi vida sexual.

Pero a Odeth Black eso le da perfectamente igual.

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